Sin lugar a dudas estamos viviendo un fenómeno social, que a mí me preocupa mucho. La televisión se ha metido en nuestras casas, para informarnos ciertamente y sin querer, para formarnos, ya que tanto adultos como chicos, pasamos horas frente a ella.
Aclaremos que no es solo la TV, sino que somos nosotros mismos los que fomentamos o aprobamos determinadas conductas y de esta forma, vamos educando a nuestros hijos, parejas, amigos, de cómo nos gustaría que nos traten… y terminamos siendo tratadas de una forma que nos hace sentir mal... ¡que paradójico!
Me refiero a la televisión porque creo que es un ejemplo claro. ¿Se acuerdan de los programas familiares, donde todos nos reuníamos alrededor de la misma? Era un momento para compartir en familia.
Ahora si la familia se sienta a compartir un momento agradable frente a la televisión, ¿qué ve? PELEAS, INSULTOS, AGRESIONES, DESVALORIZACIONES Y MÁS.
Pero lo más importante además del contenido, es el mensaje que hay detrás... y es que para triunfar en la vida se necesita:
1. estar en la televisión
2. agredir a los demás (compañeros de trabajo, autoridades, amigos, etc.)
3. rebajar a los demás
4. llevar poca ropa (tanto hombres, como mujeres)
Todo esto, deriva en una alta exigencia para el cuerpo: la anorexia, la bulimia, los tratamientos, las operaciones estéticas, etc., que no son exclusivos del sexo femenino, sino también del masculino.
Y los programas infantiles no se quedan atrás: llegar a casa y que me reciban con una patada y me digan: "bakugans pelea…" o me digan: "pruu... me tiré un “pedo”..." (¡sacado de los dibujitos para niños!), no me resulta en absoluto agradable. Lo mismo que escuchar a las niñas jugando. Estas ya no ven dibujitos, sino que ven programas "supuestamente" para su edad y lo que cantan es : “somos las divinas, fuera feas, aquí no las queremos…”
En suma y como mencioné anteriormente, la agresión es constante e innecesaria en la televisión (tanto en los programas de adultos, como de adolescentes y niños).
¿A qué nos lleva todo esto? A REFLEXIONAR. A prestar atención y tratar de cambiar para bien, para lograr una sociedad donde sea más agradable y armonioso vivir.
En nuestra sociedad, no es raro ver cómo las personas con mal carácter, malhumoradas, son admiradas y tomadas como modelos a seguir. Yo me pregunto, ¿por qué? Porque saben “defenderse”, “porque saben lo que quieren”, “porque llegan a dónde quieren”. Si todo esto es tan así, ¿por qué luego están tan deprimidas? ¿Por qué los índices de suicidio son cada vez más altos? ¿Por qué ya no se escuchan risas, sino solo quejas? ¿Es esto un avance?
La persona cálida de buen carácter, cordial... ¡claro que tiene problemas! Pero los afronta con una sonrisa, porque los mismos son parte de la vida. Y también llora, cuando por algún motivo, sus intereses se ven frustrados (una pérdida, algo que no salió como quería)... llora y expresa de manera adecuada, cómo se siente.
¿Qué pasa entonces? La misma es vista como frágil, que necesita madurar, crecer, enfrentar la vida. ¿No creen acaso que si esta persona tiene la capacidad de enfrentar la vida saludablemente, o sea con esperanza, con amabilidad, con ternura, expresando risa y llanto, ambas cosas necesarias en la vida de todo ser humano, sea quien tenga lo que llamamos
“calidad de vida” y por ende, la capacidad de ser
FELIZ?
Pero desde afuera es criticada, catalogada como “blanda”, “inmadura” y aparecen pensamientos hacia ella de este tipo: “ya se la va quitar esa sonrisa, cuando vea cómo es realmente el mundo”. Y es aquí que pido un
"¡PARATE!" para
REFLEXIONAR.
Empecemos a ver qué modelo queremos seguir y qué modelo le dejamos a nuestros hijos. Un ejemplo de la realidad cotidiana: parados en la cola del tobogán, un chico empuja a otro porque se le "coló". Su mamá le dice: “bien Carlitos, defendé tu lugar”; o si no, lo otro que no es raro escuchar es: “pero, ¿eres tonto acaso?... ¿cómo dejas que se te "cuelen"?"
¿Qué les puedo decir? ¿Dónde quedó la amabilidad? ¿No sería mejor enseñar algo como esto: “explicale al niño que se "coló", que se ponga detrás de ti... que hay una fila”; o algo así como: “déjalo pasar, tal vez sea más divertido tirarse uno detrás del otro”?
¿Qué logramos con el mensaje de “eres tonto”? Si son los propios padres quienes lo llaman así, ¿qué esperan de los demás?
Si son los padres los que habilitan las conductas violentas, ¿por qué les llama la atención si luego en el liceo, son citados porque le pegó a otro chico... o si cuando crece, golpea a su mujer?
¿Les parezco extrema, exagerada? No lo soy: esto se llama
PROFILAXIS, es decir: prevención. No esperemos a que haya un acto violento para salir a protestar: educamos para que esto no suceda.
No tome como modelo al agresivo... se puede llegar muy lejos con una sonrisa, con humor. Piense en esto como una cadena: si me hablan mal, yo hablaré mal y el otro también... y así sucesivamente... si me sonríen, sonreiré y el otro sonreirá... y tal vez así de esta manera, logremos lo que queremos:
¡UN MUNDO FELIZ!Viviana VaisenbergTerapeuta Cognitiva Comportamental
Consultorio: 2710.25.01
Página Web:
www.terapiaonline.com.uy