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La nueva masculinidad

La nueva masculinidad

Las diferencias físicas son claras... pero las diferencias de género, se van generando a partir de la cultura. 

Tanto el género femenino como masculino, son estereotipados... una construcción social; por lo cual, no hay una sola masculinidad sino que la misma depende de su entorno, de su ubicación geográfica y más.

El niño descubre que un “hombre de verdad”, si se comporta de determinada manera. Y trata de incorporar estas normas, reglas, dogmas, para ser parte del grupo. Años atrás, podíamos decir que la mujer se movía en el ámbito de lo privado y el hombre, en el ámbito público: el hombre era el que ordenaba y la mujer, la que acataba. 

Con el estereotipo de hombre masculino viril, fuerte, que no llora, que debe ser un triunfador, un proveedor, se obtiene como resultado que éste se pierda a sí mismo, para poder ser parte del grupo, siendo aceptado y visto como “masculino”.

Hoy por hoy, en el SXXI, creo que la idea es poder integrar las distintas partes de su ser. Por ejemplo, reconocerse como un hombre que tiene sentimientos. Hasta ahora el único sentimiento que se le permitía exteriorizar era la IRA, la cual se veía reflejada en la violencia hacia otras personas, incluso hacia sí mismo, con tal de demostrar “que era macho”... demostrar su valía a través de la violencia (física y psíquica). El hombre, cuando no podía demostrar su fuerza física fuera de su casa, siempre pudo hacerlo dentro de la misma, con el puño, la voz, el control del dinero, etc. Encontraba un lugar donde mostrar que era "masculino", cuando en verdad las emociones no son femeninas o masculinas, sino simplemente, emociones.

El hombre era el que proveía y esta era su forma de demostrar su afecto, pero sin estar presente. Ahora la presencia del hombre se reconoce como fundamental en la formación "yoica" del niño, fortaleciendo los lazos afectivos. Su presencia hace que el niño, pueda sentirse querido. Para el papá, es muy agradable también, poder disfrutar de su hijo, darle amor... no solo haciendo de proveedor, sino de un papá presente, que escucha, besa, acompaña y dice "te amo", sin vergüenza. 

Amar a los hijos, es un privilegio... algo que se puede gritar bien fuerte... que ya no hay porqué callarlo. Queremos hombres de manos abiertas: que pueden acariciar, tocar, abrazar y no de mano cerrada (puño). Queremos hombres reales, que puedan entablar relaciones más profundas con los demás... no solo con la familia sino también, con sus pares.

¿Cómo empieza este cambio?

La modificación de lo femenino, necesita, o más bien determina, que también haya una modificación de lo masculino. La lucha de las mujeres por sus derechos, los habilitó a ellos a rever su masculinidad. Para trabajar la igualdad de género, tenemos que estar unidos: ésta no puede ser solo una lucha de mujeres. 

Queremos un mundo sin violencia: con hombres y mujeres que puedan expresar sus sentimientos, tener los mismos derechos y ser felices... queremos PAZ y no violencia.

Si queremos PAZ, tenemos que trabajar sobre las causas y no solo sobre el problema. Necesitamos trabajar juntos, contar con la visión de los hombres y la de las mujeres. 

Cuando hablamos de violencia doméstica, violencia de género en la casa, son las mujeres las que luchan; sin embargo, cuando hablamos de violencia en las calles, son los hombres los que se embanderan. Los que buscamos paz no somos masculinos o femeninos: somos todos... empecemos por casa y esto se verá reflejado en la calle. 

Cuando hablamos de hombres, hay que hablar de "masculinidades"; ya que hay más de una forma de ser masculino y la que predominaba, era la machista. Las mujeres también se han vuelto proveedoras y ahora los hombres, pueden ocupar un lugar en el ámbito privado: intercambio de roles, equidad de roles. 

Buscar la equidad es difícil, pero posible. Hay que romper con la estructura... con esa enseñanza donde el niño tuvo que esconder sus sentimientos, para parecer “macho”... donde compitió con otros, para demostrar quién era el más fuerte. Estos roles... este esconder sus verdaderos sentimientos, han formado hombres masculinos, pero no felices. Si lo piensas, la mayoría de los accidentes de tránsito se dan en hombres, ya que deben de correr riesgos porque son “machos”, mayor abandono escolar porque tienen que salir a buscar sustento, suicidio (en general luego de “resolver” una situación con violencia... claro que así no la soluciona: estropea la situación y luego, se quita la vida)... peleas entre amigos o desconocidos, para mostrar que es “valiente”. 

Nosotras por ejemplo, queremos piropos y no groserías... queremos diálogo y negociación. Se puede llegar a esta nueva masculinidad tomando como ejemplo la lucha feminista: ya hay voces de hombres reclamando este cambio.

¿Para qué lograr esta "nueva masculinidad"? Para crecer como personas... para que hombres y mujeres luchen juntos contra la violencia doméstica y no unos contra otros: juntos para disminuir la violencia y la dominación... para prevenir el riesgo en los adolescentes, que por demostrar su virilidad, toman riesgos innecesarios.

Aboguemos por una sociedad de PAZ.


Viviana Vaisenberg

Terapeuta 


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