- Hidratación adecuada: es preciso beber agua desde antes de sentir sed. La cantidad aconsejable depende de la temperatura ambiental, de la edad, del sexo, del tipo de ejercicio, de la hora del día, de la humedad reinante. Por esto, una buena orientación es la de beber agua en tanto la orina sea escasa y de color oscuro. Una micción más frecuente y de color claro, indicará una saturación de agua adecuada en los tejidos.
- Nutrición correcta, rica en carbohidratos de fácil asimilación y con una distancia de unas tres horas previas a la realización de la actividad.
- Selección de horarios para la práctica de ejercicios, fuera de los momentos diarios de mayor temperatura ambiental.
- Vestimenta de algodón (absorbe el sudor y facilita la evaporación) y con espacios de ventilación en la prenda.
- Dosificación de las cargas físicas, con pausas para recuperar e hidratarse.
- Información para el autocuidado: es fundamental que la persona conozca estas precauciones, pues los primeros síntomas (náuseas, disnea, sudoración fría, "piel de gallina") los percibirá el propio individuo.
- Entrenamiento gradual al clima caluroso.
Adaptado de www.msp.gub.uy
Comuna Mujer 19-11-2010
Estela 17-11-2010
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