¿Cómo se inicia?
El inicio del proceso es muy solapado, descubriéndose por pequeñas alteraciones de la dermis y de los capilares superficiales, los cuales con el trascurrir del tiempo, se dilatan e incrementan su permeabilidad, generando así retención de líquido en el tejido celular subcutáneo y trasudado de proteínas (especialmente fibrina y globulinas). Esto trae consecuencias también en la contextura del tejido adiposo, por el cual los adipocitos se agrupan en islotes comprimiendo así vasos y nervios del tejido conectivo subcutáneo. A partir de esto, se sobrepasa la capacidad de drenaje del tejido linfático, generando acúmulo de sustancias y toxinas de desecho, generalmente no reconocibles por el organismo.
Factores desencadenantes
Los factores que pueden desencadenar un proceso celulítico, se clasifican de la siguiente manera.
Factores hormonales: se postula que el origen de la celulitis sea endócrino. Entre las disfunciones glandulares endócrinas, señaladas como disparadoras del proceso figuran: el hipotiroidismo, las disfunciones hipofisarias, el hiperfoliculismo y distintas disfunciones ováricas. Respecto a esto último, un desequilibrio en el nivel de estrógenos, puede provocar que exista una mayor retención de agua y un aumento en la viscosidad del tejido conjuntivo.
Los desequilibrios hormonales cobran importancia especialmente a partir de la adolescencia, estando vinculados al inicio de producción estrogénica. Esta vinculación es palpable cuando el proceso celulítico se ve incrementado durante la toma de anticonceptivos o en la etapa de la menopausia, ni bien se inicia la terapia de reemplazo hormonal con estrógenos.
Respecto a las hormonas tiroideas, participan en la síntesis de la hialuronidasa, que es responsable de la despolimerización de los glucosaminoglucanos. Asimismo, incrementan la lipólisis en el tejido graso.
Factores genéticos: la herencia genética juega un papel importante en la aparición de la celulitis, siendo frecuente heredar la propensión a padecerla en descendientes sin sobrepeso o que incluso realizan dieta vegetariana. En cuanto a razas, se ha observado que existen algunas que presentan una mayor predisposición que otras a padecer celulitis (mayor la raza blanca que la negra o la oriental).
Factores psicosomáticos: a partir de los avances observados por la psiconeuroinmunoendocrinología, se ha corroborado que los trastornos emocionales, el estrés, la ansiedad o la depresión pueden provocar alteraciones en las secreciones hormonales, a la vez que generan desequilibrios neurovegetativos capaces de provocar alteraciones vasculares periféricas, dificultando la eliminación de agua y sustancias de desecho de los tejidos. Por ejemplo, los cuadros de nerviosismo conllevan a un aumento de las catecolaminas, que en grandes concentraciones estimulan la formación de lípidos.
Factores dietéticos: la dieta puede cobrar cierta importancia, en tanto y en cuanto se incurran en desarreglos hipercalóricos con excesos de grasas, hidratos y alcohol; a lo cual se suman los trastornos digestivos, que impliquen una mala eliminación de desechos y toxinas. Especialmente se tendrá cuidado en evitar la ingesta excesiva de alimentos precocinados (fast foods), así como el exceso de sal. El consumo abusivo de alcohol, incrementa la formación de lípidos.
Factores metabólicos: enfermedades como la diabetes, la obesidad y los trastornos hepáticos, colaboran a la instauración de la celulitis, ya que pueden alterar el drenaje linfático y provocar trastornos circulatorios.
Factores sociales: se incluye aquí principalmente al sedentarismo, el cual contribuye a aminorar la masa muscular con incremento de la masa grasa, la flaccidez (de músculos y tendones) y disminución de los mecanismos de bombeo muscular (partiendo de las extremidades inferiores por reducción del retorno venoso). El llevar o usar fajas o prendas de vestir ajustadas, genera problemas similares. También el usar tacos altos y finos, fumar (altera los pequeños vasos y la oxigenación tisular) o la etapa del embarazo, son factores que también dificultan el retorno venoso.
Clasificación
Hay diferentes criterios para clasificar la celulitis. En función de las características histopatológicas y clínicas, el proceso celulítico puede clasificarse en cuatro grados:
Grado I. Casi asintomática desde lo clínico. Se observa un incremento de la permeabilidad capilar, desigualdad en los adipocitos y microhemorragias.
Grado II. No hay alteraciones en el relieve cutáneo, por lo que es observable solo tras la compresión de la piel.
Grado III. A simple vista se visualiza la piel empedrada (piel de naranja), con dolor a la palpación manual.
Grado IV. A diferencia del Grado III, aquí los nódulos son mucho más visibles, palpables y dolorosos, estando adheridos a niveles profundos. Cursa con alteraciones importantes de la microcirculación.
Localización
La celulitis es un fenómeno que tanto puede afectar a mujeres (90% de los casos), como a hombres. En base a que la fisiología del cuerpo femenino y masculino, y la distribución de la grasa corporal en un sexo u otro es diferente, también lo será la localización de la celulitis.
1. Tipo androide (típica del varón): localiza en las partes más altas del cuerpo y abdomen.
2. Tipo ginoide (típica de la mujer): las zonas más afectadas corresponden a la parte inferior del cuerpo; es decir, caderas, muslos y glúteos. Este tipo de celulitis es la más frecuente y se conoce popularmente como “pantalón de montar”. Con menor frecuencia, la celulitis puede afectar a tobillos, pantorrilla y rodillas; conociéndose esta localización con el nombre de “pierna de bota”, desarrollándose de modo paralelo a la deformación en “pantalón de montar”.
3. Otras: existen localizaciones en zonas muy precisas como ser la región cervical (denominada “cuello de bisonte”), que a menudo está asociada a artrosis cervical, pudiendo ser causal de cefaleas. También existe la de la región lumbar, que se presenta como un profundo canal dispuesto a lo largo de la columna vertebral.
Tratamiento
La primera instancia del tratamiento, será la de corregir ciertos factores agravantes o desencadenantes del proceso. Por ejemplo, se recomendará evitar el sedentarismo, partiendo de la realización de tareas físicas que movilicen fundamentalmente los miembros inferiores. En este caso la natación, caminatas, atletismo, ... se convierten en excelentes aliados para encaminar el proceso. El evitar el alcohol, las ropas ajustadas, la toma de anticonceptivos y el tabaquismo, se convierten en elementos indispensables a la hora de augurar algún resultado terapéutico benéfico. Una dieta de tipo vegetariana, sumada a la ingesta de abundante líquido y la utilización de baños saunas periódicos, indudablemente colaboran en la eliminación de toxinas por parte del organismo.
Preparados tópicos
En función del estadio en que se encuentra el proceso, los preparados tópicos podrán tener suceso o no, en el tratamiento de la celulitis. Mientras más temprano sea el abordaje del problema, mayor éxito tendrán los productos de uso local. Los preparados tópicos tienen como objetivo reactivar la circulación, aumentar la elasticidad y disminuir el contorno de las zonas afectadas. No obstante ello, será imprescindible preparar previamente la piel antes de la aplicación de productos; y en segundo término, saber muy bien el tipo de vehículo apropiado para cada caso.
Los masajes suaves con geles exfoliantes o con guantes de crin, además de eliminar las células muertas que quedan adheridas a la piel, mejoran su aspecto y tienden a activar la microcirculación, evitando los edemas y favoreciendo el intercambio celular. La aplicación del producto tópico debe realizarse sobre piel seca después de efectuada la exfoliación y tras la ducha diaria, ya que así se logra una mayor apertura de los poros de la piel, haciéndolos más receptivos para la absorción de los principios activos.
Activadores de la microcirculación
En estos casos, resultan útiles los preparados venotónicos ya que al mejorar el tono venoso, disminuyen la extravasación de líquidos y fluidos, comportándose a su vez como antiedematosos. Plantas como el castaño de Indias (Aesculus hippocastanum), el rusco (Ruscus aculeatus), la centella (Centella asiatica), el meliloto (Melilotus officinalis), la hiedra (Hedera helix) y la vid (Vitis vinifera), pueden ayudar mucho en este aspecto.
Respecto a la hiedra, se trata de una planta trepadora originaria de Europa, estando ampliamente distribuida en regiones temperadas, en especial Asia (desde la India hasta Japón) y norte de África. Presenta saponinas triterpénicas (hideracósidos y hederinas), con propiedades venoconstrictoras y antiedematosas.
Más allá de sus propiedades activadoras de la microcirculación, la hiedra presenta otras actividades interesantes (por ejemplo: como antitusivo por vía oral). Las saponinas de sus hojas, evidenciaron facilitar la absorción cutánea y la difusión de otros principios activos; en tanto la hederina (una de sus principales saponinas) ha demostrado propiedades lipolíticas, coadyuvadas por la presencia de yodo. De todo esto se desprende que la Hedera helix sea muy empleada en medicina estética, especialmente en trastornos circulatorios venosos y sobre nódulos celulíticos, combinándose con Centella asiática.
Diferentes estudios llevado a cabo en mujeres afectadas de celulitis y tratadas con cremas y jabones conteniendo extractos de Hedera helix al 10% a lo largo de un mes de tratamiento (promedio), arrojaron resultados altamente significativos, en especial en la zona correspondiente a muslos.
En cuanto a la Centella asiática, se trata de una planta trepadora originaria de zonas subtropicales de la India, Indonesia, Pakistán, Sri Lanka, Madagascar, Irán, Malasia, Laos y Vietnam. Sus componentes principales son las saponinas triterpenoides asiaticoside y ácido madecásico. La parte utilizada son las hojas, las cuales demostraron ser una de las armas más eficaces contra los casos de celulitis leves a moderadas. Entre los mecanismos de acción propuestos se pudo determinar en medios de cultivo de células embrionarias humanas, que los extractos purificados de Centella asiatica producen un estímulo en la síntesis de lípidos y glucosaminoglicanos, en especial ácido hialurónico y condroitín sulfato.
Agentes lipolíticos
Son los productos que actúan sobre el tejido adiposo, reduciendo los depósitos de lípidos localizados en los adipocitos. En este grupo, destacan las metilxantinas (cafeína, teofilina, teobromina), los compuestos yodados no hormonales y la L-carnitina. Las bases xánticas, las hallamos por ejemplo en el cacao, té, café, nuez de cola, guaraná y yerba mate.
La cafeína se utiliza principalmente por vía tópica, debido a su alta afinidad con las células de la epidermis, teniendo muy buena penetración. Es la más activa de las metilxantinas, ejerciendo además un efecto termogénico útil en estos casos.
Entre los compuestos yodados de naturaleza no hormonal, destacan el yoduro potásico y extractos de algas como el Fucus vesiculosus. Son utilizados para desencadenar la lipólisis en los adipocitos. Se sabe que las sales minerales y en especial el yodo, causan una estimulación de la lipólisis mediante la activación de la lipasa y un aumento de los intercambios osmóticos, lo que provoca una eliminación de los líquidos retenidos.
Otros
Se trata de compuestos que pueden activar la circulación periférica de la zona afectada, la temperatura y su metabolismo local. Entre ellos destacan el mentol, el alcanfor, salicilato de metilo, algunos aceites esenciales y el alfatocoferol. Existe otro grupo de sustancias llamados despolimerizadores, como el thiomucase o la hialuronidasa que pueden ser útiles.
Dr. Juan Alonso - para Laboratorio Matías González.
Médico
egresado de la Universidad de Buenos Aires - Especialista en Clínica
Médica - Presidente de la Asociación Argentina de Fitomedicina - Asesor
exclusivo en Uruguay del Laboratorio Matías González.
Este
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