Nuestra vida está marcada por experiencias y acontecimientos de todo tipo, que van forjando nuestro sistema interno de creencias. Muchas veces, tuvimos que aprender de nuestros errores y de nuestros momentos más amargos... esos lugares en los que nadie quiere estar parado.
En el pasto, en el banco de la plaza, en el patio exterior de la escuela, en cualquier lugar donde pueda apoyar mi cuerpo y ver hacia el cielo. Las copas de los árboles son infinitas desde mi perspectiva y las hojas secas fluyen libres en el suelo, sonando como el mar. La gama de colores de las hojas es tan hermosa como he visto en tantos libros.
Finito e infinito el universo... finito e infinito el otoño.
"Veinticinco minutos" es un poema inspirado en un abuelo del corazón, Dorcilio, un abuelo de 88 años, que precisamente, en veinticinco minutos (literales), me enseñó mas de lo que pude imaginar. Detrás de este poema se encuentra la intención de valorar a muestro adultos mayores. Aprender de ellos.
Raro, loco, diferente, inadaptado, extravagante, desopilante, artista. Somos miembros obligados de una sociedad que crea “adoquines” en serie. Pero como toda producción tiene su margen de error y como el control de calidad se hace 20 años más tarde, salimos todos juntos en fila.
El papel de la figura paterna en una familia, es tan importante como el de la madre. Nosotras aportamos seguridad, afecto, ternura y los padres aportan equilibrio, limites, protección y autoridad, dentro del núcleo familiar.
"Dejale un poco más el pie a la pelota; así ella entiende mejor lo que querés que haga." El consejo había sido dado por Diego Maradona a Lionel Messi... ¡nada menos!. Como si Messi necesitara consejos. Y sin embargo, no podía ser más profundo.