Positivo
- Acercarse suavemente y tomar contacto con el bebé, lo más frecuentemente posible, sincronizando la respiración de la madre o padre y el niño. Esto lo calma y lo conecta con la madre o el padre.
- Decirle su nombre, conversarle, sonreírle, mecerlo suavemente, acariciar las plantas de sus pies y su cabeza en forma suave, hacerle pequeños masajes con aceites livianos. Dar espacio para esta acción, tanto al padre como a la madre y siempre, supervisar que la persona que cumpla el rol de cuidadora, mientras los padres no estén presentes, maneje adecuadamente el tomar contacto físico con el bebé.
- Es muy positivo en niños sobre los doce meses, decirles palabras de estímulo, aplaudirlos, mostrarles diferentes objetos y pasear con ellos en lugares abiertos y sin mucha exposición al ruido. Es muy recomendable, ayudarlos a sentir su cuerpo, a describir sensaciones y sentimientos, estimular los abrazos con sus cercanos y motivarlos a danzar y mover el cuerpo.
- Sobre los dos años, es recomendable generar un reforzamiento del lenguaje, que sea claro, con estímulo de imágenes, historias simples y entretenidas.
- Enséñele a su bebé desde pequeño, a que le comunique lo que le da placer y lo que no. Con esto, podrá saber muchas veces, si está en el camino correcto. Por lo general, el niño no miente... es inocente y permeable permanentemente.
- Proteger al niño es la base de una niñez saludable. Enséñele a su hijo a confiar en usted. Permítale expresar sus sentimientos y emociones, sobre todo cuando ha pasado un susto… conténgalo y déle tiempo al cuerpo para que procese todas las emociones. Si el niño quiere llorar, permita que lo haga, hasta que se calme. Simplemente abrácelo y dígale que respire y sienta su calor.
Negativo
- Es muy importante supervisar que los niños eviten ser expuestos a escenas de descontrol, de violencia o de ruidos muy fuertes, ya que las impresiones van de todas maneras integrándose dentro de su memoria. Por tanto, no es recomendable dejarlo mirar películas no aptas para su edad, ni teleseries, ni nada que no sea supervisado por un cuidador responsable.
- Evitar ser brusco en los movimientos, generar tensión al momento de darle de mamar, en un ambiente poco tranquilo.
- Por ningún motivo, deje al bebé a cargo de menores que no podrán responder a las necesidades del niño. Es inadecuado también, para el niño que se hace cargo de la responsabilidad del adulto.
- No deje al bebé cerca de aparatos de sonido que suenen fuertemente.
- Si ha tenido algún tema importante que le ha hecho pasar un mal rato, entregue la responsabilidad del cuidado del niño a otra persona, mientras usted se calma, de manera de no generar en el niño la sensación de stress.
- Es negativo, no responder con empatía al estímulo del bebé. Si estamos deprimidos o con algún tema importante, es fundamental buscar apoyo en otro adulto, para poder sentirnos respaldados y de esta forma, responder a la demanda de cuidado del bebé, cuando estemos más tranquilos.
- Evite dejar al bebé con alguien, por más de una noche. Los viajes en que dejamos al bebé al cuidado de otro, afectan al apego del menor y puede tener repercusiones en el largo plazo; sobretodo en bebés recién nacidos y niños hasta los siete años.
- Evite el azúcar, los caramelos y los alimentos con alto nivel de azúcar, ya que éstos sobre-estimulan al niño y lo activan.
- Por ningún motivo de té o café a un menor; no lo benefician en absoluto, además de tener el mismo efecto en él, que los mencionados anteriormente.
- Evite fumar cerca de un niño o de una mamá embarazada.
- No permita que le niño pase frío o demasiado calor: son sensaciones que lo alteran.
En suma...
El bienestar infantil es vital para el logro del desarrollo psicológico y emocional del niño y niña, ya que muchos de los problemas que tenemos actualmente de hiperactividad, poco manejo emocional y reacciones inadecuadas, tienen origen en las carencias de los cuidados de los padres. Por un lado, de niños que pueden exigir más control emocional y más regulación que otros y por otra parte, porque como adultos, muchas veces estamos expuestos a experiencias de maltrato y desprotección que han marcado nuestra vida y que en algunas oportunidades, no nos permiten responder de la manera que quisiéramos.
Cuando no somos capaces de cuidar y proteger, generamos procesos de maltrato o a veces, afectamos directamente a la capacidad del niño en su desarrollo. Por esta razón, de pronto nos encontramos con niños tímidos, distantes, serios, más maduros de lo adecuado, exigentes, agresivos, solitarios, sin concentración, hiperactivos… eso tiene mucho que ver con la inhabilidad parental.
En nuestro mundo actual, los profesores pueden detectar este tipo de problemática, pero lamentablemente, muchas veces lo minimizan o lo ven como parte del carácter o temperamento del niño; sin poner de manifiesto, que puede haber un tema a tratar con un especialista. Es importante tratar los temas de niños, cuanto antes, mejor. Luego, de adolescentes, el daño será crónico y probablemente, haya de fondo mucha rabia del niño hacia el cuidador y todo cueste más reparar.
Hacerse cargo de nuestras carencias y enfrentarlas en el día a día, enriquecen el sentido de ser personas dispuestas a resolver los temas que nos plantea la vida.
Cuidar de un niño, no es sólo darle de comer, mandarlo a un buen colegio y enseñarle a no decir malas palabras… es estar presentes, es ser capaces de educar y moderar situaciones. Es poder adaptarse a las distintas etapas del crecimiento del niño... saber manejar situaciones, incluso cuando se pone "preguntón"... no deje de buscar respuestas, estoy segura que su hijo, vale cualquier esfuerzo.
Sahira Rivera Droguett – Psicóloga
Santiago de Chile