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Lo que tu armario dice de ti

Lo que tu armario dice de ti

Nuestros armarios, son un reflejo de nuestra vida y nuestra personalidad. Y no estamos hablando únicamente de ropa, ni tampoco estamos refiriéndonos solo a ese vestidor habitado en exclusiva por prendas y objetos femeninos. Tanto hombres como mujeres, muestran el mismo comportamiento a la hora de llenar sus estanterías privadas.

Esa chaqueta que compramos con nuestro primer sueldo… esos zapatos imposibles que adquirimos para aquella fiesta y que jamás volvimos a calzarnos… ese bolso que compramos en el extranjero y que jamás usamos… esa botella de perfume vacía que nos gusta guardar, porque nos recuerda a una época muy dulce de nuestra vida... esos discos de vinilo que ya no podemos escuchar, pero que sin embargo, no tenemos por qué desprendernos de ellos…

Los viejos cuadernos del colegio, los apuntes de universidad... la ropa de cuando los niños eran solo unos bebés… ese juguete con el que nuestro hijo se dormía en la cuna… ese espejo roto que ya no sirve, pero que es demasiado bonito aún para lanzar a la basura... ¿cómo hacerlo? ¿Cómo desprendernos de esas cosas que han hilado los momentos más importantes de nuestra vida?

Los armarios no son solo rincones habitados por estanterías, polvo y objetos más o menos útiles… los armarios son universos privados henchidos de recuerdos, pensamientos, deseos y retazos de uno mismo.

Los armarios personales: orden y desorden

Los armarios están habitados por un poco del presente y un mucho del pasado. Muchas veces esconden no solo nuestros gustos y preferencias, sino también, ansiedades, trastornos obsesivos compulsivos y otros tipos de problemas psicológicos que muchos profesionales intentan atajar.

Pensemos por ejemplo en esas personas que necesitan comprar para satisfacer determinadas necesidades... comportamientos obsesivos que les llevan a almacenar y almacenar, sin orden ni control.

Este reflejo está presente en un 10% de la población. El resto convivimos con un armario más o menos ordenado… o regido por un desorden que solo nosotros entendemos y que nos es útil. Pero seguro que pocos de nosotros llegamos a usar el 100% de lo que tenemos en nuestras estanterías. Según varias investigaciones, solo hacemos uso del 20% de todo lo que poseemos.

Recientemente está surgiendo un movimiento social que predica la necesidad del minimalismo; es decir, el utilizar únicamente aquello que de verdad necesitamos, desprendiéndonos de todo lo que es superfluo y que no necesitamos en nuestro día a día. Pero ¿cuántos de nosotros seríamos capaces de hacerlo?

Para conseguirlo… para desprendernos de todo lo que no utilizamos, los terapeutas nos aconsejan hacer frente a "los demonios del armario": porque en todo armario se halla aquello que en un momento dado nos causó ansiedad (o incluso gran felicidad) o que no deseamos lanzar a la basura porque tememos desprendernos de una determinada etapa no superada… o más aún: llegamos a personalizar piezas de ropa como si por ejemplo, fueran fragmentos de una persona (como puede ser el caso de la ropa de un familiar fallecido).

Para lograrlo, nos sugieren que sigamos los siguientes pasos

1. Dedicar cada día, quince minutos a sacar un solo objeto de nuestro armario: pequeños instantes de tiempo, donde decidir qué hacer con esa pieza de ropa o ese objeto. Si implica mucha carga emotiva, hay que enfrentarse a ella y superarla. 

2. Regalar: un modo sencillo de desprendernos de algo sin tener que echarlo a la basura, es regalarlo.

3. Hacer fotos: viejos vestidos de fiesta, camisetas de nuestra infancia o de nuestros hijos... ropa que ya no nos pondremos… en ocasiones, en lugar de conservarlas, también sería útil, hacer una fotografía para guardar ese testimonio físico, para después, desprendernos de esas piezas.

4. Hacer un inventario: pregúntate qué es lo que de verdad necesitas, establece un orden de prioridad… ¿necesitas tener catorce pantalones? ¿doce pares de zapatos? Valora, decide y actúa.

5. Hacer pruebas: está claro que todos disponemos de objetos que nos son más especiales que otros. Si no estás segura de saber de qué deseas deprenderte o de qué no, haz una prueba para valorar el efecto. Pide que te guarden esa pieza, ese objeto... que te lo escondan en un sitio que tú no sepas. Deja pasar los días y observa cómo te sientes... si notas que te causa ansiedad y sufrimiento el no tener esa determinada pieza, recupérala.

Para concluir: está claro que todos acumulamos más de lo que necesitamos en nuestros armarios. Algunas cosas no nos serán útiles y podremos desprendernos de ellas; pero también, hay que comprender que las personas, estamos hechas de recuerdos... y la unión que tenemos con determinados objetos, es a veces muy íntima y especial. Así que cada uno es libre de guardar, desprenderse o conservar… al igual que cada uno, es dueño de su desorden, de su caos particular. 


Como universo propio, todos somos dioses en los mundos privados de nuestros armarios.


www.lamenteesmaravillosa.com

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