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Hablando de sexo con nuestros hijos adolescentes

Hablando de sexo con nuestros hijos adolescentes
Cuando los padres se plantean cómo abordar con sus hijos el tema de la sexualidad cuando éstos transitan por la adolescencia o en la pubertad, llevan unos diez años de atraso en el tema.

La sexualidad no nace con la pubertad o adolescencia: nace con el bebé. Cuando es un niño o niña y le nombramos las partes de su cuerpo (sin ponerles sobrenombres), cuando van al jardín y nos preguntan por qué las nenas son diferentes de los nenes, o de dónde nacemos, etc... ya en esas ocasiones, estamos abriendo el canal de comunicación (o cerrándolo) para hablar con naturalidad de esos temas. 

Si nos mostramos incómodos o no respondemos las preguntas
que se nos hacen, el niño percibe que son temas tabú, de los que no se puede hablar y de ahí en más buscará información en otro lado... o tendrá ideas erróneas acerca del significado de la sexualidad.

Por lo anterior, si pensamos hablar sobre este tema recién en la adolescencia, seguramente estemos muy atrasados respecto de la información que ya manejan nuestros hijos. Hablar de sexo no es una opción, es una necesidad. No se trata de la misma época en que vivimos nosotros, sus padres. Actualmente, en todos los medios hay un bombardeo de información, lo cual hace que estén expuestos a esos mensajes constantemente; y, si no pudieron hablar en su casa, van a buscar otras vías, no siempre acertadas, de averiguar acerca del tema.

Está comprobado que un 70% de los hijos no habla de este tema con los padres. Esto está muy mal, ya que hay abundante información acerca del tema en todos lados; pero esta información, puede no estar de acuerdo a lo que nosotros como padres les queremos trasmitir.

Es importante que seamos los padres quienes demos esa información. Porque junto con la información que nos piden, también les trasmitimos los valores, los marcos adecuados... nos enteramos de cuáles son sus dudas, sus miedos, y así  podemos ayudarlos y estar informados de cómo viven esta etapa.

No hay que realizar una conversación ceremoniosa al respecto: hay que hacerlo con naturalidad, cuando surja una oportunidad de acercarse al tema. Puede ser en el auto, mientras vuelven de la casa de una amiga y nuestra hija justo nos comenta que su amiga tiene novio... o cuando nos comentan que una de sus profesoras está embarazada, etc. Cualquier circunstancia de ese tipo sirve para hablar del tema.

Es probable que nos puedan hacer preguntas que nos resulten difíciles, pero siempre debemos darles la respuesta en forma clara, no tergiversarla ni hacer una explicación tan complicada que no la entiendan. Deben sentir  que es un tema que nos pueden preguntar sin temor a ser castigados, y que la respuesta es verdadera y simple... no un cuento deformado de la realidad o cargado de prejuicios que no ayudan.

Cuando quieren saber acerca de la relación sexual, es buen momento también para explicarles cómo se evita un embarazo y un posible contagio de una enfermedad de trasmisión sexual. Y por supuesto, hablar de los factores emocionales que están en juego y del compromiso que supone dicho paso. No trasmitirles mensajes negativos, sino responsables.

A veces los padres temen que si hablan de estos temas, sus hijos se van a sentir habilitados o empujados a tener sexo más precozmente. En verdad es una idea errónea, porque en esas mismas conversaciones, se trasmite también la idea de estar preparados cuando sea el momento... de no dejarse presionar ni llevar por las amistades que los impulsen a hacerlo porque ellos ya lo hicieron... la importancia de dar ese paso en su vida, del respeto hacia sí mismos y hacia los demás... de cómo evitar un abuso o un situación indeseable, etc. Nada de esto se podría prevenir si no se habla del tema: es como dejarlos a la deriva en un mundo que sabemos que tendrán que enfrentar igual. 

No puede haber padres que crean que sus hijos son asexuados, sino que lo que hay es una negación a hablar del tema y también de su propia sexualidad: los hijos al percibirlo, evitan demostrar su curiosidad ante ellos y buscan otras fuentes. 

El sexo es algo natural y que se da en las personas sanas... no es algo negativo y hay que ayudar a encauzar ese aspecto en nuestros hijos, así como todos los demás.

Generalmente los padres se preocupan más por sus hijas mujeres, que por los varones: temen que les salgan "promiscuas" o que tengan sexo demasiado pronto, etc. Esto es una postura que sigue siendo de “doble moral” para el varón y la mujer, donde el chico se lo educa pro sexo y a la mujer, todo lo contrario. Hoy en pleno siglo XXI, debería haber cambiado esta postura, ya que es una de las causas de disfunciones sexuales y traumas respecto a la sexualidad.

Imagínense cómo puede vivirse el día de mañana, una relación sana entre dos personas que se educan en forma opuesta frente a un mismo tema. La educación tiene que ser en el respeto para ambos, en los NO riesgos para los dos, en saber las consecuencias y hacerse responsables de sus acciones, tanto en el varón como en la mujer. El chico tiene que aprender que debe cuidarse él, como así también cuidar de su pareja... y la chica, lo mismo.

Cuando estas cosas no pasan, es que vemos adolescentes varones teniendo sexo sin protección e instando a su pareja a hacerlo de esta manera... y a las chicas luchando contra esa falta de conciencia, oponiendo a veces una tímida resistencia a tal práctica o terminar cediendo a ella, porque ninguno se siente firme respecto de los riesgos, ya que manejan códigos diferentes.

Ya la adolescencia es una etapa transgresora, por lo que van a tender a correr riesgos; por tanto, hay que tratar que ambos sean muy conscientes de las consecuencias que traen los riesgos en este terreno.

Trasmitirles que no se debe hacer al otro lo que no se desea para sí mismos, y que las cosas son buenas o malas según las consecuencias que traigan para sí y para los demás. Por eso, deben ser los mismos padres los que hablen estos temas con sus hijos: no pueden dejar en manos del azar algo tan importante como la sexualidad.

Me llegan a la consulta muchos adolescentes que no se animan a hablar de estos temas con sus padres y tienen varias dudas al respecto. Cuando les pregunto por qué nunca hablan de esto, me dicen: “en mi casa es así, no se habla de estos temas... se sabe que pueden pasar, pero no se tocan nunca”. Esconden las pastillas, no saben si usando preservativo se evita verdaderamente el riesgo de embarazo, qué pasa si se rompe... o si dejan las pastillas, tienen o no riesgo de embarazo... o hacen el amor en lugares peligrosos, porque no pueden hacerlo en lugares adecuados para no correr el riesgo de que sus padres sospechen, etc. Todas estas situaciones se dan sin que los padres tengan idea por lo que están pasando sus hijos.

Por eso insisto en que no se puede seguir pensando que si no se habla es mejor: esto es una gran equivocación. Hay que abrir los canales de comunicación y asumir que los hijos crecen... y la sexualidad es un aspecto más de su vida, sobre la que ellos deben tomar conciencia.

Siempre es mejor que los encuentre preparados, que tener luego que subsanar una situación por falta de coraje para hablar de “esos temas”.


Ps. Silvia Cardozo

Terapeuta Cognitivo Conductual
Técnico en sexología clínica y docente del área “Disfunciones sexuales” en la Sociedad Uruguaya de Analisis y Terapia del Comportamiento
Email: ensil@adinet.com.uy

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