La aceptación implica aceptar que, involuntariamente (tal vez, alguna vez) cometamos un error. ¡Ojo! Tal vez cometer un error, te lleve a pensamientos de este tipo: “ahora no valgo nada", "soy un fracaso", etc.
Cuando algo no te salga bien, no te culpes; puedes decirte: “
me equivoqué, pero la próxima lo haré mejor”.
Tómate un momento, ahora mismo y piensa
"¿puede un error cambiar mi persona?" Recuerda: sigues siendo la misma persona. Lo que estuvo mal, pudo haber sido una determinada actitud o una conducta, incluso puedes también aprender de ésto. En la vida aprendemos por ensayo y error: esa es la forma de aprender.
Recuerdo haber leído un ejemplo, donde se le preguntaba a una persona, qué sentía al haberse equivocado tantas veces al tratar de crear un transmisor. El interrogado, contestaba entonces: “he aprendido 225 maneras de cómo no hacer un trasmisor, ¿cuántas ha aprendido usted?"
La autoestima está vinculada a los mensajes internos que cada uno de nosotros nos damos en algún momento.
Las personas con baja autoestima, suelen ser muy duras a la hora de aceptar un fracaso... se acusan, se critican, etc.; pero no pasa así cuando tienen éxito: lo atribuyen a la suerte o tal vez a que lo que buscaban alcanzar, era algo “fácil”.
¿Por qué no utilizan la misma vara para evaluar tanto los éxitos, como los fracasos? Piensa cuántas veces, eso que veías como lo peor que te podía suceder, termina llevándote por otros caminos, ya que no te queda más remedio que aprender y probar cosas nuevas. Y es que ahí, surgen cosas inesperadas, notables, brillantes, tal vez extraordinarias que jamás hubieras imaginado siquiera. Utiliza este pensamiento para darte valor a tí mismo.
No dejes que otros determinen si has triunfado o no... eres un triunfador cada vez que te
aceptes incondicionalmente.
Viviana VaisenbergTerapeuta Cognitiva Comportamental
www.terapiaonline.com.uy Consultorio: 2.710.25.01