Mi “pancito” de hoy, se relaciona con la segunda de las "cuatro leyes de la espiritualidad”.
La segunda ley dice “lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido”.
Según esta ley, NADA, pero nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas, podría haber sido de otra manera. Es como para dejarnos sin ninguna duda de que nada es casualidad, que todo hecho o suceso es el adecuado y perfecto… que ni siquiera el detalle más insignificante, ni lo más mínimo y "absurdo", se ha escapado desde la casualidad.
Por muy difícil que haya sido una situación, no existe el pensar: "si hubiera hecho tal cosa… hubiera sucedido tal otra…” ¡¡¡NO!!!! Lo que pasó, fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante. Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, necesarias para cada uno de nosotros, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.
Esta ley nos viene a mostrar que "cuando el alumno está preparado, llega el maestro" y muchas veces, "el maestro" es una situación o circunstancia que es hecha a la medida del aprendizaje que necesitamos, por muy dolorosa o difícil que sea: los sucesos que vivimos, son los necesarios para seguir creciendo y aprendiendo.
Como dice la canción: "Lo que pasó, pasó…"… lo que ha de llegar, será también lo justo, lo adecuado y preciso para seguir la ruta personal e individual del crecimiento que hemos programado para nosotros. Por duro que sea lo que sucede, por injusto que parezca, por desentonado que suene, es lo que debió pasar… es lo adecuado para aprender aquello que necesitábamos; por eso es importante estar presente en el momento presente: "oreja, pestaña y ceja", para ser capaces de ver las señales, ya que aunque por momentos no lo veamos en nuestra vida, todo siempre es perfecto y te aseguro que cada uno ¡lo ha elegido!
Por eso hoy te invito a mirar tu caminar y preguntarte ¿qué es lo que puedo aprender de esto que estoy viviendo hoy?
Hoy deseo que tengas momentos plenos y luminosos, donde en cada uno de ellos, el amor sea más que el miedo y te permita avanzar hacia el crecimiento y poder vivir conscientemente cada experiencia que se nos da… y si ves que el miedo se asoma: confía en ti, confía en el amor y ¡sostenlo con el alma!
María Jesús Martínez Bórquez
Psicóloga, Facilitadora de Ceremonias y Talleres.
Coach Ontológica. Terapeuta Floral.
Astróloga. Sahumadora.
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