El arte de seducir
A cada rato leemos tips de cómo seducir al sexo opuesto, donde se plantean qué cosas les gusta a los hombres y a las mujeres y parece que, en una rápida lectura, las personas tuvieran que aprender cómo gustar al otro para poder seducirlo. Sin duda, este tipo de cosas vende... ¡y mucho! La gente consume todo el tiempo, lo que se supone hace gustar a los demás.
En general, se basan en elementos sobre cómo mejorar nuestro aspecto exterior... o en qué frases o actitudes, tenemos que tener en una primera cita o cuando nos interesa alguien.
Cuando leo este tipo de cosas, siempre pienso si las personas que leen esto, se preguntarán qué cosas le seducen de los demás y si es posible seguir un patrón fijo o son distintas cosas, de distintas personas, las que nos seducen: esto es, si “compran” esto que nos quieren vender a ojos cerrados o lo analizan antes. La mayor parte de lo que nos quieren vender, se basa en cómo mejorar nuestro aspecto exterior... porque sin lugar a dudas, es lo único que pueden vendernos.
Pero no creo que nadie se quede en la idea de que solo alcanza con un buen físico, un lindo make up, ropa atractiva o sugestiva, o una foto insinuante; porque esas cosas gustan solamente un rato. Ese tipo de seducción, es la más limitada... la que más rápido aburre a las personas y por eso, también observamos la cantidad de cosas que nos quieren vender para renovarla. Puede que ayuden a causar una buena primera impresión; pero muchas veces, ni siquiera eso. Muchas personas adquieren este tipo de cosas y luego les resulta tan incómodo o poco acorde a su naturaleza o a la de quien pretenden seducir, que les termina jugando en contra.
He tratado chicas tímidas, que se compran ropa provocativa, pensando en seducir a alguien y terminan sintiéndose tan incómodas cuando la usan, que pierden todo su atractivo. No se dan cuenta, que tal vez esa faceta tímida, pueda ser sumamente atractiva para el otro... porque le venden que la seducción, pasa por algo estereotipado que tienen que adquirir. Es lo que la “moda” marca (y vende), que es seductor.
Cuando alguien seduce a otra persona, es porque hay algo de su personalidad que al otro le resulta tan atractiva, que no quiere apartarse de su lado... que su cabeza no para de pensar en la otra persona: la atracción mental, le resulta más fuerte que la física.
Hace poco leí un post que refería justamente a esto y decía: “la atracción mental, es mucho más fuerte que la física. De una mente no te libras, ni cerrando los ojos”. Yo creo que ese el secreto de la seducción: se puede seducir a alguien con un buen aspecto exterior, durante un tiempo limitado; pero si tienes una mente atractiva, ese tiempo pasa a ser eterno.
Que una persona pueda sostener con su mente el atractivo que pudo haber generado en el otro, es de las cosas que más les cuesta a las personas.
¿Cuántas veces conocen a alguien atractivo físicamente y luego de conocerse un poco más, se dan cuenta que no les atrae... o incluso, les choca su personalidad... que por más belleza exterior, si no está acompañada de otras cosas que no aparecen, aburre o pierde su atractivo?
Y no es poco frecuente encontrar personas que son muy lindas y cuando las conocemos, pensamos por qué solo se han dedicado a cultivar su belleza exterior y no su cabeza, para ser alguien más interesante. Yo creo que justamente es por los mensajes falsos que brindan quienes nos quieren vender “cómo ser atractivo para el otro”, y que se centran en esto: en lo exterior. Es fácil vender una lencería, make up, ropa, cirugías estéticas... cualquier tipo de cosas para lograr cuerpos y rostros perfectos.
Pero a nadie se le ocurre decir que ser inteligente, es sumamente atractivo para el sexo opuesto... o que ser auténtico, es por demás seductor... o que ser alguien educado, también lo es... ¡y mucho!... simplemente, porque eso no se puede vender rápidamente a nadie. Esto sin duda, ¡no trae ganancias! Es más, compite con los que pretenden vendernos como efectivo y mágico, para conquistar y seducir al otro. No nos pueden vender otra “cabeza”, pero sí, nos pueden vender un exterior que luzca más atractivo.
Está demostrado que la inteligencia, es un elemento por demás atractivo y seductor; y sin embargo, muy pocas personas le prestan atención a este aspecto a la hora de seducir. Piensan más en cómo se van a ver exteriormente y muchas veces, no se tienen fe para seducir verbalmente a la otra persona... y no me refiero a los halagos pueriles que todas las personas saben decir, sino a la verdadera inteligencia... la que denota seguridad en sí mismos y que genera esa admiración en la otra persona, con la que se podría estar hablando horas sin parar, y no estar deseando que se calle de una vez, porque lo que dice es aburrido y monótono, por más bien que luzca exteriormente.
A veces esa inteligencia, está en saber percibir al otro, en captarlo y a partir de esto, generar empatía con la otra persona... en saber calibrar la situación y ver cuándo es momento de dar determinado paso y no apurar las cosas, dejándose llevar por un impulso... es saber cuándo tirar de la cuerda y cuándo aflojar, en forma inteligente.
No es hablar horas de sí mismo, porque eso resulta muy egocéntrico y poco atractivo, sino saber qué cosas decir o preguntar, y cómo generar esa corriente entre las dos personas, que no se quiere romper de ninguno de los dos lados: es no saturar, sino dosificar.
Y todo esto sale natural, cuando la persona fluye y no está preocupada pensando en cómo se está viendo su exterior a la hora de seducir. Cuando faltan estas capacidades, es cuando las personas en su afán por seducir, caen en extremos muchas veces hasta del mal gusto o de excesos que los desfavorecen en su afán por resaltar, lo que cree es su punto fuerte, con el objetivo de generar seducción en alguien.
Van vestidos/as extremadamente llamativos/ as a su primer cita... o en esta era de personas que se conocen por chat, ¿cuántas veces escuchamos que personas que recién se están conociendo, envían fotos en ropa interior, desnudas o en poses provocativas, convencidas que van a generar un gran efecto seductor en la otra persona? Y sin duda, en el primer momento, lo pueden llegar a generar en algunos... es lo que hablamos hoy del corto plazo. Pero esa persona es muy probable, que ya esté descartada “del otro lado”, como alguien con una cabeza interesante o que vaya a seducir a alguien a largo plazo, porque está mostrando sus cartas antes de jugar. Muestra poca inteligencia, hasta en el manejo de lo que considera en este caso, su punto fuerte.
La exhibición exagerada, resulta lo opuesto a la seducción. La seducción, es el arte de que la otra persona vaya queriendo conquistar ese terreno. Quien quiere seducir a alguien, no se tiene que preocupar por mostrar todas sus cartas, sino lo contrario: es seducir, sin necesidad de mostrar... es generar ese deseo en el otro, de querer conquistarlo. Siempre supimos que insinuar, es mucho más atractivo que mostrar.
Y sin lugar a dudas, sacarnos esa idea de solo seducimos a través de lo físico... sino saber que lo hacemos, a través de toda nuestra persona, con nuestro discurso, gestos, inteligencia, educación, autenticidad, empatía, etc. En general, las personas más atractivas y seductoras, ni siquiera son conscientes de que lo son... es algo natural en ellas, ya que no tienen que forzarlo.
Por supuesto que si alguien es muy atractivo físicamente y además, tiene una mente seductora y una personalidad interesante, va a ser irresistible. Pero la realidad, es que no es lo más frecuente: porque las personas caen en cultivar solo una de estas facetas y dejan de lado las demás. Tienen la creencia que se seduce con un solo aspecto de sí, cuando la realidad es que lo es con la persona en su totalidad.
Ser una persona interesante, es más seductor que ser alguien solo atractivo físicamente. Esto no quiere decir, que en vez de lencería siempre compren un libro... o que abandonen su cuidado físico... no es esa la idea en absoluto; sino lograr un equilibrio, que nos haga más interesantes en nuestra totalidad.
Recuerdo un profesor de la época cuando realicé la carrera, que era muy atractivo para todas las mujeres (sin ser ningún Adonis)... y era por su personalidad e inteligencia. No volaba una mosca en sus clases, porque podía captar la atención con cada palabra que decía, con cada gesto, con cada mirada o movimiento. Todas las alumnas esperaban con ansiedad sus clases ... y no precisamente por el contenido de la materia. Eso era verdadera seducción: que cuando una persona habla, el otro no pueda dejar de sentir que trasciende con su personalidad, cualquier atractivo o aspecto físico... que seduce con su mente, mucho más que con su aspecto físico.
Cada persona tiene una idea de seducción que “ha comprado” o se ha formado a través de su vida, desde lo que le trasmitieron, lo que ha vivido, etc... y por suerte, no a todas las personas le seducen las mismas cosas exactamente (si bien hay muchos elementos que se repiten, como los que mencioné anteriormente). Pero por esto mismo, es que no hay que estar tan preocupado por comprar lo que nos quieren vender acerca de cómo seducir a alguien a corto plazo, sino en cultivarnos como personas en todas nuestras facetas.
Siempre van a encontrar alguien que se va a sentir más seducido por esa timidez (que puede ser encantadora), que por ese “personaje” de femme fatal (muchas veces falto de buen gusto) o de galán de telenovela... una persona que se sienta más seducida por esa capacidad de hacer que los momentos tensos se transformen en graciosos, solo con un comentario, que por escuchar una cátedra de cómo hacer bien las cosas, para que eso no pase.
Seduce más, alguien que se apasiona con lo que hace y lo demuestra, a quien trata de restarle importancia como si fuera una de las tantas cosas que domina, intentando dar una imagen de seguridad que no tiene. Seduce más, alguien que no teme mostrar sus sentimientos o pensamientos, aún cuando vayan en sentido opuesto a la mayoría de las personas, sin por ello querer imponer a los demás sus ideas, sino solo con la intención de compartirlas. Seducen las personas que tienen verdadera empatía cuando están con alguien... que demuestran inteligencia emocional y no están solo tratando de lograr una buena impresión, que no les sale natural.
Por todas estas cosas, cuando alguien quiera venderles cómo seducir a otra persona, piensen primero (lo que mencioné al principio del artículo) qué cosas les seducen a ustedes mismos de alguien y qué cosas les resultan superfluas o pasajeras. Ahí está la concordancia en darnos cuenta también, qué tipo de personas queremos seducir o nos interesan. Cuando encontremos esto, entonces afinemos hacia ese lado el interés; porque ese tipo de personas, son las que nos van a interesar... ese será nuestro objetivo verdadero y no, el que nos quieren vender.
Podemos comprar elementos para seducir a alguien en un momento de pasión, pero si queremos que la seducción se mantenga a lo largo del tiempo... esas características, no las vamos a poder adquirir en ninguna tienda.
Ps. Silvia Cardozo
Terapueta Cognitivo Conductual
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