La vejez se suele relacionar con la muerte, los problemas físicos, la pérdida de la memoria, la soledad y el deterioro del cuerpo en general. Pero para envejecer bien, es importante deshacerse de los pensamientos negativos relacionados al proceso de envejecimiento y disfrutar de todas las etapas de la vida.
Afortunadamente, la esperanza de vida en los últimos siglos ha aumentado en más de veinte años. A principios del siglo XIX, la esperanza de vida estaba en torno a los 45-50 años de edad.
En el año 2013 la revista Cell publicó un estudio elaborado por expertos españoles, en el que se analizan las claves del envejecimiento. Uno de los principales resultados de este estudio fue que entendiendo y combatiendo el envejecimiento, se lucha también contra el cáncer. El envejecimiento produce un daño acumulado en el ADN a lo largo de la vida y ese proceso puede originar cáncer, diabetes, problemas de corazón, enfermedades como el Alzheimer.
Sentirse joven es una actitud
La juventud es cuestión de actitud frente a la vida. Envejecer es algo que no podemos evitar, lo único que podemos hacer es atenuar algunos de los efectos que produce en nuestro organismo. El ejercicio físico, la alimentación sana, las condiciones medioambientales favorables, evitar drogas, tabaco y el exceso de alcohol, son algunos factores que van a influir en retrasar el envejecimiento.
Pero, además, si mantenemos una actitud de persona joven podremos disfrutar del proceso de aprendizaje que supone también el envejecimiento.
“La juventud es el momento de estudiar la sabiduría; la vejez, el de practicarla.” -Jean Jacques Rousseau-
Para
sentirse joven, les proponemos algunas estrategias.
1. Sigue haciendo realidad tus sueños
Cuando nos hacemos mayores, vemos que hay sueños que no hemos cumplido por falta de tiempo o porque los hemos considerado imposibles. Sin embargo, haber acumulado años no significa hacerles caso a quienes insisten con la expresión “ya no tienes edad para…” y acabar con dejarnos influir tanto por las opiniones de los demás. No se trata de que nos comportemos como adolescentes, sino de no renunciar a aquellas cosas que queremos hacer porque tenemos una edad: estudios, viajes, deportes, conocer gente nueva, etc. Al menos, explorar si nuestros limites se encuentran mucho más amplios de lo que pensamos.
“No dejes apagar el entusiasmo, virtud tan valiosa como necesaria; trabaja, aspira, tiende siempre a la altura.” -Rubén Darío-
2. Actualízate
La moda, las tecnologías, la sociedad en general, cambian continuamente, por lo que es muy bueno adaptarse a los cambios y aprender cosas nuevas para mantenerse joven, acompañando con una mente activa y en movimiento constante.
3. Protege tu tiempo y tu espacio
A medida que cumplimos años tendemos a centrarnos más en otras personas que en nosotros mismos, pero es muy importante buscar un espacio para hacer lo que nos gusta, para cuidarnos y respetar el tiempo que nos dediquemos a esas actividades. Es importante lograr un equilibrio entre el tiempo que les dedicamos a los demás y nuestro propio tiempo.
4. Sonríe y ríe siempre que puedas
La risa es algo que te hará sentir mucho más joven: ríete de ti mismo, de las cosas divertidas que suceden cada día, tómate los acontecimientos diarios con mucho sentido del humor. Incluso puedes asistir a un curso de risoterapia en el que te divertirás y además, conocerás gente nueva.
Ser viejo con 18 años
Hay personas que han tenido vidas con circunstancias muy difíciles o que simplemente se sienten viejas siendo muy jóvenes. Pero ¿a qué se debe esta circunstancia?
Las personas que se sienten viejas suelen haber abandonado sus sueños, ya sea por circunstancias de la vida, otras por elección... no se dan cuenta que les queda mucho camino por recorrer.
Dejar de tener sueños y de intentar hacerlos realidad, es una de las causas del envejecimiento: hay que tratar de disfrutar del presente. Además, esas personas suelen tener niveles bajos de autoestima: no se quieren a sí mismas, no se valoran y esto les hace encerrarse dentro de sus pensamientos y no salir de ahí por miedo.
Reforzar esa autoestima poco a poco, favorecerá la apertura al exterior y que la persona comience a interactuar con su entorno y con otras personas.
No se trata de tener o no arrugas, sino de sonreírle a la vida.
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