El comienzo del año escolar, moviliza tanto a padres como a chicos. Para esto debemos estar preparados, como también preparar a nuestros hijos... para que tengan un comienzo feliz y confiados en sí mismos.
Lo primero es organizarnos... volver a la rutina; por lo cual es aconsejable que dos semanas antes de empezar la escuela, los chicos empiecen a acostarse en un rango que va desde las 19:30 hs. hasta máximo las 22:00 hs. Leer antes de dormir, ayuda a bajar los decibeles y fomenta la lectura (que parece de a poco, estar pasada de moda).
Empezar a cenar juntos todos los miembros de la familia que puedan, ya sea que sean dos personas (hogares monoparentales) o más. Es fundamental que aprovechemos este tiempo para hablar: si queremos que los chicos nos hablen de grandes, hay que empezar a hablar desde niños. Y un dato no menor, es cenar sin TV y sin celular.
Esta es la época de la compra de útiles, uniformes, túnicas. Hagamos que los niños participen de la actividad, para que sientan que son tomados en cuenta y fomentar así, el diálogo durante ese momento: de lo lindo que es ir a la escuela... o los más chiquitos, a guarderías, jardines de infantes. Si tienen miedo o ansiedad por empezar la escuela, tranquilizarlos, darles apoyo. Explicarles que es un espacio donde aprenderán muchas cosas nuevas; al igual que tendrán la oportunidad de compartir tiempo con los amigos.
En los niños más pequeños, se aconseja hacer una adaptación al jardín. Esto depende de cada institución. Desde este lado, aconsejamos empezar con poca carga horaria e ir aumentando la misma (si bien esto a veces es tedioso para los padres, para los niños es muy importante, ya que van acostumbrándose de a poco y no es un cambio brusco, sino paulatino)... es importante que vayan adaptándose a la salida del ámbito interno familiar, al ámbito externo, donde habrán juegos, amigos y reglas de convivencia.
Averiguar si el niño puede llevar algún objeto de la casa, que sea conocido para él, para que le de confianza: los llamados "objetos acompañantes", que sirven en esta transición.
Los padres pueden estar muchas veces más ansiosos y temerosos que los chicos. Aconsejamos que se despidan con confianza... un buen beso y abrazo y decirles la verdad: que los verán al terminar la guardería o cuando salgan de trabajar. No se pongan a llorar, ni les cuenten sus miedos... por el contrario: demuéstrenles confianza tanto en ellos, como en la institución que han elegido para sus hijos.
Los más grandes irán a la escuela. Aquí cada año es más difícil y cada vez hay menos tiempo para compartir con ellos. Antes de empezar el colegio, es bueno hacer en forma de juego, un repaso de lo aprendido el año pasado, para que entren más preparados; pues con tantas vacaciones, seguramente han perdido hábitos que habían incorporado.
Lo importante es apoyar a los niños en aquello que la escuela nos dice que les cuesta y sobre todo, descubrir qué es lo que más les gusta. Si tu hijo falla en alguna materia, no lo atosigues por eso: ayúdalo sí a pasarla, pero céntrate en lo que sí hace bien... ahí tiene que estar tu foco de atención, pues a partir de lo que mejor le salga o guste más, encontrará una vocación que más tarde se podrá convertir en su profesión. ¡Concéntrate en lo BUENO!
Insisto en la organización de la casa. Haz un cronograma para que el chico, los padres o los cuidadores, sepan qué les toca cada día: esto da seguridad y evita muchas pelas. Por ejemplo, se anota la hora en que se harán los deberes si los hay, la hora del baño, de la merienda, la cena y ya de antemano, se decide si entre semana se va a permitir el uso de juguetes electrónicos... allí se anotan los días que se puede y la carga horaria.
¿Por qué evita peleas? Pues cuando das la orden que algo debe ser de tal o cual manera, ya lo tienes anotado... y lo único que dirás es que te remites al cronograma. Si este no se cumple, se retiran privilegios, los cuales ya están anotados también allí. Evita pelar: no eres tú quien lo castiga, sino él o ella quien decide qué hacer.
Les deseo un muy buen comienzo de año escolar y ¡a disfrutar cada momento que podamos, con nuestros hijos! Recuerden que nuestro deber es apoyarlos, para que puedan emprender más adelante su propio vuelo.
Viviana Vaisenberg