Los celos son una respuesta defensiva a un determinado tipo de situación, que se percibe como una amenaza para una relación a la que se le da valor: una persona se ve amenazada por la pérdida de algo en una relación con otra persona, debido a la presencia de un tercero.
El proceso denominado celos, comienza con percepciones que tiene alguien respecto a su pareja y éstas, dan lugar a interpretaciones; y estas interpretaciones a su vez, generan sentimientos que pueden o no, expresarse en la conducta de quien los siente.
Hay teorías que consideran los celos como algo natural, necesario... como una muestra de un compromiso monogámico; y otras teorías, que lo ven como una manifestación de posesividad, objetualización y neurosis. En mi opinión, los celos no son intrínsecamente malos o buenos, sanos o insanos.
Los celos se convierten en un problema, cuando interfieren en el buen funcionamiento de un estilo de vida o en una relación de pareja. En la medida que consumen un exceso de energía emocional, provocan hostilidad, separan las personas y ofuscan el pensamiento... ahí es donde pasan a ser un problema.
Las conductas de la persona celosa, pueden estar dirigidas a su pareja o a la tercera persona, cuando ésta es accesible y cuando la persona celosa, quiere pero no puede, controlar eficazmente la conducta de su compañero/a. En esos casos, casi siempre, la forma que adopta es la de castigo, que puede ser en forma de venganza, discusión, pelea, violencia o también, puede ser la de aislamiento de su pareja.
Los celos por temor a perder a la pareja, son los más comunes y van acompañados de una gran ansiedad y preocupación. Pero también, puede haber celos de los logros del otro... porque esto hace nacer inseguridad en algunas personas y empiezan a pensar que no son suficientemente buenos para su pareja, que tal vez encuentre alguien mejor, etc.
Muchas veces, se superponen con celos a la libertad personal del otro. Aquí tienen que ver más con posesividad. El otro no es nuestro: tiene su individualidad y debemos respetarla. Si lo sentimos propiedad nuestra, ya estamos partiendo de una relación que no es sana. Las personas no son de nadie más que de ellas mismas. El asumir un compromiso con otra persona, no significa pasar a ser de la otra persona. Es comprometerse a cumplir con determinadas pautas de conducta de ambas partes, pero no se pierde nunca la individualidad.