Despeinada y sin maquillar,
descalza y sin perfumar.
Al natural, sin retocar.
Libre y sin presunciones,
humilde y sin afectaciones,
ni obediente, ni sumisa, sin exteriores.
Con tus curvas y remolinos,
con tus pendientes,
con la curvatura de tu sonrisa.
Se enamoraría cualquiera,
quien valga la pena,
quien te encuentre hermosa en tu totalidad desnuda.
Lucía Rubio
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