Las críticas a veces pueden ser hostiles o constructivas. Del tipo que sea,
¡acéptelas! Es la mejor forma de neutralizar al emisor de la crítica.
Por ejemplo, usted se comprometió a llegar a las 18:00 hs. para un partido de tenis y ha llegado tarde.
No se justifique con veinte mil excusas, acepte que llegó tarde. “ Es verdad que quedé en venir a las 18:00 hs. pero no llegué, ¿Qué podemos hacer?”. “¿Te parece jugar a las 19:00 hs.?”.
Ahora estamos aplicando dos técnicas: una es reconocer que estuvimos mal y la otra es buscar una solución en la cual ambos queden conformes. No acepte nada que luego la haga sentirse mal. Si bien es cierto que usted llegó tarde, ya lo aceptó y haga lo que haga, no volverá el tiempo atrás. No debe hacer trabajo forzado para redimirse. Nunca debe perder el respeto por usted misma.
Imagínese que en su trabajo usted dijo que dejaría las llaves del cajón sobre su mesa y olvida hacerlo. Recién el lunes se da cuenta.
La mañana del lunes en el trabajo, podrá decir: “¡Uy, qué cosa! Me olvidé de dejar las llaves, ¿pudiste hacer algo? ¿Qué podemos hacer ahora?”, Usted acepta su error de una forma asertiva; no se deja manipular por la culpa. Y llega a un acuerdo, con la frase, “¿qué podemos hacer?” .
Su marido va ponerse la camisa y ve que esta aún está mojada, ya que recién hoy se puso en la lavadora.
Marido: “Te olvidaste de poner mi camisa en la lavadora. Debiste haberla puesto ayer”. Esposa: “Sí, es cierto… tendría que haberla puesto ayer, ahora esta mojada. ¿Eliges otra?”. Simplemente reconoce su error.
Amiga I: “Te teñiste el pelo. ¡Qué rara que quedas!...”
Amiga II: “Tienes razón… me veo rara”.
Otra técnica que es muy útil y que me gusta mucho, es la de preguntar para poder entender qué es lo que la otra persona nos quiere decir. Imagine que su pareja, le dice: “¿Otra vez vas a salir con tus amigas?”. La mayoría de las veces usted contraataca dicho comentario, ya sea con reproches del tipo: “Tú también sales” o cae en explicaciones del tipo: “ Lo que pasa es que hace tiempo que no las veo”.
Lo primero que le voy a pedir es que deje de excusarse; lo segundo, que deje de dar explicaciones. Usted se está disculpando como si hubiera hecho algo malo, pero usted bien sabe que no ha hecho nada incorrecto; por lo cual no tiene por qué disculparse.
Cuando se sienta mal, con este tipo de preguntas o comentarios, sepa que la están manipulando.
Usted puede contestar: “Sí, voy a salir con mis amigas y ¿qué tiene eso de malo?”. El: “Porque no queda bien que si estás en pareja, salgas con tus amigas”.
Ella: “¿Por qué no queda bien?”. El: “Bueno, en verdad no es que quede mal, pero justo hoy yo no voy a salir”.
Ella: “¿Qué es lo que te molesta entonces?”. El: “Me gustaría que si yo no salgo, tú tampoco lo hagas”.
Ella: “¿Te gustaría que ambos nos avisáramos con tiempo si tenemos planes con otras personas, así ambos podríamos salir y si no, nos quedemos juntos?”. El: “Sí, me parece muy bien”.
Acá tenemos un diálogo donde vamos interrogando sobre lo que la otra persona le está cuestionando; de esa manera lo va llevando a la verdadera razón. No pregunte sobre lo que usted piensa que le está queriendo decir el otro, sino sobre lo que está diciendo. En este caso el problema no era que saliera, sino que él se había quedado sin salir.
Y así pueden haber miles de ejemplos.