Quizás hayas escuchado varias veces aquello de que no debemos “preocuparnos” por las cosas, sino “ocuparnos” de ellas. Pero, ¿has reflexionado en ello? ¿Te has puesto a pensar en la diferencia entre estas dos palabras, que resulta clave si las sabes distinguir?
De hecho, es algo tan importante que puede cambiarte la vida. ¡Y vaya si te la cambia!... pues no es lo mismo “preocuparte” por lo que tienes que hacer mañana, que “ocuparte” de lo que tienes que hacer mañana.
En la primera opción, te inmovilizas y le das vueltas a la misma idea, pensando en un futuro negativo y de fatales consecuencias. En la segunda, te ocupas, es decir, haces algo concreto para llegar a ese propósito.
Por supuesto que ocuparse tiene ventajas para tu propia salud mental. Te ofrecemos aquí cinco opciones que te pueden ayudar a “ocuparte” y dejar a un lado la preocupación que te lleva al estrés y las consecuencias que eso conlleva, para tu calidad de vida.