Todas sabemos que vivimos en una sociedad compleja y acelerada, donde se nos hace difícil detenernos y encontrar un momento para conectarnos verdaderamente con lo que sentimos y con nuestras necesidades.
Es así que perdemos contacto con nuestros aspectos más sensibles, alejándonos de nuestra verdadera esencia y del funcionamiento natural de la vida. Olvidándonos muchas veces la magia de la existencia, la capacidad de sorprendernos ante la maravilla de engendrar una vida y la responsabilidad que esto conlleva. No se fomenta una preparación física y emocional para el momento de recibir a un hijo; pudiendo ser concientes de nuestras necesidades e inquietudes y gestando un espacio que nos permita identificar nuestros propios recursos internos, para que de esta manera, podamos enfrentar mejor esta experiencia tan especial de tener un hijo.
La etapa del embarazo y el puerperio va a estar teñida por como nosotras hemos vivido estas etapas tan primarias y como las hemos elaborado hasta el momento actual, como han sido nuestros padres, nuestros primeros vínculos con ellos, sus presencias y ausencias, etc. Necesitamos para ello, ser honestas con nosotras mismas y ver cual es nuestra disponibilidad para esta tarea tan demandante que es la maternidad sobre todo en las etapas iniciales, cual es nuestra situación personal, económica y afectiva.
Es importante que seamos concientes que el bebé es un ser sumamente dependiente y que necesita un estrecho y casi permanente contacto con su mamá, sobre todo en los primeros meses de vida y que se ve afectado cuando la separación es brusca y genera una ausencia prolongada. Aquí claro está hay varios elementos a discriminar. Como decíamos va a depender de cada situación particular y de las horas de trabajo, también de la capacidad de la madre de entregarse en ese contacto pleno con su bebé luego del trabajo, ya que no importa solo el tiempo que le dediquemos al bebé en forma cuantitativa sino cualitativamente.
Este tema del trabajo es algo que angustia bastante a las mujeres a medida que se termina la licencia maternal, ya que ambos sufren la separación y muchas veces no aparece quien cuidará al bebé que claro está debería cumplir esta función de la forma más amorosa posible. Cuesta integrar ambos aspectos ya que implica pasar de un estado profundamente emocional e intuitivo, íntimo a otro racional, concreto que es lo que implica el trabajo en general antes de que nos sintamos realmente preparadas para regresar a nuestras actividades lo cual genera conflicto. La vuelta al trabajo en general aparece como una imposición social cuando en realidad el deseo de la madre sería permanecer con su bebé. Además sabemos que la vuelta al trabajo en general implica cierto estrés que a veces redunda en el estado emocional de la madre y muchas veces afecta la lactancia.
Lo aconsejable sería si se pudiera que la madre no tuviera una jornada laboral muy extensa y pudiera tener un buen apoyo familiar para poder seguir en un estrecho contacto con su bebé hasta que él lo necesite.
Autora: Ps. Carolina Rodríguez.
Publicado originalmente en:
mundobebé.com
Comuna Mujer 14-10-2010
jessica 13-10-2010
Comuna Mujer - Rosina 29-07-2010
María Ximena 28-07-2010
Mostrando: 4 de 4