Si bien la comunicación en general es un tema que a algunas parejas les cuesta mucho, cuando se llega al terreno de la sexualidad, parece que los escollos se multiplicaran. Incluso hay casos de buena comunicación en otras áreas y sin embargo, en la sexualidad es imposible hacerlo.
He tenido pacientes de muchos años de casados, que me dicen que pueden hablar de cualquier tema con su pareja, menos de eso. Pueden discutir desde qué van a comer, dónde irán de vacaciones, la educación de sus hijos, como gastarán el dinero y demás, pero no de sexo... eso es algo que no se habla.
Cuando pregunto el porqué, en general son ideas que se fueron formando desde el inicio de la relación, donde les daba vergüenza, no estaba bien hablarlo o no había apertura en esos temas. Y después, ya se acostumbraron a que sea así y no se animaron más.
Uno o ambos miembros de la pareja, traen educaciones represivas o muy tradicionales respecto al sexo o también, creencias religiosas que pueden influir en la comunicación o sexualidad en general. Aún hoy escucho mujeres que me dicen que fueron educadas de forma tal que si se expresaban sexualmente con sus maridos, eran consideradas más o menos como promiscuas.
Cuando falla la comunicación sexual, es muy difícil que se dé un ajuste “natural” en el tema, ya que además de cada persona ser diferente, le agregamos la diferencia en la sexualidad hombre-mujer.
En general las personas que traen estos problemas, tampoco se conocen bien a sí mismas, porque no han tenido oportunidad de experimentar su sexualidad más allá de lo establecido como norma con esa pareja.
El planteo que traen, es que no tienen deseo sexual... que cumplen por obligación, que no disfrutan. Cuando surge la pregunta de si le comunican a su pareja lo que le gusta, es cuando aparece la falta absoluta de comunicación en estos temas.
Si bien no podemos decir que la falta de deseo siempre se deba a estos factores, sin duda es uno de los más frecuentes y llamativos. Enseguida aparecen las diferencias en cómo viven la sexualidad, el hombre y la mujer: desde la forma en que somos educados (en general, el hombre pro sexo y la mujer, lo contrario) hasta los prejuicios que aún hoy existen hacia la mujer, cuando se anima a manifestarse alguna vez en esta área.
Pero si no se rompe con estos prejuicios en el ámbito de la pareja, difícilmente se pueda logra un buen ajuste sexual: el hombre va a tender a ser rápido una vez que está excitado, va a querer dirigirse “corriendo” al acto sexual por el camino más corto y si la mujer no le comunica lo que le gusta y necesita, se va a sentir muy frustrada en la relación... y así, menos deseo tendrá la siguiente vez.
En terapia del comportamiento, decimos que la conducta no fue “reforzada”, por tanto no hay ganas de que se vuelva a repetir.
Muchas parejas en la etapa de novios, pudieron llegar a disfrutar de la sexualidad, pero cuando se casaron empezaron a hacer estragos la rutina, las responsabilidades, los problemas, etc. y se fue minando la vida sexual. El sexo pasó a ser como el diario de la mañana: está ahí al alcance de la mano, cuando quieran. Entonces pierde su encanto, si no hay algún tipo de variación o innovación. Si a esto le sumamos que no podemos hablar sobre ello, entonces es difícil encontrar el antídoto anti aburrimiento.
A veces me dicen que es imposible nombrar partes del cuerpo o decirles lo que les gusta o creen que podría gustarles: como si las palabras estuvieran cargadas de culpa o vergüenza y no pudieran hablar.
No necesariamente tenemos que sentar a la pareja a los pies de la cama y darle un recetario en forma fría, acerca de lo que queremos o nos gusta... siempre hay formas de comunicarlo, sin necesidad de romper el encanto del momento.
Por ejemplo, está el lenguaje no verbal, que también expresa mucho. Si la persona no se anima a manifestarle a su pareja con palabras determinado deseo, puede hacerlo llevándole la mano o guiándolo a lo que le gusta, sin tener que emitir palabra.
Es otra alternativa muy válida también. La expresión de la cara, muestra agrado o desagrado frente a lo que a uno le gusta o no. El movimiento del cuerpo habla también y mucho: si algo le está gustando, se va a mover de una determinada forma... lo mismo ocurre con los sonidos.
Experimentar cosas nuevas, es otro problema en las parejas sin comunicación en esta área. No se animan a plantearlo, están muy preocupadas por lo que va a pensar la pareja... no quieren herir sus sentimientos si lo plantean, porque capaz el otro piensa (o se da cuenta) que no se siente contenta con lo que están haciendo hasta ahora. O también, cree que se siente insatisfecha o cualquier otro tipo de idea negativa al respecto.
Claramente, estamos hablando que las cosas se tienen que plantear desde una perspectiva positiva. El hecho de innovar, no significa siempre sinónimo de insatisfacción, aunque a veces lo sea. Se trata también de creatividad, motivación, experimentación, como en cualquier otra área. Es la persona, cuando se expresa, que trasmite la idea de que algo puede ser positivo o no.
Hay que perder el miedo a lo nuevo, y pensar que es un área que se enriquece con el conocimiento y la innovación. No tienen que ser cambios radicales: simplemente ir de a poco cambiando ciertas rutinas, formas de hacer el amor, lugares, ropa, fantasías... de un cambio a la vez.
Seguramente si a ambos les gusta y disfrutan, la siguiente vez estarán más abiertos a otras cosas. Y también, la otra persona puede animarse a innovar, ya que la conducta es interdependiente y el cambio en un miembro de la pareja, hace que influya en la conducta del otro.
También en la sexualidad, influye mucho cómo se siente la persona en el resto de su vida... su autoestima. A veces en otras áreas se siente frustrada y lo traslada a la sexualidad también... y no debería ser así.
Otro factor que influye mucho, es cuando hay conflictos u hostilidad con la pareja: esto afecta el deseo... sobre todo, en la mujer. Si no están bien en el resto de la convivencia, no sienten deseo. Es incompatible el enojo con la excitación, por ejemplo. Si la persona está molesta porque su pareja hizo algo que le desagradó mucho, difícilmente pueda surgir el deseo sexual que luego le lleve a la excitación.
Hay que tratar de resolver esto primero, hablándolo, trasmitiendo la molestia y buscando soluciones a ella. Por eso, la comunicación general influye también en la sexualidad: si las parejas no tienen capacidad verbal para resolver sus conflictos cotidianos, tampoco van a tener una buena sexualidad.
Para lograr una buena comunicación, se debe ser claro en la conducta que se está señalando: no sacar largas listas de reclamo, porque así no se puede llegar a acuerdos ni soluciones en ninguna... se habla un tema por vez. Se tratan de buscar soluciones y no culpables, se refieren a la otra persona en términos de conducta y no se hacen juicios generales.
No es lo mismo decir: “me gustaría que me ayudes con el orden de la casa”, a decir: “eres un desordenado, nunca ayudas en nada”. Esto último es un reclamo que no lleva a nada constructivo, ya que es un rezongo pero no expresa ningún pedido y al ser en tono agresivo, la otra persona va a tender a defenderse, en vez de querer subsanar el error.
Lo mismo trasladado al área sexual: si en vez de decirle a la pareja: “me gusta cuando me acaricias de tal forma o en tal lugar”, le dice cosas tales como: "solo piensas en ti", "así no me gusta", "eres un apurado", etc., no le están dando pautas para manejarse en ese terreno, en forma adecuada.
Hay que tratar de trasmitir siempre las cosas en forma positiva y reforzar la conducta del otro, cuando lo hace bien. ¿Qué quiere decir esto? Cuando se acerca a la conducta que deseamos, hacérselo notar, ya sea con un gesto, con una palabra, una demostración de aprobación.
Otro elemento importante, es no mentir. Si fingimos algo que no nos gusta para salir del paso, nunca nos va a gustar realmente porque no estamos dando la chance de corregirlo. Tal vez no nos gusta una caricia, o una posición para hacer el amor o no llegamos al orgasmo y lo fingimos para dejar contento al otro. En todos estos casos, estamos trasmitiendo señales equivocadas que desvían cada vez más a nuestra pareja, de poder acercarse a nuestro deseo.
Por eso, es fundamental dejar esos malos hábitos que no nos ayudan en lo más mínimo, a mejorar la comunicación sexual. Hay que de a poco empezar a corregirlos y animarse a trasmitir lo que nos gusta y deseamos: es la única forma de lograr una buena comunicación y una vida sexual más placentera para ambos.
Ps. Silvia Cardozo
Terapia Cognitivo Conductual
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