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Reflexionando juntas: la agresividad

Reflexionando juntas: la agresividad
Hoy les propongo algo: reflexionar juntas. Reflexionar sobre los temas que tratamos semana a semana, que selecciono cuidadosamente de acuerdo con mi profesión y también, mis intereses. Pienso siempre qué tema les interesará desarrollar, contemplando los intereses más variados y teniéndolas muy en cuenta a la hora de seleccionar cuidadosamente la temática expuesta.

Algo que me llamó mucho la atención fue, que en el tema agresividad, al que le dediqué cuatro capítulos, no recibí tantas consultas como esperaba. Las consultan que recibo aumentan día a día, pero no por dicho tema, sino por otras cosas… porque no les va bien con la pareja, los hijos, el jefe, etc.

Sin embargo, comencé a notar que, en muchos casos, detrás del tema de la consulta, está justamente la mala comunicación de esas relaciones truncadas y, subyacentemente, lo que había era un alto grado de violencia. El mismo podía abarcar desde lo verbal (con insultos o silencios), hasta la violencia física. ¿Saben que noté también? Que las personas no veían estas conductas como "negativas" para sí mismas, ni para las demás.

Por más que luego asistiera a terapia, por estar deprimido y no sabe por qué, en muchos casos, debido a sus beneficios secundarios (por ejemplo, lograr sus objetivos a través del miedo), el agresor no tenía interés en cesar su actitud violenta.

Si no hay un deseo de cambio, por más que yo realice mi trabajo, no se puede cambiar. Me lleva tiempo hacer ver a estos pacientes, que la depresión no se debe a que no logró algo determinado o que la gente se le aleja porque “es mala”, sino que es su propia violencia lo que hace que se sienta abrumado, deprimido. La violencia no es el medio para conseguir objetivos en ningún caso.

La agresividad otorga una sensación de logro que es falsa y eso lo que luego lleva a la persona a sentirse tan mal. En este punto, piénselo, reflexione, léalo nuevamente, piénselo y vuelva a leerlo…

La víctima justifica la agresión y tampoco consulta para asesorarse en cómo detenerla. Le parece normal y no nota que la otra persona la agrede. Le parece que ésta “tiene razón” porque ella “no hizo las cosas como debía”... o que “se lo merecía”. Asiste a la consulta por depresión o por otros motivos, sus hijos no la respetan, se siente infeliz y no sabe por qué, se siente vacía, busca la felicidad sin encontrarla... y no ven que la raíz del problema, es la “agresión” sostenida y sobre todo, habilitada por ella misma.

Siglo XXI

Sin lugar a dudas estamos viviendo un fenómeno social, que a mí me preocupa mucho. La televisión se ha metido en nuestras casas, para informarnos ciertamente y sin querer, para formarnos, ya que tanto adultos como chicos, pasamos horas frente a ella.

Aclaremos que no es solo la TV, sino que somos nosotros mismos los que fomentamos o aprobamos determinadas conductas y de esta forma, vamos educando a nuestros hijos, parejas, amigos, de cómo nos gustaría que nos traten… y terminamos siendo tratadas de una forma que nos hace sentir mal... ¡que paradójico!

Me refiero a la televisión porque creo que es un ejemplo claro. ¿Se acuerdan de los programas familiares, donde todos nos reuníamos alrededor de la misma? Era un momento para compartir en familia.

Ahora si la familia se sienta a compartir un momento agradable frente a la televisión, ¿qué ve? PELEAS, INSULTOS, AGRESIONES, DESVALORIZACIONES Y MÁS.

Pero lo más importante además del contenido, es el mensaje que hay detrás... y es que para triunfar en la vida se necesita:

1. estar en la televisión
2. agredir a los demás (compañeros de trabajo, autoridades, amigos, etc.)
3. rebajar a los demás
4. llevar poca ropa (tanto hombres, como mujeres)

Todo esto, deriva en una alta exigencia para el cuerpo: la anorexia, la bulimia, los tratamientos, las operaciones estéticas, etc., que no son exclusivos del sexo femenino, sino también del masculino.

Y los programas infantiles no se quedan atrás: llegar a casa y que me reciban con una patada y me digan: "bakugans pelea…" o me digan: "pruu... me tiré un “pedo”..." (¡sacado de los dibujitos para niños!), no me resulta en absoluto agradable. Lo mismo que escuchar a las niñas jugando. Estas ya no ven dibujitos, sino que ven programas "supuestamente" para su edad y lo que cantan es : “somos las divinas, fuera feas, aquí no las queremos…”

En suma y como mencioné anteriormente, la agresión es constante e innecesaria en la televisión (tanto en los programas de adultos, como de adolescentes y niños).

¿A qué nos lleva todo esto? A REFLEXIONAR. A prestar atención y tratar de cambiar para bien, para lograr una sociedad donde sea más agradable y armonioso vivir.

En nuestra sociedad, no es raro ver cómo las personas con mal carácter, malhumoradas, son admiradas y tomadas como modelos a seguir. Yo me pregunto, ¿por qué? Porque saben “defenderse”, “porque saben lo que quieren”, “porque llegan a dónde quieren”. Si todo esto es tan así, ¿por qué luego están tan deprimidas? ¿Por qué los índices de suicidio son cada vez más altos? ¿Por qué ya no se escuchan risas, sino solo quejas? ¿Es esto un avance?

La persona cálida de buen carácter, cordial... ¡claro que tiene problemas! Pero los afronta con una sonrisa, porque los mismos son parte de la vida. Y también llora, cuando por algún motivo, sus intereses se ven frustrados (una pérdida, algo que no salió como quería)... llora y expresa de manera adecuada, cómo se siente.

¿Qué pasa entonces? La misma es vista como frágil, que necesita madurar, crecer, enfrentar la vida. ¿No creen acaso que si esta persona tiene la capacidad de enfrentar la vida saludablemente, o sea  con esperanza, con amabilidad, con ternura, expresando risa y llanto, ambas cosas necesarias en la vida de todo ser humano, sea quien tenga  lo que llamamos “calidad de vida” y por ende, la capacidad de ser FELIZ?

Pero desde afuera es criticada, catalogada como “blanda”, “inmadura” y aparecen pensamientos hacia ella de este tipo: “ya se la va quitar esa sonrisa, cuando vea cómo es realmente el mundo”. Y es aquí que pido un "¡PARATE!" para REFLEXIONAR.

Empecemos a ver qué modelo queremos seguir y qué modelo le dejamos a nuestros hijos. Un ejemplo de la realidad cotidiana: parados en la cola del tobogán, un chico empuja a otro porque se le "coló". Su mamá le dice: “bien Carlitos, defendé tu lugar”; o si no, lo otro que no es raro escuchar es: “pero, ¿eres tonto acaso?...  ¿cómo dejas que se te "cuelen"?"

¿Qué les puedo decir? ¿Dónde quedó la amabilidad? ¿No sería mejor enseñar algo como esto: “explicale al niño que se "coló", que se ponga detrás de ti... que hay una fila”; o algo así como: “déjalo pasar, tal vez sea más divertido tirarse uno detrás del otro”?

¿Qué logramos con el mensaje de “eres tonto”? Si son los propios padres quienes lo llaman así, ¿qué esperan de los demás?

Si son los padres los que habilitan las conductas violentas, ¿por qué les llama la atención si luego en el liceo, son citados porque le pegó a otro chico... o si cuando crece, golpea a su mujer?

¿Les parezco extrema, exagerada? No lo soy: esto se llama PROFILAXIS, es decir: prevención. No esperemos a que haya un acto violento para salir a protestar: educamos para que esto no suceda.

No tome como modelo al agresivo... se puede llegar muy lejos con una sonrisa, con humor. Piense en esto como una cadena: si me hablan mal, yo hablaré mal y el otro también... y así sucesivamente... si me sonríen, sonreiré y el otro sonreirá... y tal vez así de esta manera, logremos lo que queremos: ¡UN MUNDO FELIZ!


Viviana Vaisenberg
Terapeuta Cognitiva Comportamental
Consultorio: 2710.25.01
Página Web: www.terapiaonline.com.uy

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Comentarios (9)

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Psiq. Viviana Vaisenberg 27-08-2012

Hola! Gracias a todas por los aportes. Me quedé pensando en eso de "llego a casa y me desquito con los míos... sin embargo en el trabajo puedo tener una sonrisa"... lo que tú dices es mucho más común de lo que pensamos (lo cual no implica que esté bien), pero estás en el primer paso de cambio. Te has dado cuenta... lo otro, es cambiarlo. Tendemos a cuidar mucho más a los de afuera, porque de alguna manera tenemos miedo a perder su apoyo o que no les caigamos bien, etc. En cambio pensamos que los de adentro, o sea la familia, son incondicionales... si pones en una balanza... ¿quién debería preocuparnos? NUESTRA FAMI
  • A!!!! Además somos el modelo de lo que queremos, o sea que si llego y sonrío, me van a sonreír, pero si llego y "ladro"... ¿qué puedo esperar que hagan mis hijos, pareja etc.? ¡Que me ladren! Todo vuelve y la sonrisa más que nada. Intentemos dejar de lado la queja y valorar lo que si tenemos: un lugar, casa, familia a dónde llegar y si un día tuviste un mal día en vez de desquitarte, dilo: ¨hijo te amo mucho, mamá hoy esta cansada no contigo, con cosas que me pasaron en mi trabajo... deja que me de una ducha, recobre energías y me encantaría conversar contigo¨. ¿Cómo vamos a hacer si no para que cuando sean adolescentes, nos hablen en buenos términos... cuando ya sean adultos no se de vuelta todo y sean ellos quienes nos destraten? ¡ARRIBA chicas: se puede cambiar! Saludos.
  • María 25-08-2012

    Por qué se da que en trabajo puedo lograr la sonrisa, la amabilidad, a pesar de las exigencias. Pero cuando llego a mi hogar, es cómo que me transformara. Grito, exigo, estoy en una actitud violenta. Gracias.

    Comuna Mujer 23-08-2012

    Gracias Beatriz y Patricia, por sus palabras tan ciertas... porque a fin de cuentas, de eso se trata todo: de ser felices. Un beso muy grande para ustedes y gracias por su aporte.

    Patricia 23-08-2012

    Comparto la idea, la postura del artículo y trato día a día de practicarla. Y si bien parece difícil de mantener una actitud positiva y relajada, con la práctica es más sencillo, y bien vale el ejercicio ;)

    Beatriz 23-08-2012

    Muy buen artículo. Nos hace pensar y situarnos en nuestra realidad y la de nuestro entorno, y tratar de ver si estamos viviendo educando a nuestros hijos para ser felices y hacer felices a los demás. Un beso, Beatriz.

    Comuna Mujer 21-08-2012

    Gracias Graciela, por comentar. Un beso para ti.

    graciela 20-08-2012

    Hola, gracias por tus articulos... muy buenos. Es verdad lo que dices, soy enfermera y trabajo con mucho público. Las personas deben de ser calmas y cordiales con los demás.

    Comuna Mujer 19-08-2012

    Muchas gracias Susana, por tu comentario. Realmente tu aporte es muy valioso.
    Te mandamos un beso grande y agradecemos tu interesante participación.

    susana 19-08-2012

    COMPARTO TODO LO QUE LA PSIC. VIVIANA EXP
  • CA. UNA PERSONA MUY SABIA DIJO UNA VEZ: "HAZ A LOS DEMÁS, LO QUE QUISIERAS QUE TE HICIERAN A TI MISMO"; y TAMBIEN LO CONTRARIO: "NO LE HAGAS A LOS DEMÁS, LO QUE NO TE GUSTARÍA QUE TE HICIERAN A TI MISMO". SI TODOS LO PUSIERAMOS EN PRACTICA, EL MUNDO SERIA OTRO!
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