Ahora, si hablamos de tratamientos caseros como los que usaban nuestras abuelas, les recomiendo algunas mascarillas sencillas, pero muy ricas en nutrientes y propiedades regenerantes. Estas mascarillas pueden parecer mínimas y ligeras, pero son altamente eficientes. Son activadoras de la circulación y estimulantes celulares; por lo que los resultados, son realmente asombrosos.
La “receta” más simple y más antigua de mi “botica de la abuela”, es la mezcla de clara de huevo batida a punto merengue con pulpa de pepino molido, mezclado hasta obtener una pasta cremosa. Debe aplicarse por quince minutos en la zona a tratar y luego, retirar con agua tibia, sellando finalmente con un enjuague de agua fría.
Esta mascarilla es despigmentante, descongestiva y tonificante, por lo que nos sirve, para aclarar el tono más oscuro de la zona de los parpados inferiores (ojeras); además de darnos tersura y vitalidad en la zona de las odiadas “patitas de gallo”.
Otra mascarilla increíble y sencilla, es la de dos polvos; mascarilla que se realiza mezclando en partes iguales, harina de arroz y harina de soya o soja. Se humedece con agua de manantial o de rosas, hasta formar una pasta suave, que debe colocarse por veinte minutos sobre la zona a tratar. Es un gran alimento externo para nuestra piel, la estimula, la suaviza, la aclara y combate, como el mejor de los soldados, los signos de piel cansada y desvitalizada.
Para hacerla más rica aún, podemos mezclarla con miel, que tiene anti-radicales y es altamente regeneradora; por lo que aporta un plus magnífico a nuestra piel.
Tenemos la opción de utilizar también, mascarillas de melón o sandia maduros. Pueden utilizar la pulpa molida sola o mezclarla con yogurt natural. Estas pulpas son de gran aporte a nuestra piel, ya que tienen propiedades descongestivas, aclarantes, reafirmantes y la mejor propiedad de todas: reanima y desestresa la piel.
El agregado de yogurt, le aporta acido láctico (muy utilizado para desmanchar y despigmentar zonas hiperpigmentadas). Además, contiene un gran nutriente como lo es la urea y el lactato, que ayudan a que las arruguillas de la zona palpebral, disminuyan. Debe dejarse aplicada por treinta minutos y ser retirada con agua tibia. Luego, sellarla con un toque de agua fría.
Otra receta simple y magnifica, es la mascarilla de polvo de semillas de rosas o azuki, que debe mezclarse en partes iguales con miel, hasta formar una pasta cremosa y suave. Nutre, limpia, descongestiona, suaviza y aclara la piel. Le otorga la tersura, que solo puede dar una rosa. Debe colocarse por veinte minutos y retirar con abundante agua.
Bueno amigas, espero que les sirva y lo pongan en práctica.
Sandra Mazzeo J. - Dermatocosmiatra
Santiago de Chile