Muchas veces asumimos que nuestro origen nos determina como personas, como individuos.
Yo creo que no es así, nuestro origen sienta las bases de nuestro recorrido, mostrándonos muchas veces lo que no queremos ser.
Desde el comienzo de nuestra búsqueda de una identidad que nos defina indagamos en nuestro origen intentando encontrar una respuesta, una pista que logre definirnos, pero debemos entender, ese es nuestro punto de partida, y de ninguna manera debemos creer que será lo que nos defina.
Mi origen me enseñó y me enseña a entenderme, a saber el por qué de mis reacciones, a darme quizás una explicación lógica del por qué de la manera en la que resuelvo las situaciones que se me presentan, pero no me define, no determina quién soy.
A la que realmente soy la determino yo, asumiendo la responsabilidad de modificar todo lo que no me agrade en mí, que no es mío, que viene como adherido a mí.
Cuando comienzo a dejar ir, a soltar cual un árbol en otoño suelta a las hojas que deben morir, es cuando mi ser comienza a verse tal cual es, es cuando comienzo a realmente ser.
- Marisan -