Las
extensas jornadas laborales de los padres, obligan muchas veces, a que los
niños permanezcan solos en el hogar o se trasladen sin la compañía de un adulto. En ambos casos, es importante tener en cuenta algunas consideraciones para evitar accidentes y situaciones desagradables.
Cuando los chicos quedan solos en casa, es útil que
un familiar o vecino cercano esté atento y sepa el horario en que los adultos estarán ausentes.
Los niños, deben tener bien claro que
no deben permitir el ingreso a desconocidos y que puertas y ventanas, tienen que permanecer cerradas; así como saber que
nunca pueden mencionar ante nadie la presencia de dinero, joyas, bienes materiales u otros artículos de valor, que se encuentren en la vivienda. Tampoco decir que están solos.
Independientemente de la edad del niño, este debe
conocer el nombre completo de sus padres, los
números de teléfono de sus trabajos y celulares. Pero no alcanza con confiar en la memoria del pequeño; además, hay que
dejar por escrito estos números telefónicos y los de otros familiares, de la policía, de la emergencia y de algún vecino. Esta lista hay que
ubicarla a la vista del niño y
el teléfono tiene que estar en un lugar de fácil acceso.
Es bueno que también,
sepan la dirección exacta de su casa, por si necesitan pedir ayuda. En ese caso, el chico debe avisar a la operadora que se encuentra solo.
También es importante que el chico
cuente con una llave de funcionamiento sencillo y asegurarse que la guarda bien escondida. El niño
no debe ingresar al hogar si observa situaciones extrañas al llegar; en esos casos, debe dirigirse a la casa de un vecino o a un comercio cercano.
Una buena costumbre es
avisar a uno de sus padres cuando llega al hogar, para estar atento ante cualquier retraso.
No está demás que los chicos que permanecen solos, aprendan a limpiar una herida y a colocar una venda; al igual que disponer de un botiquín. Es útil
acordar tareas, para que el niño realice mientras sus padres no están: tender la cama, hacer los deberes, etc.
Hay que enseñarles también, que
no tienen que salir sin avisar a sus
padres, ya que los mismos
deben saber todo el tiempo, en dónde se encuentran sus hijos. Además, los padres deben conocer dónde se reúnen sus hijos, quiénes son sus amigos y tener una lista con nombres, direcciones y teléfonos de esos amigos.
En la calle, es mejor que los niños se
desplacen en grupos y por
vías concurridas. Ante el acercamiento de un
desconocido, el chico debe saber que
nunca tiene que dar su nombre ni dirección. Tampoco, acompañar al extraño bajo ningún concepto. Y es importante que sepan que
no pueden aceptar nada de desconocidos: juguetes, dinero, golosinas, etc.
Cuando los chicos andan solos, tienen que tener presente que si un
extraño los sigue, deben dirigirse a un lugar público. Y que
no pueden jugar cerca de viviendas abandonadas o sitios arbolados, ni en la entrada de un garage, ni en la calle.
En cuanto a los recorridos diarios para ir a la escuela, a la parada, al club, etc., no hay que olvidar que
los trayectos cotidianos son los más peligrosos, ya que al saber el camino de memoria, el niño puede confiarse y distraerse. Para evitar eso, conviene
conocer normas y señales de tránsito. Además de realizar,
previamente, unas cuantas veces
el trayecto acompañado de un adulto que le indique todos los posibles peligros.
De todos modos, no es aconsejable que los
menores de siete años se trasladen sin la compañía de un adulto, ya que recién a los
diez años, poseen la madurez suficiente para detectar un riesgo y evitarlo. Es entonces, por ejemplo, cuando pueden cruzar la calle solos. En todos los casos, siempre tienen que caminar por la vereda, sin correr ni jugar. Además, es bueno hacer el
trayecto más seguro (concurrido, con semáforos o cebras),
aunque sea más largo.
No está demás, que los chicos sepan que existen muchos conductores infractores, razón por la cual a pesar de estar frente a una cebra o a un semáforo, deben mirar a ambos lados de la calzada antes de cruzar.
Extraído del portal educativo de la ANEP: Uruguay Educa
urguayeduca.edu.uy