Su verdadero nombre fue Gabrielle Chanel, pero fue conocida mundialmente como Coco. Nació en Saumur, Francia, el 19 de agosto de 1883; murió en París el 10 de enero de 1971.
Quedó huérfana de madre a los siete años y nunca conoció a su padre. Unas tías la adoptaron y la internaron en un colegio frío y de educación intransigente.
La fortuna de Gabrielle se multiplicó al sacar a la venta su famosísimo perfume Chanel Número 5, que hasta la fecha es uno de los más vendidos en todo el mundo. Cómo no recordar aquí la famosa frase de Marylin Monroe, cuando un reportero le preguntó qué usaba para dormir: "cinco gotas de chanel número 5", fue la erótica respuesta.
Rápidamente Coco se convirtió en mecenas; dedicó parte de su fortuna a financiar ballets rusos, pintores y escritores. Fue amiga del jetset artístico y cultural de la época; entre sus íntimos se encontraban Salvador Dalí, Pablo Picasso, Pierre Reverdy, Cocteau y una larga lista de impresionantes celebridades.
Cerró su tienda durante la segunda Guerra Mundial, a manera de protesta. Sólo pudo reabrirla hasta 1954. Vistió con sus trajes a grandes personalidades: Jackie Kennedy llevaba un traje sastre chanel, el día en que su esposo fue asesinado.
Tal vez el secreto del enorme éxito de Coco, fue su fidelidad al lema que la acompañó permanentemente: "la moda que no llega a todas las mujeres, que no llega a la calle, no es moda". Su sello permanece incluso en la terminología; todas sabemos cuál es el largo preciso de la falda chanel, aunque la marca varíe.
Coco muere poco antes de presentar su última colección, a los 88 años de edad. Fue enterrada en el cementerio de Pont-de Vaud, cerca de Lausana. A su funeral fue con un traje de chaqueta, ideado por ella misma.