Pero si estos procesos químicos internos, tienen lugar por igual en todas las personas, ¿qué es lo que hace a unas más atractivas que a otras? Aparte de la biología, existen tres pilares básicos: la sonrisa, el rostro y la voz.
Una sonrisa sincera, en la que participan los ojos, es uno de los mayores encantos que puede poseer una persona. Da a la cara un aspecto más bello y es un gesto que produce una reacción en cadena: es contagioso. Y cuando dos personas se sonríen una a la otra, se establece inmediatamente una corriente de comunicación y atracción entre ellas.
Por otro lado, el tono de voz es muy importante; pues proviene inconscientemente, de la identificación de ese timbre sonoro vocal que se emplea al hacer el amor. Durante los momentos de mayor excitación, todas las voces se hacen más profundas. Nuestra memoria inconsciente, tiene archivado este dato como una sensación agradable. Por ello, al escuchar una voz de estas características, la persona que la posee se transforma, de repente, en alguien deseable y atractivo.
Pero de nada sirve que el organismo, desde su lado puramente químico, ponga todo de su parte; el amor, para que perdure, hay que mimarlo.
La biología cumple su cometido, pero el mantener viva la ilusión del primer encuentro, es cosa de cada uno.
Psicóloga y Sexóloga Gabriela Michoelsson
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