El placer y el disfrute sexual dependen de muchos factores. Sin embargo,
uno de los que más contribuyen en el proceso, es tener una
buena autoestima. Es lógico que se pueda disfrutar más de la actividad sexual, si la persona se siente segura y contenta consigo misma.
El gozo es mayor si se gusta, y se siente atractiva y deseada. Y para eso no hay que ser candidato a ningún concurso de belleza.
Cuando la mayoría de las mujeres jóvenes se enfrentan con un ideal físico literalmente imposible, no lo rechazan sino que se rechazan a sí mismas, de forma tal que son ellas quienes resultan absurdas, feas y antifemeninas.
Indudablemente la sociedad y los medios, transmiten mensajes que muchas veces no tienen relación con la realidad. Uno de ellos, es aquel que liga una buena sexualidad femenina con un cuerpo delgado. Esto hace que en el consultorio vea en las mujeres muchos complejos referidos a su cuerpo (el peso, algún rollito, las medidas imperfectas), pues "no cumplen" con los cánones de belleza que esta sociedad les impone.
Recuerdo el caso de una mujer, bastante joven con un cuerpo estupendo. Sin embargo, tenía serios problemas de autoestima, que se manifestaban en una percepción absolutamente distorsionada de su imagen corporal. Ella no se veía nada atractiva, era extremadamente perfeccionista y magnificaba sus pequeñas imperfecciones. Su vida sexual estaba ausente.
Esa inadecuación entre el modelo que se impone socialmente y la imagen real de una persona, crean malestar y sufrimiento psíquico.Una persona puede ser gorda o flaca, alta o baja, tener pelo corto o largo, ser joven o madura y sin embargo todos tenemos una capacidad sensitiva de placer, que podemos desarrollar.
Todo cuerpo es capaz de dar caricias, bienestar, y también de sentir y recibir placer por todos sus sentidos, toda su piel, todo su cuerpo: desde la cabeza hasta los pies. Muchas veces la preocupación por la figura, impide a muchas mujeres desarrollar una vida social normal. Hay quienes se sienten acomplejadas por alguna parte de su cuerpo y por eso se privan de hacer salidas, de usar cierta ropa o darse algunos gustos. Esto a la larga, deteriora la autoestima y puede llegar a desmoronar a una persona con estructura psíquica vulnerable, llegando en algunos casos a desarrollar fobias sociales.
Por eso, y aunque parezca una preocupación trivial, los problemas con el cuerpo merecen ser motivo de consulta... no sólo cuando el verano se acerca y aparecen los miedos a quedar expuesta, sino que para prevenir trastornos más graves como la anorexia, bulimia, depresión y/o fobias.
La belleza física es un fenómeno subjetivo y efímero. No vale la pena atormentarse deseando poseer atributos físicos que no se tienen. Lo que hace a una persona sexy, es más su actitud que sus atributos físicos. Si miramos a nuestro alrededor, muy probablemente veremos a
personas que nos parecerán
atractivas debido a su
forma de ser, sus actitudes, su enfoque de la vida.
Posiblemente, nos parecerán
encantadoras aquellas con quienes sentimos una
mayor afinidad o
aquellas que poseen cualidades que admiramos. Puede ser su
sentido del humor, su entusiasmo, su forma de sonreír, aspectos relacionados con su actitud ante la vida... también pueden parecernos atractivas otras personas debido a que se diferencian del resto: por ejemplo,
por su creatividad y que se atrevan a ser diferentes... eso puede hacerlas muy atractivas.
Esas
cualidades que vemos en otras personas y que podemos admirar,
existen en nosotros en mayor o menor medida.
Es de vital importancia que aprendamos a reconocerlas y a sacar partido de ellas. Esas cualidades
son más importantes que el aspecto físico y duran mucho más.
Todos tenemos un potencial atractivo que hay que saber valorar y aprovechar. Lic. Diana M. ResnicoffPsicóloga clínica. Sexóloga clínica.
TE: (54-11)4831-2910
E-mail: dresni@gmail.com
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www.e-sexualidad.com