Redondos, cuadrados, con plumas, extravagantes, sencillos, discretos, deportivos... para lucir un sombrero no senecesita una ocasión especial: sólo hay que elegir el que mejor nos queda y llevarlo con mucha personalidad.
Los sombreros eran un complemento obligatorio de la indumentaria tanto masculina como femenina hasta mediados del siglo XX. Y aunque su uso decayó de la mano de la aparición de los micros y la proliferación de los automóviles, hoy se reinventa con fuerza cada temporada.
Este accesorio, durante años imprescindible junto al bastón para los hombres y los guantes para las mujeres, vuelve de épocas pasadas como una opción osada pero interesante para renovarse y alcanzar un estilo único. Te alcanzamos entonces algunas ideas para que te animes a implementarlo.
Antes de salir a la calle, parate frente al espejo y corroborá que el tamaño de la copa y ala del sombrero sean acordes a tu altura y silueta. La base debe calzar perfectamente alrededor de la cabeza, y el ala nunca puede extenderse más allá de los hombros.
Un sombrero suele acaparar la atención de nuestro atuendo, por eso -y para evitar una competencia inútil- conviene acompañarlo con un look sobrio -¡no aburrido!- y accesorios petit: aros que no sean colgantes, carteras de mano, un collar discreto. Un buen par de guantes de cuero está permitido: puede ser el toque justo que complete el conjunto. Y como de seguro no vas a pasar desapercibida, cuidá el resto de tu vestuario: no se permiten errores en la elección y cuidado de las prendas.
Por último, si vas muy arreglada, probá vestir un sombrero de ala pequeña o cloche -sin ala- para dar un toque casual a tu look.
Redondos, cuadrados, con plumas, extravagantes, sencillos, discretos, deportivos... No se necesita una ocasión especial para lucirlos: sólo hay que elegir el que mejor nos queda y llevarlo con mucha personalidad.
Fuente: Algo por el Estilo - Asesoramiento de Imagen