Un tema de mucho interés actualmente, es el auge en el consumo de la llamada “pastilla azul” o viagra, entre los jóvenes. Amerita, por tanto, evaluar algunos aspectos que llevan a que esto suceda.
El viagra, es una medicación que fue originalmente pensada para edades más avanzadas o para disfunciones eréctiles que tienen una causa orgánica. A pesar de esto, resulta ser cada vez más frecuente, que sea el "caballito de batalla" de jóvenes, que lo toman innecesariamente.
El tema de la “performance sexual”, aparece frecuentemente en las conversaciones de los jóvenes. En dichas conversaciones, comentan las experiencias que cada uno ha tenido, se comparan, se miden con sus amigos. Puede darse que, si alguno no se siente tan seguro o no le fue tan bien en alguna ocasión... o teme no poder satisfacer a su compañera en forma natural, recurre al viagra como solución “mágica”, que le quita dichos temores. Todo esto para poder estar a la altura de lo “esperado” o a la altura de los “cuentos” de sus amigos más afortunados.
Al enfrentar la situación de esta manera, se sienten más seguros, confiados y piensan que solucionaron el problema de base. Esto es un engaño, porque muchas veces se terminan haciendo esclavos de esta medicación. Si un día no la tienen, les viene el temor de no poder sin ella y entonces, no se animan solos. O si lo hacen, van con una ansiedad tan elevada, por la inseguridad que les genera estar sin la pastilla, que terminan sin lograr la erección deseada por ese mismo motivo. Están en “rol de espectador” de su propio desempeño y no se abandonan a sentir en el momento. Entonces, el tan temido “fracaso” está asegurado y están inhibiendo su propia capacidad de mantener relaciones sexuales en forma natural y normal.
Sin duda, esto conlleva ideas erróneas acerca del valor de la persona, problemas de autoestima y más aún, una idea muy sesgada (falocéntrica) de lo que es la sexualidad. Cuando un hombre basa su valor, su hombría, su masculinidad, solamente en su desempeño en la cama (más específicamente en la penetración), es cuando le resulta impensable y bochornoso tener o permitirse, una “falla” en ese terreno. Incluso dejando de lado todas las variantes sexuales que hay sin necesitar penetración y que son igualmente importantes.
No tienen en cuenta que cuando piensan en una relación sexual, suponen sólo parámetros masculinos que las mujeres, en su gran mayoría, no comparten. Para ellos, una disfunción eréctil ocasional, supone tirar por la borda cualquier buena opinión que pueda tener una mujer sobre ellos. Para ellas, en cambio, una relación sexual puede resultar un fracaso porque no se dieron otras cosas... igual o incluso más importantes que la penetración en sí. Tal vez no hubo el cuidado que esperaban, las caricias, las palabras que querían escuchar, los mimos, los juegos, etc.
Hay que tratar de ver la sexualidad en forma más global, más amplia. Incluso fuera de la cama, desde la forma de seducción y de conquista previa.
Es básico desterrar estos temores y animarse a confiar en las capacidades de cada uno, no compararse, ni tampoco creer todo lo que se escucha. De lo contrario, no se darán la oportunidad de aprender a enfrentarlos para superarlos... no se darán los tiempos que necesitan, ni se permitirán no actuar como máquinas que responden en forma automática ante cualquier estímulo. Cada persona es diferente, por ende, su sexualidad también lo es. Se necesitan tiempos distintos, comodidad con el otro, confianza y eso no lo da una pastilla, sino que lo genera el poder estar sin presiones ni evaluaciones constantes durante la relación. Jóvenes que no tienen ningún problema real, terminan generándoselo por todos estos prejuicios.
Es necesario corregir estas ideas erróneas acerca de “cómo tiene y debe ser” una relación sexual. Cada persona la vive a su manera, no hay que caer en modelos prefijados que condicionen algo que naturalmente se da sin necesidad de ayuda adicional. Se debe confiar en las capacidades propias y recordar que, el valor y la hombría, no se adquieren con una pastilla.
Ps. Silvia Cardozo
ensil@adinet.com.uy
Terapeuta Cognitivo-Conductual
Técnico en Sexología Clínica
Integrante, Coordinadora y Docente de Suatec (Soc. Uruguaya de Análisis y Terapia del Comportamiento)
Teléfono del consultorio: 2 707 90 27