La víctima
El chico que es víctima, no tiene un perfil que justifique a quien o quienes lo atacan; pero sí podemos decir que son personas que se destacan por algo y ello despierta la ira y los celos del hostigador, quien busca y busca por dónde dañarlo, hasta que una vez que lo consigue, la victima está en sus manos y ya no se puede defender.
Hoy vemos que el hostigamiento, se ve más en los chicos que son estudiosos y hacia las chicas, siendo ellas las más vulnerables.
Signos de que su hijo podría estar siendo hostigado
Cambios de humor, retraimiento, comienza a no mirar a los ojos, se encorva como consecuencia de las humillaciones de las cuales es objeto, llora por cualquier cosa, se empieza a poner triste, a retraerse y aislarse, presenta frecuentes dolores abdominales y de cabeza (que también usa para faltar al colegio), trastornos del sueño (se despierta a las 3 de la mañana, pesadillas, insomnio o quiere dormir más que antes... o lo escuchamos gritar “déjame", "ándate", "suéltame"...).
Síndrome del domingo por la tarde: se enferma porque no quiere ir al colegio, comienza a perder útiles, cuadernos, aparecen útiles rotos en la mochila o la mochila dañada, golpes y arañazos en su cuerpo por los que no sabe dar explicación, no quiere hablar del colegio ni de sus compañeros, se queja de que lo "cargan" o "toman el pelo", no quiere ir a cumpleaños o salidas extraescolares, no invita amigos a su casa, empieza a tartamudear o con algún "tic", se vuelve agresivo con hermanos o mascotas, se hace pis en la cama, pide dinero o empieza a hurtarlo.
Si su hijo está siendo hostigado y se anima a contárselo (o si se entera de alguna otra manera), es importante que mantenga la calma para poder ayudarlo.
Es fundamental mantener esa puerta abierta al diálogo, ya que cualquier paso en falso podría cerrarla. Las últimas investigaciones en Uruguay que se van a presentar en el Congreso Internacional de Mobbing y Bullying, afirman que solo 3 niños de 10, le cuentan a sus padres lo que les está pasando; o sea que es muy preocupante, ya que el resto lo vive en soledad, lleno de miedo a nuevas represalias, con culpa y vergüenza.
Síntomas que pueden ser visibles por los docentes
Empieza a faltar a clase, sale solo de la clase frecuentemente, no se reúne con otros para hacer trabajos, le da vergüenza o se pone muy nervioso al intervenir en clase (o deja de intervenir), comienza a bajar las notas, sus compañeros se ríen de él cuando participa, se aísla, prefiere trabajar solo, casi siempre llega con el tiempo justo y evita encontrarse con los compañeros, sale frecuentemente el primero de la clase o se queda en la clase, pide ir al baño habitualmente en hora de clase (no quiere ir en el recreo, porque es justamente donde se puede estar dando el acoso), no quiere ir a las clases de educación física, ni a actividades extras.
No participa de salidas extraescolares: siempre tiene alguna excusa o se enferma. No quiere pasar al pizarrón o dar orales, busca estar cerca de un docente en el recreo, tiene reacciones explosivas frente a hechos menores, le cuesta concentrarse en la tarea, corporalmente se lo ve “achicado”... como que quiere no ser visto.
Ninguno de estos signos aislados son bullying... lo que deben hacer los docentes, es estar atentos y no banalizar, minimizar las conductas de burla hacia un alumno por parte de otros e intervenir inmediatamente protegiendo a la víctima y sancionando a los hostigadores.
El Hostigador
Suelen ser chicos que sufren violencia en su casa (ya sea física o psicológica), poseen muy baja autoestima, pero una gran habilidad para descubrir el “talón de Aquiles” de otro compañero. Generalmente, este "personaje", comienza no solo a hostigarlo él, sino que con el fin de lograr popularidad en el grupo, va manipulando a los demás para que se sumen al maltrato.
Disfruta riéndose de sus compañeros cuando participan en clase, transgrede habitualmente las reglas y lo festeja, es rebelde y desafiante con la autoridad, le causa placer hacer daño, busca ser el centro de atención, evade responsabilidades, es poco reflexivo y muy prepotente, siempre quiere tener la razón, se muestra dominante en las relaciones con sus amigos (líder destructivo), se jacta de sus acciones y logra que los demás le festejen cuando en realidad, son inmorales... no pide disculpas. No es empático, nunca se pone en el lugar del otro y, si lo hace, es solo para quedar bien y seguir manipulando. Usa a los otros para sus fines.
Es muy difícil reconocer que su hijo es un hostigador, pero cuanto antes y más chico es, se puede hacer mucho para ayudarlo y que cambie.
Hable con él y exprésele sus sentimientos, y su posición al respecto. Sea claro y manifiéstele que eso es inaceptable. Reestablezca reglas y pautas de convivencia familiar. Todo acto debe tener consecuencias. Hostigar a un compañero, no puede ser tolerado. Dele a su hijo la posibilidad de reparar y pedir disculpas, con el compromiso de modificar su conducta. Muchas veces es necesaria la ayuda profesional. Los chicos que hostigan en la escuela, son los futuros hostigadores laborales y en un alto porcentaje, se convierten en transgresores de la ley.
Pautas básicas de contención
Nunca dude de lo que su hijo o hija le cuenta, no desconfíe ni crea que exagera. Lo más probable, es que incluso minimice u oculte algunos hechos, para no angustiarlo.
No le diga “deberías haber hecho…”, eso lo hará sentirse culpable de lo ocurrido y doblemente victimizado; pero además, él no puede hacer nada.
No justifique al hostigador ni lo valorice: a veces, quien hostiga es el mejor alumno, el más simpático, aquél chico del que “nunca me lo hubiera imaginado”. Esos comentarios harán sentir aún más humillado a su hijo o hija y no le contará nada más, cerrándose la puerta.
No se queje por el trabajo que tendrá ahora para ayudarlo. A veces (sin querer), los padres expresan su pesar con comentarios como: “lo que se nos viene ahora”… eso hace sentir culpable al chico hostigado y le va a pedir que no haga nada, ya que él mismo teme a las revanchas o a que se burlen más de él, por acudir a los padres.
Si su hijo o hija se animó a hablar, necesita confiar en que lo va a ayudar sin perder la calma... déle tranquilidad y seguridad, así lo aliviará... no se enoje, ni actúe por impulso.
El primer paso es hablar con la maestra y plantear el problema, sin acusar ni responsabilizar a nadie, pero exigiendo un compromiso de cambio por escrito.
Se sugiere también solicitar una próxima entrevista para reevaluar la situación, para monitorear los hechos; pero siempre estar alerta. La maestra o el maestro, debe ser discreto y no comentar esto con los alumnos.
No es recomendable:
- llamar a los padres del hostigador y/o llamar al hostigador acusándolo: esto lo fortalece y debilita a su hijo
- ir “al choque” al colegio, siendo impulsivo, ni enfrentar al hostigador con el hostigado. El primero va a saber manipular la situación, desestabilizar a la víctima y quedar él bien parado, generando dudas en los adultos y por ende, dañando más a la víctima. El bullying no es un conflicto, ¡es un abuso!
- sugerir al niño o adolescente que se defienda (si pudiera, ya lo hubiera hecho... tiene que quedar claro, que no puede porque está en desventaja y haga lo que haga, va a ser usado para volverlo a humillar o agredir)
- intentar organizar estrategias similares a las del hostigador: no va a poder, porque él funciona diferente y además no va a lograr nada.
Descubrir que a su hijo lo están hostigando, genera mucha angustia. Los chicos no lo cuentan, entre otras cosas, para no lastimar a sus padres. Para poder ayudarlo, mantenga la calma. Establezca un diálogo fluido con la escuela: el trabajo conjunto, es un pilar fundamental para ayudar a los chicos.
Pautas de actuación para los docentes
Si se confirma que un alumno está siendo víctima de hostigamiento: hablar con el hostigado para determinar el grado de agresión, hablar con el agresor sin confrontar, comunicar la situación al gabinete, tutor-orientador-coordinador, decidir medidas disciplinarias. Reunión con los padres (de ambos). Derivación. Plan de trabajo.
Si confirmamos que en un grupo existe hostigamiento, debemos actuar con rapidez y firmeza. Hay diferentes maneras de encarar la situación, diferentes técnicas de trabajo con los chicos y con los adultos. Pero es importante adoptar medidas de urgencia, con las cuales estén comprometidos todos los miembros de la comunidad educativa: medidas para proteger al alumno/a que ha sido agredido/a, incremento de la vigilancia en los lugares donde se producen las agresiones, medidas disciplinarias para el/los agresor/es, información a las familias.
El docente y/o equipo directivo, realizará una entrevista individual con cada una de las familias del alumnado implicado, garantizando la confidencialidad de la información. Esto es fundamental para proteger a la víctima.
Lic. Silvana Giacchero
Psicóloga Social, especialización en RRHH
svgiachero@hotmail.com
ACAMLU: Tel. 099274027