Me imagino a algunas mamás diciéndose: “Suena lindo, pero… ¿
cómo cambio, si yo no puedo controlar lo que pienso (y por ende, lo que siento)?”.
Yo le digo que sí, que puede controlar su vida: cambiando su forma de pensar.
Esto es posible abriéndose a otras posibles conclusiones o respuestas, frente a una misma situación. Si logra cambiar la forma de ver el mundo, es decir, la forma en que lo piensa, cambiará su forma de sentir al mundo.
¿Cuántas de ustedes se sienten desvalidas?
Sepan que no lo están. Sólo
están en un momento difícil, como pasamos todos aquellos que somos padres; sólo que algunos lo llevan con más seguridad que otros, y esa
seguridad, también se puede aprender.
La apoyo un cien por ciento que haya decido llevar a su hijo a terapia. Eso si,
acepte que tal vez usted también lo necesita, ya que en la medida que se ocupe de usted, su hijo la empezará a ver, o más bien, a sentir, más contenta y él comenzará a estar más feliz, que es en definitiva lo que queremos. Se dará entonces, una
retroalimentación positiva.
Se aconseja que vayan ambos padres a la psicoterapia, para que ambos “tiren para el mismo lado”, por decirlo de manera bien compresible.
Por eso aconsejo consultar sin miedo ni vergüenza, un psicólogo o un psiquiatra o si puede, ambos. Allí aprenderá
a ver la "mitad del vaso lleno", en vez de ver la "mitad del vaso vacío". Se sentirá mejor al sentirse más animada, estará en mejores condiciones para lograr una puesta de límites mucho más efectiva que como lo ha venido haciendo hasta ahora.
No tema pedir ayuda. En definitiva, sólo se llevará las
"herramientas"; pero será usted misma quien tendrá la parte más difícil, que será ponerlas en práctica.
En la terapia, podrá aprender a
re-encontrarse con cosas que la hagan feliz... podrá aprender a amar a ese hijo desde el amor y no desde el enojo. Es entendible que sienta enojo si un hijo la aleja, agrede o no hace caso; pero… ¿y
si descubre que lo que necesita su hijo no es otra "palmada", sino un abrazo? Cuando se de cuenta de algo así, habrá avanzado ¡y mucho!
Si logra incorporar las herramientas para que
su hijo la respete sin descontrolarse (esto es, sin gritos, golpes, insultos, etc.), esto será también un
gran paso. Los golpes no generan aprendizaje sino más bronca, más resentimiento, atención negativa, pero atención al fin. Una palmada, podría ser aceptada en un momento donde hay riesgo de vida, como cruzar la calle sin mirar…. pero hay otras
muchas estrategias que no ponen en juego la autoestima del niño, ni tampoco generará culpa en ustedes. Hay ámbitos donde estas herramientas pueden aprenderse.
Infórmese... si no puede pagar la asistencia privada, concurra a la pública; pero busque ayuda, para su hijo y sobre todo, ¡PARA USTED!
Viviana VaisenbergTerapeuta Cognitiva Comportamental
Consultorio: 2.710.25.01
Pág web:
www.terapiaonline.com.uy