1. Dedicar cada día, quince minutos a sacar un solo objeto de nuestro armario: pequeños instantes de tiempo, donde decidir qué hacer con esa pieza de ropa o ese objeto. Si implica mucha carga emotiva, hay que enfrentarse a ella y superarla.
2. Regalar: un modo sencillo de desprendernos de algo sin tener que echarlo a la basura, es regalarlo.
3. Hacer fotos: viejos vestidos de fiesta, camisetas de nuestra infancia o de nuestros hijos... ropa que ya no nos pondremos… en ocasiones, en lugar de conservarlas, también sería útil, hacer una fotografía para guardar ese testimonio físico, para después, desprendernos de esas piezas.
4. Hacer un inventario: pregúntate qué es lo que de verdad necesitas, establece un orden de prioridad… ¿necesitas tener catorce pantalones? ¿doce pares de zapatos? Valora, decide y actúa.
5. Hacer pruebas: está claro que todos disponemos de objetos que nos son más especiales que otros. Si no estás segura de saber de qué deseas deprenderte o de qué no, haz una prueba para valorar el efecto. Pide que te guarden esa pieza, ese objeto... que te lo escondan en un sitio que tú no sepas. Deja pasar los días y observa cómo te sientes... si notas que te causa ansiedad y sufrimiento el no tener esa determinada pieza, recupérala.
Para concluir: está claro que todos acumulamos más de lo que necesitamos en nuestros armarios. Algunas cosas no nos serán útiles y podremos desprendernos de ellas; pero también, hay que comprender que las personas, estamos hechas de recuerdos... y la unión que tenemos con determinados objetos, es a veces muy íntima y especial. Así que cada uno es libre de guardar, desprenderse o conservar… al igual que cada uno, es dueño de su desorden, de su caos particular.
Como universo propio, todos somos dioses en los mundos privados de nuestros armarios.www.lamenteesmaravillosa.com