¿Qué es el abuso?
Según Enrique Echebúrua, catedrático de psicología clínica en el país Vasco, y Cristina Guerricaechevarría, responsable del servicio de asistencia psicológica para víctimas de violencia de género del mismo país, definen que “de manera genérica, se considera abuso sexual infantil, a toda conducta en la que un menor es utilizado como objeto sexual por parte de otra persona, con la que mantiene una relación de desigualdad, ya sea en cuanto a la edad, la madurez o el poder”.
Los mismos dicen que, se trata de un problema mundial que está presente, de una u otra manera, en todas las culturas y sociedades, y que constituye un complejo fenómeno resultante de una combinación de factores individuales, familiares y sociales.
Supone un quiebre en el desarrollo evolutivo del niño/a y puede dejar secuelas que no siempre remiten con el paso del tiempo.
El abuso sexual constituye una experiencia traumática y es vivido por la víctima, como un atentado contra su integridad física, psicológica, por lo que constituye una forma más de victimización en la infancia, con secuelas parcialmente similares a las generadas en casos de maltrato físico, abandono emocional, etc.
Si la víctima no recibe un tratamiento psicológico adecuado, el malestar por lo general, continúa en la edad adulta, trayendo entre otros factores, problemas en su sexualidad.
El abuso sexual infantil en todas sus formas, constituye una grave violación de los derechos fundamentales y los derechos del niño a la protección y los cuidados necesarios para su bienestar, y el derecho a ser protegido contra toda forma de violencia, tal como establece la Convención sobre los Derechos del Niño.
El abuso sexual en la infancia, es uno de los delitos más graves contra la integridad de un/a niño/a.
Es una realidad de difícil detección y que generalmente se silencia, se oculta, NO se denuncia y por lo tanto, termina siendo uno de los crímenes más impunes contra la niñez.
La violencia sexual puede suceder bajo diversas formas: manoseos, violación, explotación y corrupción, con diferentes tipificaciones penales... pero todos constituyen un ataque contra la infancia.
Las estadísticas sobre violencia sexual, crecen año a año en Uruguay: no porque sucedan más hechos de violencia, sino porque se ha logrado visibilizar la problemática y crear mecanismos de denuncia más accesibles a las víctimas, como consecuencia de los grandes esfuerzos de las organizaciones de la sociedad civil (ONGs) y organismos oficiales estatales. Así, nos encontramos con más víctimas que se animan a denunciar que están siendo abusadas o a revelar que han sufrido abusos sexuales durante su infancia. Sin embargo, los números crecientes permiten suponer que los casos también crecen en cantidad, además de la mayor denuncia.
El abuso sexual comprende (según las normativas vigentes):
El
Abuso sexual infantil en todas sus formas, constituye una grave
violación de los derechos fundamentales y los derechos del niño a la
protección y los cuidados necesarios para su bienestar y el derecho a
ser protegido contra toda forma de violencia, tal como establece la
Convención sobre los derechos del niño.
El abuso sexual en
la infancia es uno de los delitos más graves contra la integridad de
un/a niño/a.
Es una realidad de difícil detección y que generalmente se
silencia, se oculta, NO se denuncia y por lo tanto termina siendo uno
de los crímenes más impunes contra la niñez.
La violencia sexual puede
suceder bajo diversas formas, manoseos, violación, explotación y
corrupción con diferentes tipificaciones penales, pero todos constituyen
un ataque contra la infancia.
Las estadísticas sobre
violencia sexual crecen año a año en Uruguay, no porque sucedan más
hechos de violencia, sino porque se ha logrado visibilizar la
problemática y crear mecanismos de denuncia más accesible a las
víctimas, como consecuencia de los grandes esfuerzos de las
organizaciones de la sociedad civil (ONGs) y organismos oficiales
estatales. Así nos encontramos con más víctimas que se animan a
denunciar que están siendo abusadas o a revelar que han sufrido abusos
sexuales durante su infancia. Sin embargo, los números crecientes
permiten suponer que los casos también crecen en cantidad, además de la
mayor denuncia.
¿Dónde ocurre?
El abuso sexual ocurre en un ámbito privado, generalmente en el ámbito familiar; o sea, que se da en casa de la víctima, donde el perpetrador abusa de su poder sobre el niño/a, para imponerle una sexualidad traumática mediante el engaño, la fuerza, las amenazas o más comúnmente bajo la forma de un “juego secreto”, que debe padecer bajo una “ley de silencio”.
Desde la psicología, conocemos las aberrantes consecuencias que acarrea la erotización temprana del cuerpo.
El niño/a o adolescente, generalmente no rompe el silencio por temor al castigo, por sentimientos de vergüenza y culpa, por miedo a las represalias del abusador, generándose desconfianza hacia otros adultos debido a que, al ser abusado/a por alguien en quien el niño/a adolescente confían y dependen afectiva e incluso económicamente, se desmorona la confianza en el resto de los adultos (entre otros motivos).
El informe de Unicef, “Ocultos a plena luz”, establece que más de una de cada diez niñas del mundo (1) han sido víctimas de relaciones sexuales forzadas y otras agresiones sexuales, en algún momento de sus vidas. Las estadísticas varían en cada país y el informe reúne datos de incidentes de violencia sexual que involucran contacto físico, así como la victimización a través de Internet. Siete de cada diez niñas adolescentes de 15 a 19 años, que mencionan haber sido objeto de violencia física o sexual, también dijeron que nunca se lo habían contado a nadie, ni habían buscado ayuda.
Algunos indicadores
Las manifestaciones que suele presentar un niño o una niña víctima de abuso, son muy diversas y dependen de múltiples factores. Según la experiencia clínica en general, tienden a: presentar reacciones ansioso-depresivas, fracaso escolar y dificultades inespecíficas de socialización, comportamientos sexuales agresivos, estrategias de negación de lo ocurrido y son frecuentes los sentimientos de culpa y de vergüenza ante el suceso.
El abuso sexual presenta una especial gravedad en la adolescencia, porque el adulto al intentar el coito, pone en riesgo de embarazo a la adolescente y la misma, toma conciencia del alcance de la relación insana. Por eso es muy común la aparición de conductas como: irse de la casa, consumo abusivo de alcohol y drogas, promiscuidad sexual, conductas auto lesivas (cortes en brazos o partes del cuerpo), bulimia y/o anorexia e incluso, intentos de autoeliminación.
La ausencia o presencia de algunas de estas manifestaciones o síntomas por sí mismas, no comprueban la existencia o no del abuso sexual; muchas de ellas son compatibles con otros tipos de maltrato infantil (los niños víctimas o testigos de violencia doméstica, pueden tener algunos indicadores similares).
Así mismo, algunos niños pueden vivir un abuso sexual y no mostrar aparentemente signos de trauma. Esto puede deberse a diversas razones; como por ejemplo, que al ser muy pequeño/a aún no lo perciba como algo malo.
El papel de la psicología en estos casos, es diferente en función de si el profesional ejerce de forense o de clínico. Los profesionales de la psicología forense, serán los responsables de evaluar la veracidad del testimonio del menor y valorar las posibles secuelas psicológicas del abuso o maltrato. Por su parte, los clínicos se encargarán de intervenir con el menor, para reducir el impacto de estas situaciones de violencia y favorecer su rehabilitación.
De esta forma el rol de psicólogo es fundamental, para que la víctima reanude su vida de forma satisfactoria.
¿Qué hacer?
Pasos a seguir para lograr un adecuado abordaje: 1. la escucha adecuada
2. la denuncia
3. la asistencia inmediata de profesionales
4. las medidas de protección
5. el Proceso de Justicia
Esta es una problemática, con múltiples aristas que interactúan entre sí; es por esto que es un tema que nos toca a todos y todas, de alguna u otra manera. A través de este trabajo, se trata de dar una visión panorámica de un asunto que es tan complejo como la humanidad misma y que puede ser muy cercano a nosotros/as, aunque no lo sepamos.
Lic. Ps. Javier J. ManginiTerapeuta Psicoanalista
Teléfono: 099-843-381
Web:
http://javiermangini.wix.com/psicologiaMail: javiermangini@hotmail.com
CPM - Clínica Psicológica Massey
Avenida Italia 2498 - 2 480 0639
Avelino Miranda 2697 - 2 486 0639
Web:
http://www.clinicamassey.com/(1)
El informe de UNICEF " Ocultos a plena luz" se basa en datos de 190 países y documenta la violencia que se produce en lugares donde los niños deberían estar seguros: sus comunidades, sus escuelas y sus hogares.