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Isabel la Católica

Isabel la Católica

Su llegada al trono

Nació en Madrigal de las Altas Torres, Toledo, España, el 15 de diciembre de 1451; murió el 26 de noviembre de 1504.  Isabel fue hija de Juan II de Castilla y de su segunda esposa, Isabel de Portugal.

Pasa sus primeros años en Arévalo, pero al mostrar su madre síntomas de locura, la trasladan a la corte de Segovia. Al morir su padre, el trono de Castilla es heredado a su hermanastro y luego a su hermano. Al morir finalmente éste, las Cortes proclaman a Isabel como la legítima reina de Castilla, con la condición de que Enrique IV, su hermanastro, sea el que apruebe su matrimonio en un futuro.

Ante esta situación Isabel no tenía mucha elección pues en esa época los matrimonios eran concertados sin la anuencia de la novia.

Carácter fuerte y cálculo en su personalidad

Su carácter fuerte y su cálculo político la llevan a negociar el enlace matrimonial con Fernando de Aragón; la boda se realiza el 19 de octubre de 1469, cuando Isabel tenía 18 años. El título de Reyes Católicos se los dio el Papa Alejandro VI en 1496.

Debido a este matrimonio se suscita una guerra, pues Enrique IV no estaba de acuerdo con esta unión y apoya a las Cortes de Portugal. En 1476 nace su primer hijo, el príncipe Juan. Isabel se dedica a partir de entonces a consolidar el territorio y la unidad de los reinos de Castilla y Aragón; entran en guerra con Granada durante diez años y tiene durante este periodo a sus demás hijos: Isabel, Juana, María y Catalina.

En 1478 el Papa Sixto IV permite que entre nuevamente la Santa Inquisición a España -lo cual había pedido Isabel, pues la unión que pretendía dentro de sus territorios tenía que ser apoyada por la unión religiosa. Gracias a la Inquisición, Isabel decreta expulsar a los judíos del reino en 1492.

El viaje y las dificultades posteriores

En 1492 los reyes apoyan al navegante Cristóbal Colón, quien les había pedido ayuda para buscar una nueva ruta hacia Las Indias, cosa que a Isabel le interesaba mucho, pues con esto se aseguraba el comercio con Oriente. Isabel fue la que más ayudó a Colón, sin saber ninguno de los dos que su empresa los llevaría a un nuevo mundo y que pasarían a la historia por este hecho, más que por ningún otro de sus vidas. La romántica idea de que la reina Isabel vendió sus joyas para ayudar a Colón no es cierta; pero sí es real que si no hubiera sido por ella, Colón no hubiera tenido el apoyo económico, pues Fernando se oponía al viaje.

Los últimos años de Isabel fueron muy duros; vio morir a varios de sus hijos y con ellos sus esperanzas de consolidar las alianzas con otros países europeos. Su única "carta" era su hija Juana, quien ya empezaba a mostrar signos de la locura que la acompañaría el resto de su vida. Todo esto deterioró la salud de la reina. Muere a los 53 años, dejando claro en su testamento que si su hija Juana mostraba incapacidad para gobernar, su esposo Fernando tomaría también la regencia de Castilla.

Comentarios (2)

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Comuna Mujer 17-03-2011

Desde Comuna Mujer queremos permitir la expresión de todas las opiniones siempre y cuando se hagan con respeto y sin ofensas. Sin ánimo de generar polémica hemos considerado que la opinión de Charna, si bien disiente con lo publicado, cumple con los requisitos de publicación.

Charna 26-02-2011

No veo nada de notable en una mujer que legó a la historia la tristísima Inquisición.
Si se lee su vida, se observa una mujer obsesionada con el poder y controladora. El daño que causó, lo debe haber pagado por una vida personal llena de miserias.

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