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Encantos y desencantos de las redes sociales en Internet

Las redes sociales, se han convertido en un elemento muy importante en la satisfacción de las necesidades y deseos de los seres humanos. Podemos encontrar en ellas las más variadas formas de satisfacción, en varios niveles. 

Maslow (1) plantea que una vez que los seres humanos satisfacen sus necesidades básicas, desarrollan necesidades y deseos más elevados; y establece esta relación en una pirámide. Se puede establecer un paralelismo a la búsqueda de dichas satisfacciones en las redes sociales (ver último párrafo).

El relacionamiento en las redes

En mi opinión, en las redes predominan claramente la búsqueda de satisfacción en el primer y tercer nivel, por sobre los otros (necesidades básicas, y afiliación y afecto, respectivamente). En el primer nivel, predomina la búsqueda de sexo y el tercer nivel, abarca todas sus facetas: de afiliación, pertenencia, afecto, amor, etc.

A través de las redes, es posible vincularse con un número de personas muy superior al que podrían abarcar, si lo hicieran por otros medios. Es posible relacionarse mucho más rápido e incluso también, descartar una relación rápidamente, cualquiera sea el objetivo que persiga esta relación.

Por ejemplo, si una persona tiene un objetivo sexual o amoroso, no necesita de toda la preparación previa que representa tener que seducir a alguien personalmente. Ponen sus mejores fotos, hacen contacto mediante mensajes y esperan a ver si la otra persona está interesada o no. Yo le llamaría “tirar las redes”. ¡Y vaya si pescan muchos!

Las personas sienten que se exponen menos mediante este tipo de acercamiento: tienen información previa sobre el otro, piensan que van más sobre seguro. El rechazo incluso, lo sienten como menos importante, ya que no se están viendo directamente.

Tanto el primer nivel como el tercero, pueden aparecer como una oportunidad inmejorable para algunas personas. Por ejemplo, a los individuos que les cuesta socializar “cara a cara”, las redes les brindan oportunidadades de comunicación. En ellas controlan "el encuentro" sin problemas. Si lo desean, pueden escapar con un simple “desconectar"... nadie les ve la cara. Si alguien les molesta, con un simple “eliminar", dejan de estar relacionados. Recién cuando se sienten más seguros, dan otros pasos.

A corto plazo lo ven como una gran solución a su problema; pero no todo lo que parece ventajoso en primera instancia, lo termina siendo a largo plazo. A veces es cierto ese dicho de “pan para hoy, hambre para mañana". El punto en el cual se comienzan a notar las desventajas, es cuando pasa a ser el único medio que se utiliza, y entonces, la persona no aprende a desarrollar otro tipo de estrategias alternativas que no sean éstas: le falta confianza y seguridad cuando se ve “frente a frente”, en otro tipo de encuentro inesperado.

Si apostamos a una sola forma de relacionamiento, nos puede resultar además de limitado, muy frustrante cuando la perdemos por algún motivo, ya que no aprendimos a desenvolvernos de otra manera alternativa y generamos dependencia.

Lugar de encuentro

En el nivel de afiliación y afecto (pertenencia a grupos, aceptación, amistad), una de las necesidades más reconocidas de los seres humanos, a través de las redes, es encontrarse o reencontrarse con las amistades de hace años, ex compañeros de colegio, de liceo, trabajo, hasta familia, etc. Es uno de los mejores medios para generar satisfacción en este nivel.  En general, lo hacen como un primer paso, pero luego se da el encuentro real, y usan las redes para informar y reforzar el grupo de pertenencia. No sustituye el encuentro en esos casos, sino que lo propicia.

Creo que es el punto fuerte por excelencia de las redes (aunque no podemos perder de vista que también satisfacen en otros niveles), permitiendo acceder a reconocimiento, éxito, difusión... niveles más elevados según Maslow.

Otro tipo de características personales, se satisfacen también en las redes. Por ejemplo, es un medio propicio para los “voyeuristas” y “exhibicionistas”: a quienes les gusta mirar la vida ajena y a quienes les gusta exponer la propia, o ambas a la vez. Y no necesariamente tienen que ser patologías. Estas facetas, se retroalimentan mutuamente: va a reforzar esta conducta, tanto al que le gusta “mirar”, como al que le gusta “mostrar”... y así se va dando esa interacción satisfactoria para ambas partes.

Sobre el tiempo de conexión

Otro elemento no menor, es el tiempo que le dedicamos a este nivel de satisfacción. Muchas personas le dedican más horas del día a estar en ellas, que a relacionarse con los seres con los que vive. Escucho padres de adolescentes muy preocupados por este tema: sus hijos están horas frente a la computadora, perdiendo de vista sus obligaciones y demás actividades (hasta cuatro o cinco horas diarias, o a veces más).

Este es un punto muy delicado a no perder de vista... es como cualquier adicción. Si dedico más horas a estar conectado a las redes, que a mis obligaciones y al relacionamiento con mis afectos cotidianos, entonces debo prender las señales de alerta y reprogramar mis actividades, dando la medida de importancia y tiempo que cada una se merece.

Conozco casos en que las personas están más pendientes de si pusieron algún comentario en sus publicaciones, que si su pareja está por llegar o si sus hijos los necesitan para hablar de algo importante. Ya es una adicción muy fuerte que se da por la novedad del intercambio, la dosis de fantasía que se vuelca en ellas y la satisfacción de las necesidades que se espera obtener mediante esta forma. Y esto se refiere a satisfacciones de todo tipo, incluso del ego.  

Esta adicción les afecta incluso la concentración y el desempeño en varias áreas: estudio, trabajo, familia, etc. Ninguno de los adictos empezó así... se fue generando la adicción paulatinamente, al encontrar satisfacción en este medio.

Además, entran en juego los llamados “reforzadores intermitentes”.   No están todo el tiempo, se presentan cada tanto. Es el tipo de reforzador más potente para una conducta, porque genera expectativa. Al igual que los adictos al juego que no ganan siempre y si lo hacen es cada tanto, siguen jugando con la esperanza de que en algún momento van a volver a ganar. En las redes se da algo similiar: cada tanto aparece un comentario esperado, una invitación o una publicación de interés... se enteran de algo sobre la vida de alguien que les interesa o logran chatear con "esa" persona. Y abren su página buscando esa satisfacción, y son capaces de esperar horas a ver si "la persona" aparece en algún momento.

Finalizando...

Estos y muchísimos más elementos, se ponen en juego en este intercambio en las redes sociales. Algo en lo cual, las personas ingresan “inocentemente” se podría decir, sin pensar que puede llegar en algún momento a jugarles en contra, si no toman las precauciones del caso.

Como en otros órdenes de nuestra vida, el problema es el exceso, la dependencia y la exclusividad que le podemos llegar a dar.

Es parte del ser humano la adaptación a diferentes situaciones... es una estrategia de supervivencia. No la perdamos acotándonos de esta forma.  Apostemos a más, a variar, a sumar y no, a restar... a usar las redes como un medio, pero no como un fin en sí mismas.

Si aprendemos a darles un uso racional, adecuado y no exclusivo, puede ser un buen elemento de relacionamiento y satisfacción de necesidades, en diferentes niveles de nuestra pirámide. Pero donde perdamos de vista estos elementos y pasemos a la adicción, entonces estamos frente a una patología.
 
Los invito a que reflexionen qué lugar ocupan hoy por hoy las redes sociales en sus vidas... seguramente estén a tiempo de hacer los cambios que consideren necesarios; y poder lograr que la tecnología, una vez más, sume en nuestras vidas y no se transforme en un elemento perturbador.


Ps. Silvia Cardozo

ensil@adinet.com.uy
Terapeuta Cognitivo-Conductual
Técnico en Sexología Clínica
Integrante, Coordinadora y Docente de Suatec (Soc. Uruguaya de Análisis y Terapia del Comportamiento)
Teléfono del consultorio: 2 707 90 27

Un especial agradecimiento a Sebastián E. por la sugerencia.
 

Pirámide de Maslow

Pirámide de Maslow
Las diferentes necesidades humanas según distintos niveles de jerarquía, en la pirámide de Maslow.

En el primer nivel (base de su pirámide), coloca las “necesidades básicas” del ser humano (respirar, alimentarse, sexo, etc.).

Un segundo nivel, sitúa las necesidades de “seguridad y protección” (seguridad física, empleo, recursos, etc.).

En el tercer nivel, las necesidades de “afiliación y afecto” (pertenencia a grupos, amistad, amor).

En el cuarto nivel, las necesidades de “estima” (respeto, confianza, éxito); y el último y más elevado (vértice de su pirámide), es el de “autorrealización” (creatividad, espontaneidad, resolución de problemas, etc.). Cuando satisfacemos un nivel, pasamos al siguiente y así sucesivamente.

Siguiendo un paralelismo con este planteo, podemos ver que las redes sociales se han inmiscuido en varios de estos niveles, llegando muchas veces a sustituir otras formas de búsqueda de satisfacción de antaño.

Generalmente, la gente asocia la red social con el nivel de la pirámide en el cual se encuentran sus necesidades y buscan encontrar allí su satisfacción.

Fuente imagen: Wikipedia, versión original J. Finkelstein.

Abraham Harold Maslow

(1) Abraham Harold Maslow (Brooklyn, Nueva York, 1 de abril de 1908 - 8 de junio de 1970 - Palo Alto, California) fue un psicólogo estadounidense, conocido como uno de los fundadores y principales exponentes de la psicología humanista: una corriente psicológica que postula la existencia de una tendencia humana básica hacia la salud mental, la que se manifestaría como una serie de procesos continuos de búsqueda de autoactualización y autorrealización.

Comentarios (2)

Agregar un comentario

Comuna Mujer 08-03-2012

Gracias Victoria, por tu aporte! Nos alegra saber que te gustó la nota.
Te mandamos un beso grande y agradecemos nuevamente tu comentario.

Victoria 07-03-2012

Muy interesante la nota ya que se refiere al medio de comunicación más usual al momento, sobre todo, aunque no lo crean para los adultos ya veteranos, los que ya no salimos tanto ni tenemos otros medios para relacionarnos más espontáneamente como cuando éramos adolescentes. Lo negativo: las mentiras

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