Por mucho tiempo cometí el error, entre otros que he cometido, de transferirle a mis hijos muchas de mis angustias y problemas... gracias a Dios ya no es así; pero en esos momentos, no me di cuenta que los estaba haciendo crecer demasiado rápido.
Quizás por eso, me es tan fácil reconocer cuando veo niños hacerse cargo de sus padres y escucharlos decir: “papá, deja de fumar”, “ mamá, ese “pololo” no me gusta para ti", “ mamá, no trabajes tanto... te vas a enfermar”, “papá, no tomes más vino... ya está bueno”, etc.
Hoy, cada vez es más frecuente que vea como “viejos chicos”, intentan regular la conducta de sus padres... que los retan, supervisan y dirigen frente a padres y madres débiles e inseguros, que permiten incluso, el ser regañados por ellos.
Si sólo fuera una opinión, sería hasta exquisito; pero eso los deja a ellos sin contención, ni protección. Los padres no debemos ocultar las verdades a nuestros hijos, pero claramente no podemos transferirles todos nuestros problemas, porque los cargamos de angustias innecesarias con las que poco pueden hacer.
Es bueno que nos vean frágiles, pero con la fuerza de que eso es transitorio y que así como en ese momento nos ven débiles, también tendremos la fuerza para estar bien en otro momento.
La vida esta llena de buenos y malos momentos, pero ellos deben mantener dentro de lo posible su niñez: su necesidad de sentirse contenidos por nosotros, es fundamental para su desarrollo mental.
Pilar Sordo
www.pilarsordo.cl
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