La gente joven se queja con frecuencia de que “no pueden hablar con sus padres” o de que “los mayores no me comprenden”. Dos posiciones encontradas; pero, demás está decir, que sobran las buenas intenciones.
La única forma de ir logrando que se entiendan estas posiciones, es conversando ampliamente. Muchos chicos y chicas dan por sentado que sus padres no los comprenden... o automáticamente, lo que dicen sus padres es literalmente “anticuado”.
Si entran con este concepto a una conversación, no esperamos muy buenos resultados. Una buena manera de hablar es ser franco/a, escuchar lo que se habla, preguntar las dudas, estar en una actitud de acuerdos y entendimientos.
Es natural que los hijos en la medida en que crecen, descubren y reconocen defectos en sus padres.
En un ambiente cálido y seguro, los adolescentes, podrán sentirse a gusto para permanecer en familia hasta independizarse.
Hay algo que debemos recordar para reflexionar, padres, madres. En estos momentos, es cuando se ponen en evidencia las carencias educativas, la falta de un diálogo respetuoso, la falta de conciencia para reconocer los errores, la perseverancia en modelos arcaicos que alejan y levantan un muro insalvable con los hijos; ya que ellos, con un pensamiento lógico y en acción, develan sin titubear las inconsistencias de, a veces, el discurso adulto.
Gabriela Michoelsson (Sicóloga-Sexóloga)gabriela@saberdesexo.com094.21.28.21