Si bien nuestro trabajo como psicólogos es aconsejar a los padres,
prefiero mostrar más de una alternativa, y que cada papá y mamá decida qué es mejor para sus hijos.
No hay una única receta y ciertamente
cada niño, cada familia, es diferente; por lo cual lo que es bueno para uno, no lo es para otro y viceversa.
Me he encontrado con muchos profesionales que están en contra del “colecho”, o sea, de que los hijos duerman con los padres. A veces, es con uno solo de ellos, ya que se encuentran separados.
Muchos niños se pasan a la cama de sus padres, simplemente porque les gusta... otros niños lo hacen por miedo, ya que temen quedarse solos en sus cuartos y que algo malo les pase.
En este caso, encuentro importante
trabajar sobre dichos miedos, ya que los niños se angustian mucho y nosotros también, al ver que sufren.
Lo primero es
no burlarnos de dichos miedos, escucharlos, respetarlos y no minimizarlos. Recuerden que en la niñez, es muy importante valorar a los niños. Si nosotros, que somos quienes tenemos que protegerlos, darles seguridad, los tratamos de “gallinas”, “basta de tonterías”, es probable que reforcemos su miedo y de adulto, posea una estima baja. Por lo que,
en este caso, nuestra tarea como padres es darles seguridad. Consejos:
empatice con su hijo, cuéntele por ejemplo que a su edad, usted también tenía miedo y que le va a contar cómo lo superó… y que el miedo es algo natural, pero a la hora de dormir, no es necesario. Seguramente ya cuenta con muchos peluches… de todas maneras, acompáñelo a la hora de ir a dormir… vayan juntos, como una forma de hacer una actividad juntos y elijan al “
peluche súper héroe”, que dormirá toda la noche con él/ella. De esta forma, se sentirá seguro y acompañado.
Al menos una hora antes de dormir,
no lo deje ver televisión, porque lo sobre estimula y menos aún, si estos programas son violentos. Puede recostarse con su niño y empezar a leer un libro, con la esperanza que se duerma. Siempre decirle la verdad: que se quedará hasta que se duerma y luego, se irá a su cuarto. Mi idea es que duerman con luz apagada, pero para empezar, si el niño se queda dormido durante el cuento, le apagamos la luz. Es bueno
contar con una veladora que se pueda encender fácil. Si se levanta en medio de la noche, sin rezongos y con mucha paciencia, acompáñelo a su cuarto y trate de que se quede junto a su peluche ¨súper héroe¨.
A la mañana siguiente, felicítelo porque durmió una parte solo y aunque fuera a lo de los padres en un momento, pudo volver a su cama.
El día que pase toda la noche solo, se puede inventar una canción, como: “lo lograste, lo lograste… pudiste…” y festejar con una ida al parque, jugar un juego o darle un abrazo gigante. No es necesario comprar algo, sino regalar nuestro amor, la mirada de aprobación, el beso, el abrazo… algunos lo logran enseguida y otros, demoran un poco más. Aclaro que
una vez que la conducta esté instaurada, pueden haber excepciones, como algún viernes o pasarse el domingo de mañana a la cama de los padres: todos recordamos con alegría el domingo que nos quedábamos con papá y/o mamá en la cama… ¡eso es bueno, también!
Hay chicos, donde por más que uno ponga toda la voluntad del mundo, se siguen pasando a la cama. Los padres se quejan de que no pueden dormir, que llegan cansados al trabajo y de mal humor, por la cantidad de veces que se han levantado para cambiar al niño de cama.
¿Qué pasa si se pasa de cama y simplemente lo dejamos? Les aclaro que si su hijo duerme con ustedes, luego es un chico que puede ir a la escuela, tener amigos, cuando es más grande irse de campamento, a la casa de un amigo… no veo nada de malo que duerma con usted.
Los niños no van a ser siempre niños y ¡es tan lindo poder tenerlos, darles amor…!, que no creo que sea perjudicial. Ya cuando sea más grande, él mismo reclamará su espacio y se quedará en su cuarto. ¿Por qué apurar un proceso?
Se dará naturalmente.
Mucho cuidado con aquellos padres que dejan dormir a sus hijos con ellos porque están solos y
el día que llega alguien, deciden imponer la regla de “no a la cama de los padres”: allí se sentirán desplazados. Así que antes de traerlo a su cama, tómese el tiempo necesario para trabajar el cambio de cuarto, explicándole que es grande, que cada uno merece su espacio.
Entonces, cada papá decidirá qué es lo mejor para sus hijos. A veces la educación pasa por modas: hoy al parecer, no está de moda dormir con los hijos. Pero si éstos son chicos y ustedes se sienten cómodos: ¡adelante!
Siga su propio instinto.
Saludos y ¡hasta la próxima!
Viviana VaisenbergTerapeuta Cognitiva Comportamental
Consultorio: Clínica Jakter - 2712.31.31
Página web:
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