Esa tarde gélida de invierno,
los amantes volvieron a encontrarse en el sendero de rosas,
para dar rienda suelta a su irrefrenable amor
El tiempo se detuvo, entre besos y súplicas,
hasta que los sorprendió el brillo de la luna,
radiante y llena de gozo.
Fue testigo de todo lo que quisieron ocultar.
creen haber sentido su risa tímida,
camuflada por el canto del viento.
Lucía Rubio
(Publicado en Libro “Luz de Luna II”, España, 2016)