La noche misteriosa,
encendió nuestros cuerpos,
cual pétalos de rosa,
caía su reflejo,
hasta rozar la ropa,
mezclada sobre el lecho,
al igual que tu boca,
retozando en mis dedos,
ardiendo como estopa,
al llegar el deseo,
bajo la luna ansiosa,
encadenada al cielo,
esa que siempre asoma,
vestida de silencio,
deteniendo a las horas,
que apresuran al tiempo,
mientras mi alma llora,
porque tú te vas yendo,
llevando a nuestra historia,
como si fuera viento,
dejándome tan sola,
dormida entre recuerdos...
O quizá alguna nota,
en callado concierto,
de noche misteriosa,
atrapada en los sueños,
que se acerca gloriosa,
hacia un nuevo comienzo.
Una colaboración de:
Prof. Sheina Lee Leoni