Todos sabemos ya, que todo cambia... que estamos en constante crecimiento y modificación de nuestro cuerpo, de nuestro ser, de nuestro conocimiento, de nuestro sentir. Pero a veces, algunos de nosotros decidimos embarcarnos en el viaje del cambio consciente, eligiendo qué cambiar.
Para decidir qué partes quieres cambiar de ti, debes antes conocerte... reconocer tus oscuridades, reconocer qué partes de ti son realmente tuyas, y cuáles vienen contigo por crianza o creencias impuestas.
Luego de elegir o reconocer quién eres y quién quieres ser, debes deshacerte de lo que no te pertenece, lo que no te es propio, lo que es heredado o impuesto por la familia, o la sociedad en la que vives.
Quitarte todo eso de encima duele, hace daño y desde el exterior, puede verse como un acto de locura. Imagina tú ver a alguien que decida de pronto quitarse capas de su piel por propia mano, y verlo sufrir y sentir dolor en el proceso: realmente la imagen es clara y dura.
Seguramente haya quienes no estén afines al cambio, por el compromiso, por el dolor, por el proceso que implica; quizás haya quienes decidan que ese acto de locura, no es más que eso y no logren comprender cuál es tu decisión.
Debes ser respetuoso con ellos y contigo... cada uno tiene su tiempo, y decide qué y cuándo cambiar... e incluso, si es que quiere embarcarse en este viaje o no.
Tu imagen seguramente sea incómoda para quien no quiere cambiar, pero tú también debes respetarte y respetar tu decisión, tu proceso.
Tú sabes que al final, todo será para tu bien... que esos jirones de piel que arrancaste, te sobraban... no te permitían ver quien realmente eres.
Tú sabes que al final, solo te quedará SER... tú sabes que al final, te podrás amar más.
Marisan