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Los hijos: educando hoy para un mañana mejor

Los hijos: educando hoy para un mañana mejor
Queridas lectoras, les cuento que hoy sábado, es un día frío de agosto y mi hijo ya duerme a mi lado, en mi cama. Hay excepciones a las reglas y hoy, es una de ellas. Mañana no hay clases, por lo que le permito dormir en mi cama... pero la regla es que duerma en su cuarto. Algo que por un tiempo no se pudo lograr por un tema de espacio, y luego, por miedo. Miedo, ¿de quién?, ¿del niño?, ¿de la mamá?, ¿de ambos?

Desde mi punto de vista, el mayor miedo es: el de la Mamá, a quien le cuesta desprenderse de ese niño y dejarlo crecer, ya que si este logra dormir solo, seguramente signifique que “ya no la necesite tanto”.

Muchas mamás necesitan eso: ser necesitadas por otro para sentirse útiles y ponen allí su valía como personas. Su valía o sea su valor personal, no puede quitárselo nadie y usted misma será quien se lo otorgue, cuando permita crecer a quien está a su lado: a su hijo.

Estaba en casa con mi hijo y tres compañeritos más del colegio: “una locura”, pensarán algunas. No crean que no lo pensé, sin embargo, además de ser Mamá, soy Psicóloga. Por ende, he leído sobre la importancia de que los adolescentes, traigan a sus amigos a casa para saber con quién salen, dónde van, en qué andan, etc.

Es algo que siempre aconsejo en el consultorio a los papás: que además de invitar a los amigos, permitan que las parejas de sus hijos/as vayan a las casas. Ya que si algún día (y éste llegará porque es parte de la vida), ellos deciden tener relaciones sexuales, es mejor que lo hagan en casa. Y no como digo: "en el auto de papá, en un lugar público y muchos otros lugares más…" Ya que, al no tener dónde ir, estas son las alternativas que les quedan para estar juntos y hoy por hoy, todos sabemos lo peligroso que esto puede resultar.

Siempre es mejor saber dónde están y con quién. ¿Acaso no dormirán más tranquilas sabiendo que están en casa?

¡Ojo! No se trata sólo de que vengan a casa. Hay reglas de puerta abierta o cerrada, de horarios, de comer en familia y no con el plato en el cuarto, aprovechando la cena para hablar, sin tv, sin celulares y dejando venir a ese chico o chica, ya que los padres desde pequeños han fomentado el diálogo y lo han tendido desde siempre.

¿Han enseñando a sus hijos a cuidarse y a cuidar al otro?
¿Ya han hablado de sexo, de qué manera se previene un embarazo, de las enfermedades de transmisión sexual, del saber quererse y decir NO y hacerlo sólo cuando se esté preparado/a?

Con todo esto en mi cabeza y un hijo de cinco años, pensé: ¿cómo hago para que a los quince venga con sus amigos a casa? La respuesta es una sola: invitándolos ahora, empezando a compartir desde chicos. ¿O piensan esperar que su hijo o hija tenga quince años y llamarlo, y decirle “papá y mamá te quieren hablar de sexo y saber con quién sales”?

A esa edad ya no se puede, el trabajo o el placer, según les resulte recibir a estos chicos, empieza YA o más bien, empezó ayer… los niños se sienten cómodos en su casa hoy y esto los habilitará a que mañana puedan traer a los amigos a casa.

Otro aspecto importante del juego: tenerlos en casa, le permite ver cómo se comportan entre sí y observar incluso, como muchas veces, aún en estos pequeños grupos, se forma un grupito hostigador y un hostigado.

En este momento: ¡actúe! Tranquila, sin gritos, pero incluya a ese niño hostigado en el juego... si es necesario quite el juego, pero no se lo quite a uno, sino a todos. Aunque en general el niño hostigado no es el dueño de casa, no se deje estar por eso: mañana podrá ser su hijo el invitado a otra casa y allí, ser hostigado.

Aproveche para enseñar los valores en los cuales usted cree. Conozca a sus amigos... permítale al niño apropiarse de su casa y de disfrutar de estar en ella, sin necesidad de salir corriendo a llevarlos a Mc Donald´s, al parque de diversiones u otros. ¿Habrá peleas? Seguramente sí, pero déles la oportunidad que las mismas sean resueltas por ellos, y si no, intervenga sin ponerse del lado de ninguno, pero hasta que no aprendan a jugar juntos, no se retoma el juego.

Si vienen a su casa, no los enchufe frente a una tv: la misma impide el diálogo entre los chicos (claro que resulta más cómodo)... no corren , no pelean, no nada… pero no les está permitiendo jugar, crear, divertirse.

Si usted tiene una casa chica o grande, como sea: quiérela, compártala, vívala. De esa manera su hijo tomará el gusto de estar en ella. El hecho que hoy sea sábado o feriado, no implica salir corriendo a hacer algo que genere un gasto. En casa siempre tenemos una pelota, drypens, algún juego de caja, autitos, lo que sea.

Aprendan a estar en casa y sin tv, a conversar, a compartir y esto se verá reflejado el día de mañana, cuando usted no tenga que llamar a su hijo para conversar de sexo; sino que desde chico, hubo diálogo entre ustedes.


Viviana Vaisenberg

Terapeuta Cognitiva Comportalmental
Consultorio 2.710.25.01
Pag.web: www.terapiaonline.com.uy

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Comentarios (3)

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Comuna Mujer 04-10-2012

Gracias Silvana, por tu aporte. Muchos saludos.

silvana 03-10-2012

No es necesario forzar el crecimiento ni la autonomía de un niño, y mucho menos, hacer sentir a la madre que cuida como ella carente de compañía. Por otro lado, tampoco vale la pena esperar hasta los 15 años para atender las necesidades que no se atendieron en la infancia. Ojo con las verdades absolutas!

silvana 03-10-2012

Como mamá y psicóloga quisiera hacer un aporte. Que los niños estén o no preparados para dormir solos, se puede ver solamente observando al propio niño. Si un niño llora o pide venir a dormir con sus padres, es porque lo necesita.

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