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Separadas con hijos: esperando al otro príncipe azul

Separadas con hijos: esperando al otro príncipe azul
Aunque la gran parte de las mujeres separadas o divorciadas y con hijos no se vuelven a casar, tienen la ilusión de encontrar pareja. Lograrlo, en ciertas circunstancias, puede ser una tarea titánica…

Cuando Laura se separó de Luis, el padre de sus dos hijos, con sus 36 años no estaba radiante de alegría: pero después de 10 años de matrimonio, el balance era inapelable. Se sentía poco respetada, siempre tenía que ceder a las exigencias de él. El amor se fue gastando. No tenía un amante, ni tampoco había nadie que la empujara a separarse. Sin embargo, era lo que necesitaba para sentirse mejor, más tranquila. En el fondo tenía la ilusión de encontrar otro hombre muchísimo mejor. Al menos esa era su esperanza.

Cuatro años más tarde, Laura sigue esperando. Apenas salió la sentencia de divorcio, Luis apareció con una nueva compañera.
Laura, por su parte, después de algunos encuentros sin demasiado interés, se fue acomodando lentamente a la vida de a uno. Ella dice: “No es monótona y es bastante más divertida que antes. Tengo a mis hijos, a mis amigos, un trabajo que me gusta, tomo las decisiones por mi propia cuenta, está bueno. Ya no soportaría otra pelea… y, sin embargo, no me imagino viviendo así muchos años más. Pero tampoco hago nada para que mi situación cambie, porque no aceptaría cualquier cosa ni a cualquiera”.

Laura forma parte de un sector de mujeres que no cesa de aumentar. Les ha pasado lo que a tantas: los aspectos negativos de la pareja predominan sobre los aspectos positivos, ellas transigieron y conservan el amargo sabor de sentir que dieron mucho y a cambio, recibieron poco. Volver a comprometerse para revivir las mismas frustraciones, no las tienta demasiado. Permanecer solas parece, a corto plazo, lo menos desestabilizador, por más que la decisión de no volver a vivir en pareja no esté del todo clara. A falta de algo mejor, navegan con la corriente.

Ellas saben concretar historias fuertes, repletas de emociones, de pasión y de sorpresas. Esperan que sus deseos de plenitud personal, no se vean refrenados por la vida en pareja.
Ninguna adopta casi definitivamente la soledad del corazón. Sin embargo, muchas no logran ver el final de la vida sin pareja. Y queda aún otra exigencia: con sus hijos también se pone la valla muy alta. A eso se le suma el hecho que fundar una nueva pareja después de un divorcio, suele implicar un compromiso con un hombre que a su vez, posiblemente, también tenga sus hijos… Construir algo así como un arca de Noé, no siempre resulta fácil.

De nuevo la misma piedra

Según el sexólogo Philippe Brenot, el 90 % de estas mujeres querrían encontrar el gran amor, pero no lo logran porque desean solidificar la familia, aportar una presencia masculina al hogar.

Cuando encuentran a un hombre, no tardan más de una hora en hablarle de sus hijos. Muy a menudo, en la primera pareja, ellas habían desatendido la sexualidad tras el nacimiento del primer bebé. Después de una separación, suelen caer en la misma trampa. Si los hombres se rehúsan a ser sustitutos del padre, ellas consideran que no valen nada porque no quieren ocuparse de sus chicos, según este autor.

Entonces... objetivo: amante

Por lo tanto, llegamos al objetivo amante. Buscar un hombre por placer y no para rellenar el lugar del marido, el compañero, el padre. Es difícil para las mujeres adoptar este comportamiento, aunque cada vez el fenómeno es más frecuente.

Este acercamiento lleva quizá a las mujeres, al túnel de vivir solas sin pareja, sin compañero de ruta, por más que a veces sea vivido con cierto sufrimiento y muchas contradicciones, no deja de estar sosteniendo la dinámica de la autonomía de las mujeres, reformando poco a poco la pareja y cambiando irreversiblemente la instituciones sociales.

Entre supervivencia y guerrilla, las madres no quieren quedarse solas, pero tampoco están dispuestas a capitular así, sin más.
Por ahora, abren vías para que el futuro valga la pena.

El precio a pagar

El estado de ánimo y el devenir cotidiano de las madres separadas que no logran reconstituir una pareja, marcan nostalgia del amor y de un ideal de vida, además de decepción.

Muchas experimentan, por momentos, fases depresivas. A veces parecen no tener perspectivas, ya que la brecha entre sus sueños y la realidad resulta demasiado amplia.

Consideran que ya no tienen ni familia, porque le falta una pieza al rompecabezas, ni estado amoroso. Estas decepciones no son fáciles de identificar, ya que la función de capitán de barco que desempeñan, les prohíbe a estas mujeres aflojar.

Sin embargo, esto puede tener como consecuencia positiva, que las aliente a reaccionar, a reconsiderar sus exigencias a la hora de buscar un nuevo amor.


Gabriela Michoelsson (Sicóloga-Sexóloga)
gamich@multi.com.uy
094.21.28.21
www.saberdesexo.com

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Comentarios (2)

Agregar un comentario

guillermo 16-10-2013

Laura debe ser una linda señora. Gracias por este espacio. Saludos a ti Laurita y a tu hermoso bb.

guillermo 16-10-2013

Hola! Gracias por este espacio: saludos a todas las damitas... bueno, siempre con la mirada y la frente en alto... son errores de la vida, la vida sigue... es muy bonita, solo hay que saberla llevar. Bueno, quisiera conocer a Laura. Muchas gracias.

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