Los beneficios de perdonar

Me encontraba estudiando todo lo relativo a "La Felicidad", cuando en esa búsqueda, surgieron hermosos descubrimientos.

Creo en la felicidad como un objetivo universal, el cual tiene un camino personal.

La felicidad se encuentra por muchos caminos: en cada camino está la decisión de cada uno de nosotros, sobre cuál tomar y la sensación de cómo me voy a sentir.  

El perdón como camino, me cautivó. Valga la aclaración que no es lo mismo perdonarnos a nosotros mismos, que a otras personas. Aquí hablo de perdonar a otros, como algo sanador y necesario para nuestra felicidad.

¿Por qué? Cuando estamos enojados con alguien, estamos pendientes de lo que le pasa o al contrario: tratamos de no saber nada. Sin embargo, está en nuestro pensamiento... un pensamiento rumiante, que está ahí y no nos deja disfrutar... un pensamiento que está muchas veces al día.

Un pensamiento que nos llena de bronca, que termina lastimándonos, contaminando todo aquello que nos rodea, incluso a nuestros seres más queridos.

Cuando estamos enojados, a veces gruñimos en vez de hablar; dejamos de disfrutar por pensar en “cómo deberían haber sido las cosas”, si él o ella hubiesen hecho tal cosa o cuál cosa. O recurrimos en pensamientos como “él o ella, no tendría que haberme hecho esto”. Como estos, hay muchos pensamientos similares, que no nos permiten disfrutar nuestra vida... que hasta adónde sé, es una sola.

El ejercicio recomendando por una psicóloga rusa-norteamericana, es hacer una carta y perdonar a aquella persona que nos ha lastimado. Recuerden que perdonar es por uno mismo.

Había allí varios ejemplos que les voy a contar, ya que los encontré muy ilustrativos para poder explicar cómo el perdonar nos puede beneficiar.

“Si arrojas una brasa ardiendo para quemar a quien te ha lastimado, es tu mano la que se quema”. Lo encontré tan real, que para mí se abrió un mundo nuevo.

Voy a compartir con ustedes, dos formas de trabajo.

Lo primero es cambiar la manera de ver las cosas. Con esto quiero decir que tal vez no sean tan dramáticas como las piensas y si lo son, trata de buscar lo positivo y si no lo hay, piensa: ¿qué aprendiste de esa situación? Toda experiencia buena o mala, deja un aprendizaje…

Volviendo a los ejemplos anteriores: “no tendría que haberme hecho esto”... aquí vemos claramente cómo este pensamiento, no te permite avanzar y a su vez, es autoritario. Te aconsejo probar cambiarlo por otro pensamiento más adaptativo, como ser “no me gustó lo que me hizo”.

No te estoy pidiendo que te pase a gustar algo que te causó daño... ni que pienses que perdonar es olvidar o retomar un vínculo... o que puedas obtener lo que has perdido, ya sea objeto o sujeto.

Te estoy proponiendo tener otros tipos de pensamientos menos dañinos, ya que tu odio, rabia, enojo, te impide mirar hacia adelante y disfrutar muchas cosas que hay en este camino, donde siempre todos tropezaremos indefectiblemente con alguna piedra.

Una de las historias que me gustó mucho, fue sobre Nelson Mandela, donde le preguntaron cómo hacía para no odiar a quienes lo habían encarcelado. La respuesta que dió fue: “si seguía odiando a quienes me habían encarcelado, aunque estuviera libre, era como seguir en la cárcel”. De este y de muchos otros ejemplos, podemos aprender mucho.

Cambia tu forma de ver los hechos. Por ejemplo si piensas: “lo hizo porque es mala persona”, tal vez pensar que lo hizo “sin pensar”, o que de esa manera te diste cuenta qué tipo persona era. Estos pensamientos te harán sentir mejor. Si te quitaron algo, recuerda lo bueno. Atesóralo y sigue.

Luego que has trabajado contigo, con tus pensamientos y los has incorporado, puedes sentarte a escribir tu carta. Esta carta a veces se envía y otra veces, no.

La carta puede ser o no enviada, ya que la persona puede que esté en otra situación y no corresponde... o es para alguien que ya no está... o porque el destinatario es la vida misma. Si quieres, tienes la posibilidad de enviarla o de leérsela tú mismo. Eso lo dejo a criterio de cada uno: pero tómate tu tiempo para hacerla.

Escribe cada cosa por la cual te sientas agredido, lastimado y escribe al lado: "TE PERDONO". Empezarás a sentir qué bien que se siente liberarse del enojo: caminas más liviano y en tu cara comienza a aparecer una sonrisa.

La sonrisa es mágica y se va pasando de persona en persona, generando el círculo de la felicidad.

Recuerda que no tienes que olvidar: la memoria es para no repetir, para aprender, pero no para flagelarte horas, días, años.
 
Puedes liberarte ahora. Haz tu carta si lo deseas.

Luego decides si la envías o no. Lo importante no es la respuesta... tampoco lo hagas esperando ver cuál es la reacción de la otra persona. Empieza a actuar por y para ti.

No importa lo que diga o piense el otro: eres tú quien lo perdona para poder seguir tu camino... un camino de felicidad. Confío en que puedas hacerlo.

Les deseo una buena semana.


Viviana Vaisenberg
Terapeuta Cognitiva Comportamental
Página web: www.terapiaonline.com.uy