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Dudas comunes sobre los hijos únicos

Dudas comunes sobre los hijos únicos
Muchas parejas inician el proceso de formación de una familia, con una idea previa de cuántos hijos les gustaría tener. Sin embargo, esa idea no siempre permanece intacta luego de la llegada de su primer hijo. Sucede que, como en todos los órdenes de la vida, la imaginación es diferente a la realidad.

Cuando la pareja tiene su primer hijo, toma conciencia del cambio de vida que implica traerlo al mundo, cosa que en la imaginación no pasaba. Las personas fantasean con toda la parte linda: una mesa llena de niños compartiendo con sus padres, un ambiente familiar continuamente alegre... al mejor estilo “familia feliz”. Pero generalmente no se piensa en que, además de eso, vienen otras preocupaciones inevitables. 

Desde los gastos impensables que genera, las noches sin dormir, la paciencia extra, el cansancio adicional, y la certeza que esa preocupación por ese maravilloso y amado ser, será hasta el fin de sus días.

Es que el inmenso amor que genera un hijo, viene de la mano de la responsabilidad
. Ser padres requiere entrega, capacidad de poder postergarse, realizar sacrificios, y mucho tiempo y dedicación. Esto hace que, luego del nacimiento de su primogénito, muchos padres reduzcan  la cantidad de hijos que quieran tener.

Contar con ayuda

Algunos padres cuentan con ayuda adicional de abuelos, empleadas, etc. Aquí siempre hago la salvedad que los abuelos pueden ser una gran ayuda, pero nadie puede pensar en traer un hijo al mundo para que lo críen sus abuelos. La responsabilidad siempre es de los padres, que son quienes deciden dar ese paso y de nadie más. Los abuelos ya criaron sus hijos y no tienen la obligación ahora, en este momento de sus vidas, de volver a criar más niños. No tienen la energía que tiene una persona joven; por algo, los hijos se tienen a una determinada edad y no a otra... la naturaleza es sabia y por eso, no somos fecundos toda la vida. Tampoco es bueno que otras personas suplan el rol de padres: el niño debe saber y sentir quiénes son sus padres. Por buena que pueda ser otra persona, no debe desplazar nunca ese rol.

Otra razón por la cual muchas veces las parejas optan por tener un solo hijo, es el factor económico. En muchos casos, si los padres no tienen posibilidades económicas como para poder hacer frente a más de un niño en las mismas condiciones que ellos desean, prefieren tener un solo hijo para poder brindarles una mejor calidad de vida.

Otro factor que influye, es la pareja. Algunas personas se separan luego de tener un hijo y no vuelven a tener pareja; o forman una nueva pareja y deciden no tenerlo; o lo hacen con alguien que no quiere más hijos, porque ya los tiene. Este es un factor que determina muchas veces, que las personas se queden con un solo hijo.

También, importa mucho el factor tiempo. Si una pareja trabaja muchas horas y los niños quedan al cuidado de otros, es probable que la demanda de tiempo cuando al fin están con sus padres, sea mayor. Cada pareja conoce sus posibilidades reales y sabe la capacidad de paciencia y atención que les puede dedicar, y esto es uno de los factores a tener en cuenta para pensar en un hijo o más de uno. La comunicación es de los elementos más importantes entre padres e hijos, y hay que dar espacio y tiempo para que sea posible.

Las dudas

Ya sea por estas u otras razones, es común que se genere la duda en los padres, de si al tener un solo hijo están o no haciendo lo correcto.

Los mismos consultan si es mejor o peor tener un solo hijo y la preocupación casi siempre está relacionada con el niño. Surgen preguntas como por ejemplo si se sentirá solo, será más consentido, más dependiente o si querrá hermanos, etc.

En realidad tanto para los hijos únicos como para los que tienen hermanos, hay pros y contras. Las parejas se equivocan en centrarse en el niño y sus supuestas necesidades, en vez de preguntarse si ellos como pareja quieren y pueden tener otro hijo. Es mucho más importante ese factor que cualquier otro.  

En algunos casos, los padres pasaron por determinadas experiencias y dan por supuesto, que una situación es mejor que otra. Pero no hay que perder de vista que la vida que van a llevar estos hijos, no es la misma que la que llevaron ellos... y que son seres diferentes. Por lo que, su propia experiencia, no es indicador de nada definitivo.

Si una pareja se deja llevar por ideas preconcebidas de que es mejor una cosa o la otra, se va a llevar una gran decepción cuando sus presunciones no se cumplan. Hay personas que han tenido más de un hijo para que, cuando sean grandes se apoyen entre ellos, y ven con gran decepción y dolor que esos hermanos al llegar a la adultez, son los peores enemigos. En general, producto del mal manejo de la competencia entre hermanos.

Un temor común, es que se conviertan en egoístas por el hecho particular de no compartir con hermanos. La realidad es que compartir con un hermano, es una de tantas habilidades que desarrollan los chicos y en la vida, tienen infinidad de oportunidades de compartir fuera de este vínculo en particular. Desde muy pequeños, ya comparten con otros niños en el jardín, en el colegio, con sus amigos e incluso, con sus padres y familia. Es la postura de esos padres lo que los hará generosos o egoístas. El compartir está en todos lados, dentro y fuera del ámbito familiar.

Incluso a veces, aprenden a ser egoístas teniendo hermanos, ya que se sienten invadidos por éstos, y tienden a guardar y esconder sus cosas para evitar esta situación de pérdida de privacidad. A veces los padres se sienten desbordados y no logran enseñar el respeto necesario entre ellos, elemento fundamental para que los hermanos puedan tener también su espacio privado necesario para el normal desarrollo.

Las ventajas que puede tener un hijo, no dependen tanto de si tiene hermanos o es único; sino de la forma de crianza que le den sus padres. Si es un hijo único y sus padres tienden a sobreprotegerlo, consentirlo, a realizar las cosas por él, sin duda que le están haciendo un gran mal. Desde anularlo, impidiéndole desarrollar sus propias estrategias para desenvolverse en la vida, hasta criar un ser egoísta, que piensa que el mundo gira en torno a él y espera eso de los demás. Claro que esto no es sólo peligro exclusivo de los hijos únicos; seguramente muchos conocerán personas con estas mismas características y que sin embargo, tienen hermanos.

Puede ser solo o tener hermanos... no hay diferencia en este punto. Además, los padres no se comportan igual con el primer hijo, que con el segundo... ni con el tercero o más. Cada hijo ocupa un lugar diferente en esa familia, en las expectativas que tienen los padres sobre ellos. También tienen características que les son propias, que le serán potenciadas o atenuadas, según la educación y el medio en que se desarrolle. Es por esto que, los hijos de los mismos padres, pueden resultar siendo tan diferentes.

Algunas ventajas que pueden tener los hijos únicos, es la dedicación exclusiva de los padres. Esta dedicación exclusiva, si está bien orientada, sin lugar a dudas que va a beneficiarlos; y redundará en mayor autoestima, en un vínculo más aceitado con los padres y mayores posibilidades de estimulación en varias áreas. Si está mal orientada, tendremos la contraparte y hubiese sido preferible no tenerla en forma tan exclusiva. Otras veces, hay vínculos tan patológicos, que son mejor llevados entre varios hermanos. Pero esto, no es problema del niño, sino de la salud mental de quienes le toca en suerte como padres.

Otra ventaja que se ha visto que tienen los hijos únicos, es la capacidad de adaptarse mejor a los momentos de soledad; dado que seguramente de chicos tuvieron que desarrollar esta habilidad en más de una ocasión. Parte de la vida es aprender a socializar, pero también poder estar solos sin que esto sea un problema. Generalmente oficia de estímulo para desarrollar su creatividad.

Los niños con hermanos, tienen otro tipo de estímulos diferentes; como la posibilidad de desarrollar responsabilidades a más temprana edad (cuando cuidan de su hermano menor, lo defienden o le enseñan alguna tarea, y se sienten muy gratificados por ello). Socializan más, además de con sus hermanos, con sus amigos y los de sus hermanos también. Además, los menores reciben gran estímulo; por ejemplo, imitando la conducta de sus hermanos mayores. Los que son segundos o terceros, escalan etapas rápidamente, copiando la de sus hermanos. Esa estimulación de chicos, los hace crecer rápido en determinadas conductas, con respecto a aquellos que no tienen hermanos. Como siempre señalo, depende de si esas influencias son o no buenas, será positivo que las tengan o no. Tampoco es necesario adelantar etapas, sino vivirlas en su debido tiempo.

Si los padres son aprensivos, un segundo niño corre con ventajas sobre el primero, ya que los temores que se tienen con el primero, se reducen en general con el segundo; claro que esto no evita que el primero los sufra igual. En ese aspecto, no habría diferencia entre un hijo único y un primogénito. El beneficiado es el que viene después.

Vemos también en familias con seis hijos o más, que los últimos han aprendido lo que casi podríamos llamarle “estrategias de supervivencia”, que les sirven luego para poder desenvolverse en casi cualquier situación en la vida. Es como en casi todo: puede haber aprendizajes positivos o negativos, según cómo sea el manejo de la situación.

¡Quiero un hermanito/a!

Otro factor que a los padres los hace dudar es que, a veces, hay hijos que les piden un hermano y sus padres piensan que es una necesidad del niño. El niño no puede tener una necesidad de algo que no conoce. Hacen un pedido de esa naturaleza, como cualquier otra cosa que ellos ven que otro niño tiene. Piden juguetes porque otros compañeros tienen, mascotas, útiles, ropa y también hermanos, como si fuera en el mismo orden de cosas. Son los padres que generan o confunden sus propias dudas, depositándolas en sus hijos.

Podría seguir enumerando ventajas y desventajas de ser únicos o tener hermanos, pero la realidad es que ninguna pareja debería tener un hijo o más de uno, pensando en si le hacen un bien o mal al chico; sino que deben hacerlo pensando en ellos mismos y en la capacidad que tienen de manejar las variables que mencioné anteriormente... y que son las que van a determinar que sea más o menos beneficioso, el tener o no más de un hijo.

Es el deseo y la decisión tomada en pareja, dejando de lado la fantasía y los supuestos erróneos o preconceptos, y parándose en la realidad.  Es importante tener bien entendido que los hijos no vienen al mundo a cumplir las expectativas de los padres, sino a ser ellos mismos.

La mejor forma de ayudarlos es mas allá de si se les da o no hermanos, sino tratando de respetar su individualidad, brindándoles los elementos necesarios para un buen desarrollo; no sólo físico y mental, sino también, emocional.

Para eso cada padre sabe hasta dónde puede dar... y no hay reglas ni fórmulas que puedan asegurar que algo es mejor o peor: es lo que cada uno está preparado para enfrentar, de la mejor manera posible.


Quitarse las presiones y prejuicios sociales y centrarse en su situación particular: esa es la mejor forma de no equivocarse en una decisión que se toma para toda la vida.

Ps. Silvia Cardozo
ensil@adinet.com.uy
Terapeuta Cognitivo-Conductual
Técnico en Sexología Clínica
Integrante, Coordinadora y Docente de Suatec (Soc. Uruguaya de Análisis y Terapia del Comportamiento)
Teléfono del consultorio: 2 707 90 27


Comentarios (12)

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Comuna Mujer 28-06-2012

Hola, Vale! Muchas gracias por compartir tu experiencia con nosotros: creemos que eso, siempre es enriquecedor.
Te deseamos mucha suerte en esta etapa y no pienses que fallarás... como se dice por allí: a fin de cuentas, los hijos no vienen con un "manual" y los padres, también van aprendiendo por la experiencia del camino recorrido. Si los educas en base a tus convicciones y sin presiones externas, nunca fracasarás. Un beso muy grande y muchos éxitos en este nuevo ciclo!!!

Vale 28-06-2012

Después de leer todo, creo que decidí tener otro hijo por las razones equivocadas... espero no equivocarme en la educación de ninguno y no dañar su salud mental... por un desliz de la mía...

Vale 28-06-2012

Hola, qué lindo lo que escribiste! yo soy hija única, ya paso de los 30, y nunca sentí que tuviera "los males de los hijos únicos". Tengo un nene de 6 años y ahora estoy embarazada nuevamente, mi hijo tampoco sufre los "males de hijo único".

Comuna Mujer 22-06-2012

Gracias, Soledad! Nos alegra saber que te gustó la nota. Un beso para ti.

Soledad 22-06-2012

Muy bueno para los que todavía tenemos dudas o discrepancias de pareja con respecto a tener o no un segundo hijo.

Comuna Mujer 12-06-2012

Gracias Silvana, por tu sugerencia. Se la haremos llegar a Silvia.
Te mandamos muchos saludos.

Silvana 11-06-2012

Me gustó mucho el artículo, y comparto la inquietud de Leticia, también tengo un hijo único pero con TGD y me gustaría un informe sobre esas inquietudes y cómo podría influir en ellos (nuestros hijos) el tener un hermanito; más allá de la decisión de los padres de tener más hijos. Gracias y saludos.

SIlvia Cardozo 08-06-2012

Leticia, lo importante es lo que tú y tu pareja deseen o puedan. Uno no puede dejarse llevar por opiniones ajenas porque es la vida de uno, y por bien intencionados que puedan ser los demás, solo uno mismo sabe hasta dónde puede y cuáles son sus limites. Un beso.

Comuna Mujer 07-06-2012

Te agradecemos mucho el comentario, Leticia y lo tendremos en cuenta para sugerírselo a Silvia, para que pueda escribir un nuevo artículo al respecto.
Un beso y gracias por tu aporte.

Leticia 07-06-2012

Tengo un hijo único y con capacidades diferentes, siempre me preguntaban si no sería bueno darle un hermanito, me decían egoísta pero yo decía que era realista porque es muy difícil convivir con alguien que depende las 24 horas de uno, como podría atender al otro. Me gustaría una materia sobre esto.

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