El siguiente paso dado, fue la decisión de enseñar a Helen el alfabeto manual. Es una lengua de signos en la que cada letra es signada en contacto con la mano de la persona sordo ciega, de manera que pueda sentir la forma del signo y su significado. Cada letra tiene un signo separado. Esto significa que las palabras y las frases pueden ser deletreadas. También permite que se puedan expresar las ideas más abstractas. Anne la ponía en contacto con el agua y le deletreaba la palabra A G U A, haciéndolo repetidas veces; hasta que Helen empezaba a darse cuenta que cada letra que deletreaba representaba el significado del agua. Esta experiencia le ayudó a darse cuenta que cada cosa que había en el mundo tenía un nombre. Así comenzó a animarse y cada cosa que encontraba, la tomaba y preguntaba a Anne cómo se llamaba.
Anne continuó enseñándole durante los años siguientes. Le hablaba sobre todas las cosas que ocurrían a su alrededor. Deletreaba todas las cosas en la mano, usando frases completas más que simples palabras. Trabajando de esta manera, Anne iba preparando a su alumna Hellen, con nuevas palabras e ideas que necesitaría para poder prepararla para enseñarle a hablar.
Las dos solían pasear juntas por el campo, hablando sobre las ideas que surgían de la mente de Hellen. De este modo Anne consiguió mantener la atención y el interés de Hellen, a aprender cosas cada vez más interesantes. También hizo que participase en nuevos y atractivos hobbies como navegar en una barca, saltar desde un tobogán…
"La vista es la función de los ojos, pero la visión es la función del corazón" - Helen Keller.