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Yo elijo ser feliz

Yo elijo ser feliz
Solemos preguntarnos cuál es el secreto de aquellas personas que se ven siempre felices: ¿su vida es tan diferente de la del resto? ¿nunca pasaron por malos momentos? ¿será que tienen todo lo que desean?

La realidad es que la vida de todos nosotros siempre tiene momentos lindos, feos, situaciones buenas y de las otras... gratificaciones y adversidades. Pero el secreto está en cómo nosotros tomemos esta parte de la vida y el significado que le adjudiquemos, para que seamos mayormente felices o infelices.

Si frente a cualquier adversidad le doy a ésta una valoración extrema, la voy a sufrir como tal y me puedo decir internamente que no tengo suerte, que mi vida es más difícil que la de los demás, que todo es una lucha, etc. Autocompadecerme, deprimirme, pensar que siempre va a ser así, adelantar conclusiones negativas a futuro y así sucesivamente.

Alternativamente, puedo tomar una actitud de aceptación de la situación desafortunada como parte de la vida y no darle mayor importancia de la que tiene. Valorar mi vida en su totalidad y no a partir de hechos puntuales que no me fueron gratos.
 
Pensar que frente a cada situación que no me agrada, probablemente se dieron muchas más que sí me agradaron y no presté suficiente atención a ellas, porque son parte de lo que estoy acostumbrada y posiblemente, pasaron sin pena ni gloria.

Entonces, si no me centro en las buenas, ¿por qué elijo centrarme en las otras? ¿por qué creo que no me puede pasar nada malo en la vida o que si me pasa, es algo que me debe arruinar?

Siempre podemos cambiar la actitud que tomamos frente a cada situación en la que nos coloca la vida.

Cuando tengo la tendencia a fijarme en las malas y evaluar toda mi vida en base a ellas, estoy cometiendo un error cognitivo, procesando mal la información. Y eso es lo que hace que tenga un concepto erróneo acerca de mi existir. Dicho error es justamente filtrar una parte de la información y realizar en base a ella, un concepto general.

Lo que determina mi estado de ánimo, no es la realidad que me toca, sino cómo yo la vivo.

Lo mismo frente a situaciones en que me comparo con otras personas y pienso que me va peor, que no tengo lo que otros tienen, que no logro encontrar pareja, que mi vida es menos buena y así una larga lista de insatisfacciones. En general: “el pasto del vecino siempre es más verde”.

Este tipo de cosas pasan porque nos ponemos a realizar comparaciones absolutamente subjetivas de un solo aspecto puntual, en vez de trabajar sobre lo que queremos cambiar.

Invertimos un montón de energía en estos análisis, en vez de dedicarnos a mejorar aquellos aspectos que no nos gustan o a aceptar que no tenemos por qué ser iguales y dejar de lado las comparaciones.

Dichas comparaciones nos amargan porque también filtramos información y son absolutamente engañosas. Vemos un aspecto puntual de la vida de otra persona (nunca la globalidad) y lo comparamos con aquello que nosotros queremos y no tenemos. Vivimos la situación como injusta, nos culpamos por ello, etc.

Claro que nunca se nos ocurre compararnos con alguien que tenga menos de dicho aspecto: siempre es con alguien que tenga más. De lo contrario ¡no podremos martirizarnos! Hace unos días leí un post muy cierto que decía: “sufría porque no tenia zapatos, hasta que vi alguien que no tenía pies”. Este tipo de comparaciones no las hacemos nunca. Elegimos quedarnos con lo que nos falta y no con lo que tenemos.
 
Por esto es que siempre el ser feliz, está condicionado por la forma en que interpretamos nuestra vida.

Si yo pudiera elegir centrarme en mis puntos fuertes en vez de en los débiles, en las cosas que sí tengo en vez de las que carezco, en los afectos que he logrado y no en los que he perdido y así sucesivamente, entonces sería mucho mas sencillo ser feliz y vivir complacido con la vida.

Tenemos que comprender que somos seres deseantes y que siempre vamos a querer más de lo que tenemos, en cualquier aspecto de la vida. Nuestros deseos van subiendo de escala: cuando logramos cubrir nuestras necesidades básicas, vamos por otras superiores y así sucesivamente. Nunca estamos conformes, siempre pensamos que si tenemos ese "escaloncito" más, seremos felices y no es así. Cuando llegamos al "escaloncito", nos falta algo más y así de manera progresiva.

Aceptar esta característica inherente al ser humano, es básico para no caer en la trampa del inconformismo.

Si estoy en un momento de mi vida en que me falta algo por alcanzar, alguna meta a obtener, tengo que cambiar esa visión de “falta” y verla como una motivación, como algo a obtener porque “me gustaría”; pero no “porque me falte y sin eso no puedo ser feliz”. Yo puedo ser feliz siempre: no necesito de nada ni de nadie para serlo.

Piensen por ejemplo, cuando no tenemos la casa propia: la meta es tenerla y nos hacemos una preciosa película sobre cómo nos sentiremos cuando la tengamos. Entonces el día que llegamos a obtenerla, apenas si la disfrutamos porque ya pasamos a tener otras metas, ya sea respecto a la casa misma o respecto a otras que le siguen en la escala, como puede ser el auto. Y vamos tras él hasta obtenerlo. Si llegamos a él, seguramente pasemos a querer la casa afuera y así sucesiva y eternamente. Cuando tenemos un hijo, solo pedimos que sea sano... luego cuando vemos que es sano, queremos que sea lindo, después inteligente, luego que le vaya bien, etc., etc.; y la lista es interminable. En cualquier orden de la vida, nos pasa exactamente igual.

Entonces superemos esta trampa y démonos cuenta que no necesitamos nada... que lo tenemos todo para ser felices y veamos nuestros deseos sólo como motivaciones de la vida, pero no como necesidades. Diferenciemos los deseos de las necesidades.

Con estar vivos alcanza... piensa cada día en que todo lo que tienes y no cedas a quejarte o lamentarte por lo que aún no has conseguido.

Seamos conscientes que es la forma en que elegimos ver la vida, la que nos hace felices o insatisfechos. Elegimos nosotros quedarnos de un lado o del otro.

Ps. Silvia Cardozo
ensil@adinet.com.uy
Terapeuta Cognitivo-Conductual
Técnico en Sexología Clínica
Integrante, Coordinadora y Docente de Suatec (Soc. Uruguaya de Análisis y Terapia del Comportamiento)
Teléfono del consultorio: 2 707 90 27

Comentarios (8)

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Comuna Mujer 01-08-2013

Gracias Rosario, por contarnos tu experiencia. Lo importante es siempre estar "despierto" y atento a los pequeños milagros que el universo nos presenta día a día. Un beso grande para ti y gracias por comentar.

Rosario 30-07-2013

Muchas gracias; en un momento malo de mi vida, me hizo mirarla de otra perspectiva. Es cierto que el maestro aparece cuando el alumno está pronto y de la manera más insólita e inesperada.

Comuna Mujer 10-04-2013

Gracias Beatriz, por tu comentario. Te mandamos un beso muy grande.

beatriz 10-04-2013

ME ENCANTO, Y ES TAL CUAL LO DESCRIBE: SIEMPRE DESEAMOS MAS.

silvia cardozo 28-01-2013

Estimada Laura, envÍame un mail detallándome más la situación, para poder orientarte más específicamente. Saludos .

Sil 28-01-2013

Me encantó!!! Me hizo mucho bien!!! Gracias!!!!

Sol 25-01-2013

Me gustó lo que leí, si bien manejo esos conceptos cuesta un tiempo ponerlos en práctica... pero doy fé que es cierto: la clave está en mirar la vida como yo elija.

Laura 24-01-2013

Hola Silvia, en esta oportunidad me surge una duda: es muy cierto todo lo que dices... yo en particular trato de aplicarlo dia a dia, pero en estos momentos estoy pasando por una situacion delicada, un familiar directo está pasando muy mal y es algo que me afecta mucho. Cómo se hace en estos casos para aplicarlo?

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