Todos hemos pasado alguna vez por esa sensación muy incómoda de sentir y decir: “no, esto no me puede estar pasando”, "de seguro que estoy soñando y voy a despertar"… sin embargo, después de la “pataleta”, después de la pena profunda, del llanto desconsolado, debemos cerrar nuestros ojos, escuchar nuestra sabiduría interna y simplemente, aceptar.
Ante cualquier situación que te produzca malestar, analiza qué es lo que puedes hacer para cambiarlo, genera un plan de acción y ejecútalo… no obstante, muchas veces en la vida hay hechos que no dependen de nosotros, que por más que hagas o dejes de hacer, la situación no va a cambiar.
Entonces, en ese momento, por muy difícil que sea, y para seguir adelante y no estancarte, tienes que aceptar la realidad o si no, te quedarás suspendido como en un espacio de tiempo que pareciera que no avanza: porque tú no avanzas… porque te has quedado estancado.
Luchar contra una energía inamovible, contra algo que no depende de ti para cambiar, es un gasto de energía inútil y dañina. Solamente desde la aceptación, se puede seguir adelante sin estancarte.
La aceptación no es resignarse… tiene que ver con tolerar una situación, saber que la vida es así; tiene que ver con soltar, con fluir: es abandonar una lucha hacia algo que no tiene solución… es lograr centrar el interés y el foco de atención hacia otros lugares, que quizás por estar empecinado con llevar la situación a dónde querías, no podías ver y buscar otros caminos que te lleven a vivir en paz.
Finalmente ACEPTAR, incluye una tarea muy activa: enfrentar la realidad para lograr integrarla y así, poder generar un espacio de luz.
Hoy te invito a que revises qué aspecto de tu vida con el cual no estás conforme, es con el que sigues testarudamente dándote de cabezazos y te das cuenta que por más que hagas o dejes de hacer, la situación no cambia.
Hoy te invito a aceptar, a fluir, a soltar y verás con el tiempo, que poco a poco aquello que te dolía y generaba angustia, se va transformando en un espacio de paz.
Hoy te invito a que sueltes el peso, abras las manos y el corazón, y sigas caminando tu camino… que sigas yendo adelante... porque hacia atrás: ¡no se avanza!
Y recuerda que siempre pueden suceder eventos que nos causen pena u otra emoción que no nos guste; sin embargo, depende de cada uno quedarse en esa emoción y optar por el sufrimiento… o cambiar de actitud y conectarse con su luz interior.
Y entonces, ¿VAMOS POR MÁS?
María Jesús Martínez Bórquez
Psicóloga, Facilitadora de Ceremonias y Talleres.
Coach Ontológica. Terapeuta Floral.
Astróloga. Sahumadora.
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