Tristeza o Depresión
Para tener una idea más clara de cómo diferenciar la Depresión de una situación triste o de un duelo, hay que tener en cuenta varios elementos.
Hay innumerable bibliografía al respecto, pero les voy a nombrar aquellos elementos básicos que la diagnostican, basándome en el DSM IV (es el Manual Internacional de Diagnóstico en Psiquiatría).
Lo primero a tener en cuenta, es que implica un cambio significativo en el modo en que la persona se venía sintiendo anteriormente. Este cambio debe durar más de dos semanas.
Tiene síntomas propios que la definen y son:
- tristeza: la persona siente deseos de llorar, opresión en el pecho,
- anhedonia (o pérdida de la capacidad para sentir placer): aquellas cosas que antes disfrutaba, ya no parecen divertidas. Puede suceder, en algunos casos, que a la persona le cueste tomar contacto con la tristeza, pero que aparezca claramente, su pérdida de capacidad para disfrutar,
- cambios en el sueño (insomnio o hipersomnia): la persona pasa mucho tiempo dormida como forma de evitar la realidad que no le gusta; o se da lo contrario, y le es imposible conciliar el sueño y mantenerlo. Está pensando todo el tiempo en lo mal que se siente y en sus preocupaciones,
- cambios en el apetito (inapetencia, falta de ganas de comer): la persona no disfruta de la comida, ni siente hambre. Muchas veces, expresan que se les “cerró” el estómago. Si no, encontramos el otro extremo, en el que acuden a comidas como el chocolate o hidratos de carbono, que tienen propiedades antidepresivas, ya que el organismo "se las pide". Algunas veces, se observa la ingesta compulsiva de dichas comidas, sobre todo durante la noche,
- pérdida de interés en las actividades en general: ya no realiza sus actividades habituales o las hace a costa de un gran esfuerzo,
- pensamientos pesimistas acerca de sí mismo, de su entorno y de su futuro,
- autodesvalorización, sentimientos de culpa, de desesperanza y de muerte,
- dificultades cognitivas: tiene problemas para concentrarse, pérdida de memoria. Además, presenta dificultad para tomar decisiones, comportamiento pasivo, inactivo, o si no, agitación ansiosa,
Todo estos síntomas van acompañados de fatiga, pérdida de energía, dolores de cabeza, musculares, trastornos gastrointestinales, etc.
Como verán, todo ese conjunto de síntomas, define una Depresión. No es necesario presentarlos todos (pero sí varios de ellos), para pensar en un cuadro depresivo.
El pensamiento de una persona con Depresión
La Depresión, es una enfermedad que tiene un componente orgánico y un componente psicológico.
El componente orgánico, implica un déficit en determinado tipo de neurotrasmisor, en el proceso de sinapsis a nivel neuronal; lo que requiere un tratamiento farmacológico para corregir dicho déficit.
El componente psicológico, debe corregirse también para salir más rápidamente del cuadro depresivo y evitar recaídas. Este componente, está dado por todo lo que mencioné anteriormente, pero además, fundamentalmente, por el tipo de pensamiento que adopta la persona cuando tiene depresión. Tiene una tendencia de pensamiento específica y propia de la patología, que se corrige con terapia.
No es la realidad la que nos afecta negativamente, sino la forma en que la interpretamos. Si podemos cambiar esa perspectiva negativa por otra más real y positiva, seguramente cambien también nuestras emociones y nuestros estados de ánimo.
En la consulta psicológica, se trabajan también las carencias de asertividad y aptitudes sociales, así como su nivel de autoexigencia. Una Depresión tratada a tiempo, tiene menos riesgos de recaídas y muchas más posibilidades de revertirse en corto plazo.
Modelos familiares
La educación recibida en nuestras familia es fundamental. Los modelos familiares, influyen mucho en la forma en cómo aprendimos a manejar las frustraciones. Si desde chicos nos muestran que cada situación problema es un drama, vamos a crecer con esa forma de ver las dificultades.
En cambio, si se nos educa de forma asertiva, donde a cada situación problema se le da la justa medida y se enfoca más la solución que el problema en sí mismo, entonces vamos a tener otra actitud y otras herramientas para enfrentar dichas situaciones a futuro.
Estos son algunos de los distintos elementos que se ven en los trastornos depresivos. No hay un solo factor desencadenante... hay que observar en el conjunto de todos estos elementos, entre los factores genéticos y los aprendidos, cuáles son los que están influyendo en cada persona con Depresión, que llega a consulta.
La ayuda de la familia
Otro elemento a destacar en el tratamiento, es el trabajo con la familia. Esta, no siempre ayuda con sus actitudes, por más bien intencionada que sea.
En general, sucede que al principio, todos le prestan atención a su familiar con Depresión, lo contemplan, realizan sus tareas por él, etc... pero con el tiempo, se aburren y se cansan. Y el individuo queda solo y sintiéndose cada vez peor.
La solución, es ver con la familia cómo hacer para generar conductas activas en la persona con Depresión y no reforzarle de esta forma, las pasivas.
Un ejemplo: es muy común que al depresivo le traigan el desayuno a la cama, así no tiene necesidad de levantarse. Ese "mimo", es un error común. Hay que hacer exactamente lo contrario: tratar que se levante y desayune con los demás, en un clima ameno y reforzante.
Otro ejemplo: si alguien viene a visitarlo, que no lo reciba en el cuarto; que se levante, se vista y lo vea en el living. De esta forma, lo estaremos ayudando en estas conductas, para que la persona de a poco vaya superando su energía y su gusto por las cosas y la vida normal.
Por supuesto que no alcanza solamente con estas actitudes, pero colaboran. Y es la suma de todos los factores, lo que ayuda a que la persona pueda salir de ese cuadro más rápidamente.
Ps. Silvia Cardozo
Terapeuta Cognitivo-Conductual
Técnico en Sexología Clínica
Integrante, Coordinadora y Docente de Suatec (Soc.Uruguaya de Análisis y Terapia del Comportamiento)
Teléfono del consultorio: 2 707 90 27