La fobia social se define como un miedo o ansiedad elevada en respuesta a una o varias situaciones sociales en las cuales la persona se ve expuesta al posible escrutinio por parte de los demás. Este miedo o ansiedad se pueden sentir en situaciones como las siguientes: hablar en público, relacionarse con personas en fiestas o eventos, dar un examen oral, intervenir en clase, etc.
Quien lo padece se siente muy inseguro, incómodo, con síntomas físicos como rubor, sudoración, palpitaciones, temblores, nauseas, tartamudeo y otros. Solo pensar en dichas situaciones ya le causa malestar intenso. Es lo que llamamos ansiedad anticipatoria. Esta problemática causa deterioro social, laboral o deterioro en otras áreas de funcionamiento de la vida del individuo.
Si es un estudiante le va a restar mucho en su rendimiento ya que no va a animarse a intervenir en clase o cuando tenga que hacerlo va a sentirse muy nervioso, con lo que su desempeño va a estar limitado. Lo mismo sucede si tiene que dar una clase, ponencia u oral; va a sufrir síntomas intensos de ansiedad, que lo llevan a evitar dichas situaciones siempre que le sea posible.
En caso que sea una persona que trabaja, pueden darse situaciones similares dependiendo de las características de la ocupación o profesión que se tenga, pero siempre la persona va a limitarse en relación a quien no padece este trastorno de ansiedad.
La fobia social suele desarrollarse en la juventud, terminando la adolescencia. Muchas veces se recurre al alcohol para desinhibirse y es posible desarrollar una adicción en ese sentido, ya que si toma como norma para poder desempeñarse mejor socialmente, no se va a poder hacerlo sin tomar. Esto sucede porque no se aprendieron estrategias para enfrentar la fobia estando sobrios.
Es común ver chicos jóvenes que salen a bailar o en la noche a bares y para poder animarse a socializar y sentirse seguros toman alcohol. Así paulatinamente van asociando salir con tomar alcohol para animarse y divertirse y luego no pasan bien si no lo hacen. Ese es el primer factor de riesgo para la adicción.
Si nos centramos en los factores cognitivos, vemos que el principal problema está en la creencia por parte de la persona de que los demás la pueden estar evaluándolo en forma negativa. Y ante esa posibilidad evitan la situación.
Acá hay varias cosas a tener en cuenta:
1. La evaluación ajena no es algo que se de todo el tiempo en cada situación. Las personas a veces están más preocupadas por sí mismos que por cómo se ven los demás.
2. En el caso de que esa evaluación se dé, puede ser tanto negativa como positiva, no debe darse por sentado que siempre es negativa.
3. En caso que lo fuera, no debería importarnos, ya que se trata solamente de la opinión de otra persona.