La mayoría de las parejas tienen el deseo de trascender a través de los hijos, formar una pareja y proyectarse a través de ellos.
Pero no siempre este camino se atraviesa sin problemas. A veces la llegada del bebé se demora más de lo esperable y empiezan las preocupaciones y la frustración, junto con las dudas de por qué se da esto así.
Cuando empieza este proceso la pareja, es donde hay que tratar de no perder la calma y buscar la causa, para ver si hay algún problema médico que tratar o es la propia ansiedad que les está jugando una mala pasada.
Luego de despejado esto, si se sabe que hay un tema médico de por medio, aceptar que se está teniendo una dificultad, pero que eso no es definitivo. No todas las personas quedan fácilmente embarazadas y la gran mayoría de las veces son problemas que con tratamiento se solucionan.
Si es un problema relacionado a la fertilidad de una o ambas partes de la pareja se buscaran los tratamientos acordes.
Es importante no perder la calma y no buscar culpables, sino el estrés empieza a jugar en contra. No hay culpables, son situaciones que se presentan sin que las personas lo deseen.
Es básico aceptar ayuda profesional para que se pueda llevar adelante este trayecto acompañados y mejor, siendo protagonista y no víctimas de la situación.
Siempre que se empieza un tratamiento se está con las emociones a flor de piel, ya que se ponen muchas expectativas y no solo de la pareja sino también de los familiares y amigos que saben de esto. Aquí hay que ver si este tipo de expectativa ayuda a la pareja o la perjudica.
Puede pasar que el hacer partícipe a familiares y amistades pueda sin querer generar más presión, la pareja siente que no puede fallar no solo por ellos mismos sino también por quienes quieren ser abuelos, tíos, padrinos, etc.
Aquí la familia y amigos deberían jugar un rol alentador, contenedor, que no se sienta de presión sino de acompañamiento y apoyo. En esto la pareja es quien decide, en base a como siente dichos parámetros, si comunica o no a los demás los planes que están teniendo para ser padres.
Siempre tratar de estar unidos como pareja, no caer en desencontrarse , sino afrontar este tema como uno más de los que van a atravesar en la vida y apoyarse uno al otro más que nunca.
A veces los padres de la pareja empiezan a buscar cuál de los dos es responsables de esto y no ayudan en lo más mínimo a la pareja con esta postura. Porque de alguna forma hacen sentir a uno culpable y al otro como víctima. Se debe tratar de ver como una situación que atraviesan ambos, y si es uno de ellos el que debe tratarse, darle todo el apoyo posible como si fuera su hijo. Ya que así también contribuyen a la pareja en vez de generar discordia.
La pareja debe tratar también de que esto no se transforme en el centro de su vida. Seguir adelante con los demás proyectos que tenían, esto ayuda a canalizar mejor la ansiedad y porque además ser padres no es el único fin de una pareja. No paralizarse en esto, sino seguir con el tratamiento como algo más de todas sus actividades.
Desarrollar la capacidad de espera es importante también, a veces los tratamientos no son exitosos de primera, sino que hay que repetirlos. Evitar caer en comparaciones que no suman respecto a otras personas que no tuvieron problemas en quedar embarazadas. En todos los órdenes de la vida, nos va mejor en algunas cosas y nos cuestan más otras.
En definitiva tratar de transformar la presión, la ansiedad y la frustración en esperanza y paciencia. Es la forma de ser activos en este proyecto hacia el futuro que es ser padres.
Seguramente cuando llegue el ansiado bebé, todo esto será visto como la recompensa que se obtuvo como resultado de este trabajo en conjunto de la pareja. En aquellos casos en que a pesar de los intentos el bebé no llega, saber que es posible aceptar este hecho y seguir adelante con la pareja, ya sea con idea de pensar en la adopción, como otra opción posible o planteándose otros objetivos diferentes como pareja.
En general, aquellas parejas que no tienen hijos suelen ser más entregados el uno al otro, más “novios eternos”, cosa que cuando hay bebés es muy difícil de sostener este tipo de convivencia.
Otras personas optan por tener mascotas como una forma de volcar cariño también y sentirse acompañados.
Algunas veces las parejas sufren más porque piensan o idealizan que la única forma de ser felices en la vida es teniendo hijos, cuando en realidad esa es una opción, no siendo la única forma de realizarse y mucho menos una obligación para la pareja. El peso, a veces de la sociedad o del resto de la familia, incide mucho en estos casos.
Está en cada uno el poder aceptar la realidad que le toca vivir y ser agentes de cambios de sus propias vidas, y de esta manera, cambiar de metas cuando alguna de ellas no resulte posible y entender que siempre podemos buscar otras alternativas en las cuales sentirnos realizados.
Ps. Silvia Cardozo
Terapeuta Cognitivo conductual
Email: ensil@adinet.com.uy