La pérdida de un ser querido puede ser estresante. Cuidarse uno mismo en cosas pequeñas, pero importantes, puede ayudar a enfrentarla. Aquí van algunos consejos que quizás ayuden:
• Recordar que la aflicción es una emoción normal. La misma puede desaparecer (y va a desaparecer).
• Participar en los rituales. Los servicios religiosos, los funerales y otras tradiciones ayudan al afectado a superar los primeros días y a honrar a la persona que falleció.
• Reunirse con otros. Incluso las reuniones informales de familiares y amigos, brindan una sensación de apoyo y ayudan a no sentirse tan aislado durante los primeros días y semanas del duelo.
• Cuando pueda, el afectado debe hablar de ello. A algunas personas les ayuda contar la historia de su pérdida o hablar de sus sentimientos. En ocasiones, no se tienen deseos de hablar. Eso también está bien. Nadie debe sentirse presionado a hacerlo.
• Expresarse. Aún cuando no se sientan deseos de hablar, la persona debe encontrar maneras de expresar sus emociones y pensamientos: comenzar a escribir un diario sobre los recuerdos que se tienen de la persona que se perdió y de cómo se siente la pérdida… o escribir una canción, un poema o un tributo a la persona que falleció. Se puede hacer de manera privada o compartirlo con otros.
• Hacer ejercicio. El ejercicio puede cambiar el humor. Puede resultar difícil sentirse motivado; por lo tanto, es mejor modificar la rutina normal si es necesario.
• Alimentarse bien. Seguramente la persona afectada tenga deseos de saltear comidas o quizá no tenga hambre. Pero el cuerpo necesita comida nutritiva.
• Unirse a un grupo de apoyo. Si el afectado considera que puede interesarle concurrir a un grupo de apoyo, puede averiguar cómo unirse a uno. Lo que debe recordar es que no tiene por qué estar sólo con sus sentimientos o dolor.
• Expresar y liberar las emociones. Si la persona afectada tiene deseos de llorar, no debe reprimirse ni preocuparse si escuchar determinadas canciones o realizar algunas actividades, resulta doloroso porque le trae recuerdos de la persona que se perdió. Esto es normal. Después de un tiempo, será menos doloroso.
• Crear un memorial o un tributo. Plantar un árbol o una planta, recordar a la persona con una actividad saludable, como participar en una maratón o caminata a beneficio (por ejemplo, una carrera por el cáncer de mama), en honor del ser amado.
• Conseguir ayuda para un duelo intenso. Si el dolor no disminuye después de un tiempo de la muerte del ser amado, es posible que se desee recibir ayuda. Si el duelo se transformó en depresión, es muy importante que la persona afectada lo comente con alguien.
¿Cómo saber si el duelo está durando demasiado tiempo? Estas son algunas de las señales que puede sentir el afectado:
• Se ha estado de duelo durante cuatro meses o más y no se siente mejoría.
• Se ha sentido deprimido.
• El dolor es tan intenso que siente que no puede continuar con las actividades habituales.
• El dolor está afectando la capacidad para concentrarse, dormir, comer o socializar como lo hacía normalmente.
• Siente que no puede continuar viviendo después de la pérdida, o piensa en el suicidio, la muerte o en lastimarse a si mismo. En cierta medida, es natural que una pérdida haga que las personas piensen en la muerte. Pero si la pérdida ha hecho que piense en el suicidio o en lastimarse a si mismo de alguna manera, o si siente que no puede continuar viviendo después de la pérdida, es importante que se lo diga a alguien de inmediato.
La ayuda de un terapeuta profesional puede ser útil, porque permite hablar del hecho y expresar sentimientos intensos. Muchos consejeros se especializan, por ejemplo, en trabajar con adolescentes que están luchando contra la pérdida de un ser querido y la depresión. Si la persona necesitara hablar con un terapeuta y no está seguro por dónde empezar, es mejor preguntar a un adulto o a un consejero escolar. El médico de confianza también puede recomendar a alguien.