Diez cosas que sólo las mujeres podemos entender

No solo es el tener que caminar con tacones (aún así, esto ya es bastante complicado en algunos casos)... éstos nos encantan, pero es verdad que al cabo del día, nuestros pies siempre se resienten. No solo ellos, sino también las piernas y hasta la espalda.

Además de todo ello, vamos un poco más allá. Sabemos que cada vez que nos ponemos ese par nuevo de zapatos, terminamos con heridas en la zona posterior del pie. ¡Es casi inevitable! Seguro que te han dicho que “para presumir hay que sufrir” (esa es una de las cosas que entendemos bien las mujeres) y entonces, los pies terminan llenos de heridas de color rojo, que desde luego, no son muy favorecedoras y además, molestan bastante con todo tipo de calzado.

Otra de las cosas que solo las mujeres entendemos, es el dilema sobre el champú y el acondicionador. Desde luego, parece que no, pero da mucho qué pensar. En ocasiones, compramos un frasco de cada uno y siempre pasa, que aunque los comencemos al mismo tiempo, no los terminaremos igual.

Es decir, nos parece que los vamos usando a la par, pero no es verdad. Sabemos que nos dejamos llevar por el acondicionador y es que éste mantiene el cabello más sedoso y nos da la sensación que tenemos que usar más cantidad. Pues no, para que el cabello quede realmente perfecto, no es necesario usar mucha cantidad, sino la correcta y del producto específico para nuestro tipo de cabello. Al final, siempre tendremos una botella de champú, que nos rinde más que el acondicionador.

¿Cuántas tonalidades del color rojo o rosa conoces? Pues las mujeres nos las sabemos todas y alguna más, que no podemos ni imaginar. Desde luego es una tarea complicada, pero esto ocurre sobre todo con los labiales: son muchos y variados, así que, hay que distinguirlos.

No se sabe exactamente cómo, pero se supone que se trata de un conocimiento innato y que se va intensificando a medida que pasa el tiempo: tener que lidiar con numerosos nombres y colores. 

Estas son de las cosas que solo las mujeres entenderán, porque si seguro le preguntamos a los hombres, pocos sabrían reconocer tantas tonalidades para un mismo color de labiales (además de un mundo de cosméticos y maquillajes).

De las peores cosas y la que más rabia da, es que el maquillaje se rompa. En ocasiones, intentamos guardar los frascos a buen recaudo pero aún así, no hay manera: abrimos el cajón y si nos despistamos, ya estará todo en el suelo y sin posibilidad de recuperarlo.

Eso ocurre sobre todo con las paletas de sombras. Cuando un color se rompe en trozos, siempre se puede aprovechar, pero con cuidado. Seguro que podrás arreglarlo o mezclarlo con otros tonos.

Cuando hablamos del cabello, aquí hay un tema con el que todas nos sentiremos identificadas y es que cuando hay humedad, nos encontraremos con el cabello totalmente erizado. 

Un efecto que, a pesar de aplicarnos los mejores productos, será difícil de controlar. Ponemos todo nuestro empeño en alisar el cabello, pero si la humedad está en el ambiente, no podremos hacer nada más: ella es la que lleva las riendas de nuestro cabello.

Lo primero que hay que decir, es que eso no es correcto: no debe ser uno de los hábitos a seguir, porque nuestra piel necesita de la limpieza máxima para que pueda respirar de manera correcta. Pero también entendemos que hay días para todo.

Uno de esos días, es cuando llegamos muy tarde a casa o muy cansadas y no nos dan ganas de desmaquillarnos: nos acostamos tal cual y claro… por la mañana llega la sorpresa: las sábanas o las almohadas, se convierten en todo un cuadro vanguardista y ¡qué decir de nuestro rostro!

Ahí es cuando nos damos cuenta de que es muy importante “sacrificar” unos minutos antes de acostarnos… nuestro rostro y ropa de cama, lo agradecerán. 

Cuando llegan los días de buen tiempo, aprovechamos para lucir nuestros lentes de sol. Como bien sabemos, es uno de los complementos más usados. Tanto la moda como la salud ocular, son dos factores perfectos para decidirnos por ellas.

Pues bien, otra de las cosas que solo las mujeres entendemos, es que no necesitamos quitarlas o guardarlas cuando entramos en un interior. Lo mejor es colocarlas en la parte alta de la cabeza, ya que al salir, las tendremos siempre a mano.

Claro que eso es lo que pensamos, porque luego no todo es tan estupendo: las colocamos sin problema, pero al ir a usarlas de nuevo, ¿qué ocurre? Pues que se nos quedan enredadas en el cabello como quien no quiere la cosa y ya tendremos una nueva complicación. 

También la ropa interior la tenemos de lo más variada. Aún así, siempre nos dejamos llevar por esos modelos más sofisticados, que son perfectos para los momentos más sensuales. Durante el día, los sujetadores deportivos pueden ser la mejor de las soluciones.

Más que nada, porque los otros nos pueden dejar marcas, sobre todo en la parte de los tirantes. Aunque sean regulables, las marcas rojas en la piel están más que aseguradas. En ocasiones, hasta la parte del aro puede dañar esa zona, que es bastante sensible.

Así que vemos que una prenda que es básica, se puede convertir en casi una tortura. Claro que por otro lado, no podremos llevar muy flojos los tirantes, ya que se caen con el más mínimo movimiento. 

Todas tenemos claro que las mujeres no contamos entre nosotras con la misma constitución de cuerpo: es cierto que no siempre las tallas se ajustan a él, de la manera que deberían.

Tanto es así, que una talla te puede quedar bien en las caderas, pero floja en la cintura… ¿cuántas veces te ha pasado? Es algo que ocurre con frecuencia y que por mucho cinturón que te pongas, no lo podrás arreglar demasiado. 

El otro tema con ellos son las roturas, ya que con el uso, obviamente se terminan gastando. Un desgaste que va a terminar en rotura y que en ocasiones, es antes de lo que pudiéramos imaginar:  parece que cada vez se hacen los tejidos más finos.

¿A quién no le ocurrió que una vez que nos pintamos las uñas o nos hacemos diseños y todo va quedando perfecto, ocurre lo inesperado?  

Nos empieza a picar una parte del cuerpo (no podemos mover las manos y justo, parece que la espalda es la zona señalada), el teléfono no para de sonar, pasamos accidentalmente una mano sobre otra y terminamos estropeando todo nuestro trabajo. 

Si eres mujer, seguro que te has sentido bastante identificada con esta lista. Es por ello que son de esas cosas que solo las mujeres entendemos y además, compartimos.